por Paula Hernández
El precio de la luz subirá en toda Europa este próximo invierno. Los países más afectados serán Alemania, Reino Unido y sobre todo Francia. España, en cambio, mantendrá una subida más leve gracias al dispositivo implementado en el mercado ibérico para limitar el precio del gas.
La AIE pronostica un invierno duro para Europa
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicó el pasado mes de julio un informe sobre el mercado de la electricidad, donde analiza por primera vez las consecuencias de la guerra de Ucrania para Europa. En él también pronostica la situación de los estados miembro para el próximo 2023. El informe cuantifica la subida del precio de la luz cogiendo como referencia los precios del año 2016, mostrando como en Francia y Alemania los precios actualmente son 10 veces superiores.
En España la previsión es más esperanzadora: destacan un leve descenso de los precios desde los inicios de este 2022. Esto se debe a la reciente puesta en marcha del tope al precio del gas para el mercado ibérico de este pasado mes de junio. Aún así, el informe pronostica que los precios subirán durante el 2023, siguiendo la tendencia negativa del resto de Europa. En el Reino Unido también sufrirán las mismas consecuencias de la guerra que en el resto de Europa. El informe prevé que para el próximo invierno el precio de la luz se duplicará en el país anglosajón.
El estudio muestra una tendencia al alza de los precios en toda Europa a causa de su gran dependencia de Rusia. Para contextualizar la situación, en 2020 las exportaciones rusas de gas, petróleo y carbón hacia Europa eran del 30%, 20% y 12% respectivamente.
Gran culpable de la subida del precio de la luz: el gas natural
Debido al sistema marginalista de fijación de precios, el gas natural provoca una notable subida del precio final debido a su alto coste. Por esta razón, muchos países buscan alternativas para cubrir la demanda diaria de energía y dejar de depender de este combustible fósil.
¿Qué alternativas viables existen al gas natural?
Este invierno, Europa necesitará cubrir la demanda energética de todos los estados miembros con poca o ninguna ayuda por parte de Rusia. Por esa razón, se está centrando en potenciar dos principales fuentes de energía para sustituir al gas natural:
- Energías renovables
- Carbón
La previsión para este año 2022 es que las energías renovables vuelvan a ser la fuente de energía con mayor crecimiento a nivel mundial. Esto se debe principalmente a la rápida construcción de nuevas instalaciones por parte de estados europeos para combatir la crisis energética. Nuevas infraestructuras para potenciar la energía solar y eólica están emergiendo, aunque aún existen dudas sobre su almacenamiento y su intermitencia. Por esa razón el hidrógeno se está convirtiendo en la fuente de energía más prometedora para sustituir al gas natural a largo plazo.
El hidrógeno puede almacenarse bajo tierra, y eso ofrece una solución a la estacionalidad de las energías renovables tradicionales. Esto se debe a que los excesos de energía solar y eólica podrían transformarse en hidrógeno y almacenarse para los meses de mayor consumo.
¿Es el carbón solo una alternativa a corto plazo?
El pasado año 2021 fue la fuente de energía con mayor crecimiento a nivel mundial. Y después del conflicto ucraniano, el carbón parece una alternativa más que viable al gas natural en Europa. Los gobiernos están retrasando los retiros y extendiendo las horas operativas de las centrales de carbón. Así su producción energética puede cubrir la demanda energética europea. El principal problema de esta solución son sus precios: se han multiplicado por 4 en los últimos años y en 2022 está previsto que aumenten un 20%. Estos últimos datos demuestran la intención de utilizar el carbón hasta que las energías renovables puedan demostrar ser una alternativa fiable.
¿Qué medidas están adoptando los gobiernos para controlar el precio de la luz?
Para mitigar el precio de la luz final que llega a los consumidores, se han aplicado medidas centradas en reducir impuestos, regular los precios y proporcionar ayudas directas a las empresas. Países como Grecia e Italia han implementado impuestos en los beneficios extraordinarios (“windfall profits”), mientras que en España y Reino Unido las industrias siderúrgicas y químicas han decidido parar su producción o cambiar sus patrones de producción diaria.
Estas medidas han tenido un impacto inmediato: los datos muestran que las intervenciones previnieron un 20% en la subida del precio de la luz en las capitales europeas en el mes de mayo. Eso significa que una buena política de ahorro puede evitar una situación desesperante este invierno en Europa.
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