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martes, 29 de noviembre de 2022

Para que las mujeres vivan en paz / Luisa Pernalete @luisaconpaz

 



¿Cuántas mujeres son víctimas de diferentes tipos de violencia en nuestra sociedad? Desde la desigualdad en el reparto de tareas en el hogar -las niñas suelen tener más obligaciones que los niños- pasando por discriminación, acoso, abuso sexual, malos tratos -la mayoría de las veces por parte de gente cercana, incluso familiares, pareja- hasta llegar el extremo de los femicidios. Sin olvidar la impunidad que suele reinar en los casos en los cuales las mujeres se atreven a denunciar, pues en Venezuela existe una ley -con un nombre larguísimo- contra toda la violencia hacia la mujer.

Seguro que usted conoce casos, desde los pequeños, hasta los extremos, con víctimas fatales.

Cada 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, desde el año 1981. Buena la oportunidad para mencionar elementos que pueden ayudar a la mujer a detener, enfrentar la violencia de la que es objeto. Recordando que el trato desigual hacia la mujer es histórico, baste con mencionar que a la mujer se suele decir que es del “sexo débil”, tal vez porque no usa la fuerza física para su trato cotidiano, pero sí la sufre.

Vamos a compartir primero lo que Magdimar León, psicóloga de Avesa, enumeró en una conferencia: la mujer necesita tener poder económico -para no depender de la pareja, lo cual incrementa su vulnerabilidad-, poder para tomar decisiones en la sociedad -ocupar cargos donde se toman decisiones en el país, cargos públicos-, y poder para decidir sobre su sexualidad y su cuerpo.

Nosotros vamos a añadir elementos que contribuyen a que la mujer pueda tener más poder sobre sí misma, y pueda enfrentar mejor los riesgos y los diversos tipos de violencia.

En nuestra experiencia formando madres y maestras, principalmente de sectores populares -aunque hay que decir que violencia contra la mujer existe en todos los estratos sociales- hemos trabajado elementos tales como: recuperar conscientemente elementos de su infancia y adolescencia que hayan generado heridas, y trabajar para curarlas; aprender a administrar emociones -de manera de no volcar sobre los hijos angustias, miedos, rabias, mal manejadas, convirtiéndolas en victimarias; reconocer sus fortalezas y potencialidad para aumentar su autoestima- esto ayuda muchísimo; conocer las leyes que le protegen y la ruta necesaria para utilizarlas; poder contar con un grupo de referencia que le sirva no sólo de apoyo para los asuntos cotidianos, sino también para casos de emergencia. Igualmente ayuda conocer organizaciones que se dedican al trabajo de la defensa de los derechos de las mujeres, tales como @RedNaranja, @_CEPAZ, @MujeresAliadas, @VocesVitales, por mencionar algunas, que contribuyen a que la mujer crezca como persona, conozca sus derechos y tenga herramientas para defenderlos.

A todo lo anterior quisiéramos añadir la necesidad de poder descubrir los grados de cultura machista que las mujeres a veces practican sin hacerlo consciente, transmitiendo a sus hijos, nietos, o alumnos -si son educadoras- que se reflejan en expresiones como “los niños no lloran”, por ejemplo.

Sin embargo, hay que subrayar, que defender a la mujer de todo tipo de violencia no puede ser un asunto sólo de las mujeres. Rechazar la violencia contra la mitad de la población, procurar el respeto mutuo, debe ser una tarea de toda la sociedad. El Estado tiene la obligación de proteger a la mujer, como último garante de los derechos de todos los ciudadanos y ciudadanas, y a toda la sociedad le conviene la convivencia pacífica, y la equidad de género. Vivir en paz es mejor que vivir entre violencia, pero para ello necesitamos voluntad -querer vivir en paz-, formación, herramientas y un plan. Hay que avanzar en las tres cosas.

https://correodelcaroni.com/opinion/hagamos-las-paces/para-que-las-mujeres-vivan-en-paz/

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