Es el caso de la biomasa y la obtención que están haciendo algunas organizaciones como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Pero, ¿sabes exáctamente qué es la biomasa y los tipos de categorías de recursos energéticos en los que se engloba?
Qué es la biomasa
La biomasa, para los que todavía no tienen claro el significado de este concepto, es un tipo de energía renovable que se genera a partir de la combustión de materia orgánica, es decir, con la obtención de los diferentes procesos que suceden en el día a día.
Estos pueden ser los residuos de las podas de los árboles (llamados “procesos espontáneos”, los excrementos de animales en las ganaderías (conocidos como “procesos provocados” o incluso, de la obtención del resto de plantas (llamado “proceso biológico”).
Tipos de biomasa.
Por ello, la biomasa se puede englobar dentro de las distintas categorías que existen en base a los recursos energéticos:
Biomasa natural: aquella que ha sido generada de forma totalmente espontánea en la naturaleza sin intervención humana, o residuos que se han creado a partir de la poda de un bosque. Para poder optar a este tipo de recurso energético es necesario un nivel de gestión alto y un medio de transporte que sea capaz de llevarlos al punto de control donde se vayan a utilizar. Lo malo de esta categoría es que no son exactamente económicos.
Biomasa residual seca: se obtiene a través del resultado de algunas actividades humanas, dividida a su vez en dos subgrupos de categorías:
Biomasa residual seca: originada en los restos de podas de frutales, el serrín, las cáscaras de frutos secos o la paja. También se origina en las actividades agrícolas y forestales.
Biomasa residual húmeda: es aquella originada a partir de vertidos biodegradables, entre ellos, aguas residuales urbanas e industriales o residuos ganaderos, como por ejemplo la basura orgánica que se genera en las viviendas o los excrementos de animales en las grandes ganaderías.
Biomasa producida: este recurso energético se origina a partir de cultivos donde existe una producción a gran escala de materia biodegradable, donde se obtiene lo máximo posible en cuestión de energía. Para conseguir esto, algunas especies vegetales se transforman química y biológicamente convirtiéndose de esta forma en combustibles, como por ejemplo lo que conocemos como metanol o etanol.
Métodos para extraer energía a partir de la biomasa.
Lo interesante de la biomasa es que puede obtenerse un gran recurso energético tanto de forma doméstica (como con una caldera) como a gran escala (gracias a naves industriales). Para ello, existen dos métodos que transforman la biomasa en energía para su utilización:
Métodos termoquímicos. Los cuales consisten en transformar la biomasa a través del calor. Los materiales que mejor funcionan son los menos húmedos: paja, madera, cáscaras de frutos secos, etc.
Estos pueden ser sustraídos mediante diferentes técnicas que extraen la biomasa:
Por combustión: en esta técnica la biomasa se quema a una temperatura entre 600 y 1.300ºC con una cantidad elevada de aire desde el que salen gases calientes para producir electricidad y calor.
Por gasificación: en donde se produce una combustión entre 700 y 1.500ºC con aire (gasógeno) u oxígeno (gas de síntesis) dando lugar a diferentes elementos químicos en cantidades diferentes y transformándose en combustibles químicos, como por ejemplo el metanol o la gasolina, entre otros.
Métodos bioquímicos. Este es uno de los métodos para transformar la biomasa en energía más utilizada. Se basa en diferentes microorganismos que se encargan de realizar la degradación de las moléculas.
¿Qué ventajas e inconvenientes tiene la biomasa?
Por supuesto, como hemos podido ver, la energía producida por la biomasa tiene numerosas ventajas para el medio ambiente, ya que supone una fuente de energía renovable y abundante, poco contaminante, ayudando a reducir los efectos del cambio climático y mejorando la calidad del aire del planeta.
Si bien presenta muchas ventajas y beneficios, por otro lado también tiene algunos inconvenientes, como por ejemplo la quema de residuos, ya que genera cenizas, incrementando los costes operacionales. Aunque en sí, el principal inconveniente de esta fuente de energía es el hecho de que tiene un volumen limitado.
No obstante, a excepción de estos inconvenientes o desventajas, la biomasa contribuye a la necesaria e importante transición verde que el planeta necesita.
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