En su premiado documental “Una verdad no convencional” que impactó al mundo, Al Gore advertía sobre los graves peligros ecológicos y los voraces intereses económicos que paralizaban la acción. Una exitosa película reciente “No mires para arriba”, con Meryl Streep y Leonardo DiCaprio, mostró que estamos en una situación límite. Es una metáfora. Un asteroide se acerca al planeta. Lo destruirá, si no se lo enfrenta. Grandes intereses económicos buscan ocultar el problema para seguir ganando. Obstruyen las soluciones. Hacen desinformación masiva, para que la gente “no mire para arriba”. La colisión se produce y el planeta explota. Los poderosos se construyen previamente una nave espacial para huir. No los ayuda. También perecen.
Se está desarrollando la COP 27, la mayor Asamblea Mundial sobre el clima en un ambiente escéptico por los pocos resultados de las previas, y se llega a ella con muchas luces rojas encendidas. Entre ellas:
- El dióxido de carbono que envenena la atmósfera sigue subiendo. Pasó de 300 partes por millón en 1960, a 360 en el 2000, y a 430 en el 2020. El más alto de la historia.
- Lo causan los millones de toneladas de emisiones sucias que arrojan anualmente las grandes multinacionales productoras de combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas. Eran en 1950, 10 billones; en 2000, 35, en el 2020, 40.
- Hay una gigantesca destrucción de bosques que son esenciales para la absorción del CO2 para maximizar ganancias, dedicando esa tierra a ganado, soya, y aceite de oliva. En el 2010 fueron 3.8 millones de hectáreas, en el 2015, 3.9; en el 2018, 6. Contribuyó la deforestación del Amazonas, la mayor selva tropical de la tierra, impulsada según las denuncias de la ONU por el hoy derrotado Presidente del Brasil.
- Las emisiones de metano, un gas ultracontaminante, han aumentado aceleradamente en los últimos 40 años. Se desprende de los combustibles fósiles y el ganado. Medido en gigantones fueron: 1990, 6.5; 2000, 6.8; 2010, 7.5; y 2019, 8.3.
- Los aumentos de temperatura han hecho cada vez más frecuentes e intensas las olas de calor extremo.
- Los mares se elevan bajo el impacto de los deshielos y las altas temperaturas. Tomando como referencia 0 el año 1993, en el 2000 habían crecido 25 mm, en el 2010, 50 mm, y en el 2020, 100 mm. Si la temperatura llegara 2°C sobre la prerrevolución industrial, 1 de cada 5 personas se hallaría en una ciudad sumergida.
- El derretimiento de los glaciares del ártico avanza. Medidos en SQKM se habían achicado a: 2000, 6 millones; 2010, 5; 2020, 4.
Desarrollos estimulantes
Se impone pasar de las energías sucias a las renovables. Hay un largo camino, pero hay datos esperanzadores. Entre ellos:
- Los costos de las renovables, como la solar y la eólica vienen bajando rápida y sustancialmente y crece la capacidad instalada en Terawatts. Son cada vez más baratos que los del carbón.
- Los carros eléctricos son los preferidos. Pasaron de 2 millones en el 2016, a 4 en el 2018, y 6 en el 2020.
- Los costos de las baterías de litio necesarias se redujeron en dólares por kilowatt hora: 2000, 1200; 2018, 190; 2020, 140.
Es factible todavía evitar que la destrucción ambiental se convierta en irreversible. Ya está afectando duramente la vida y la supervivencia de los más vulnerables. Se necesita que como lo exigen los jóvenes las sociedades se movilicen para defender la tierra. Así lo piden entre otros, el Papa Francisco y el Secretario General de la ONU Guterres.
(*) Se puede hallar en Amazon la nueva obra del autor “Retos éticos de la postpandemia” (2022).
kliksberg@aol.com
https://www.eluniversal.com/el-universal/142411/7-razones-para-temerle-a-la-crisis-climatica
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