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jueves, 22 de junio de 2023

La variante nacionalista del populismo como patología social, por @fjcontre35


Francisco J Contreras M 21 de junio de 2023

@fjcontre35

Desde los tiempos de Condorcet y de Tocqueville, la institución invisible más importante del sostenimiento de la democracia es la confianza.

La fragilidad política de los factores democráticos

Hoy en día, las demandas sociales insatisfechas, en ausencia de una profundización de la democracia, han dado lugar al resentimiento y a la confusión ideológica que preceden al autoritarismo. Son acontecimientos con un poderoso efecto en la cultura de masas que promueven una gobernabilidad populista con rasgos nacionalistas. Esto permite el ascenso al poder de personas que luego desean permanecer en sus funciones, debilitando las instituciones democráticas de sus países.

Es una patología que ha estado presente en su forma más leve en los movimientos de liberación de los imperios pasados, en los regímenes fascistas, nazis y estalinistas, y que ahora, como variante de la aspiración identitaria, se extiende por todo el mundo, acumulando los males del pasado y del presente.

Es el caso de muchos países latinoamericanos, de Turquía (Erdoğan), de Hungría (Orbán), de Rusia (Putin). Propuesta del cual han escapado hasta ahora Francia (La Pen) y EE. UU. (Trump). Esa amenaza se ha fortalecido por doquier de tal manera que hasta los propios estados, donde prevalece el liberalismo, han copiado prácticas populistas e iliberales.

Desde los tiempos de Condorcet y de Tocqueville, la institución invisible más importante del sostenimiento de la democracia es la confianza. A comienzos de este siglo, su erosión ha sido la fuerza sobre la cual se sustenta la dominación de las “pulsiones” que se ejerce de tal manera que resulta casi imposible el ejercicio reflexivo, la tolerancia y el pensamiento libre.

El contexto geopolítico imperante amplifica esa crisis interior en cada país que deja en el abandono a las mayorías sufridas del mundo. La invasión rusa de Ucrania marca una ruptura. Es la intensa disputa geopolítica entre potencias que defienden su modelo y su área de influencia, con creciente nivel de conflictividad, de relaciones de fuerzas desinhibidas y de aumento generalizado del gasto en armas. El 24 de febrero de 2022, Rusia dio un nuevo paso al decidir someter por la fuerza a un estado que considera ilegítimo y amenazante. El evento tiene una importancia histórica con gran impacto sobre la seguridad en el mundo. La tensión se suma a las ya existentes en América Latina, Asia, África y Oriente Medio.

Al comparar las democracias de principios del siglo XX con lo que se convirtieron después, validamos el indiscutible progreso, en términos de derecho al sufragio, la educación de los ciudadanos y la capacidad de información. Siempre en debate, la democracia es un proceso con dificultad para lograr ser un valor de exportación. Después de la caída del Muro de Berlín y la URSS, se habló del triunfo universal de la democracia política y de la economía de mercado. Tres décadas después, estamos en presencia del retorno de los regímenes autoritarios. El panorama del progreso de la democracia se encuentra matizado por fracasos y retrocesos más allá de occidente, lo que representa la mayor parte de la humanidad. La esperanza de una fuerza política en el mundo que apoye el progreso democrático ha disminuido, sobre todo en países con graves deficiencias institucionales.

Venezuela no está exenta de su actual crisis de gobernabilidad; por ejemplo, aparte de muy pocas opiniones, parece que la necesaria discusión sobre el futuro se ha convertido en una competición de insultos e improperios. En los diversos foros en las redes del país existe el deseo de una conducción política a través de un liderazgo virtuoso, algo parecido a Volodímir Oleksándrovich Zelenski quien decidió por su país desde dentro y no como le sugirieron la Comunidad Europea y EE. UU. En nuestra nación perdimos una buena oportunidad de mostrar, con el ejemplo, lo que es una propuesta de democracia en acción con contra balances de poder autónomos, transparencia, tolerancia, participación política variada y rendición de cuentas.

Durante los últimos 23 años, la economía venezolana ha sido devastada, y el Socialismo del Siglo XXI se percibe como una estafa política. Sin embargo, sus promotores tienen un plan con sentido, aunque su gobierno se considere autoritario y perverso. Por el lado de los factores democráticos, se observa una “canibalización” fundada en insultos e invectivas, sin una narrativa con sentido de propósito acompañada de una amplia base de apoyo social. En las zonas populares urbanas o rurales, la gente se encuentra tan defraudada del gobierno como de la oposición.

Uno de los fundamentos de ejercicio del poder en democracia, es su transitoriedad, con periodicidad finita o si lo permite la norma sujeta a revocación.

Francisco J Contreras M

@fjcontre35

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