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miércoles, 2 de noviembre de 2022

«Curso acelerado de resolución de conflictos» y otras herramientas de la profesora Luisa Pernalete para los maestros venezolanos

 


Tejer el lazo afectivo con los alumnos, coherencia entre lo que se dice y lo que se hace y ofrecer educación emocional son algunas de las recomendaciones de la docente e investigadora, coordinadora de educación para la paz en Fe y Alegría y consejera del Centro Gandhi

Todo trabajo periodístico sobre educación en Venezuela debe tener la voz de la profesora Luisa Pernalete. Sus años de trabajo, sus reflexiones y sus vivencias en el salón -entre muchas cosas que ha hecho fue maestra de historia- son clave para analizar el hecho educativo en el país. Pernalete -que en las últimas dos semanas hizo el recorrido por tierra hasta el estado Mérida para acompañar a un grupo de docentes y se trasladó a Caracas también por tierra para diligencias similares al inicio del año escolar- piensa en los estudiantes, pero también, en los maestros y en lo mucho que pueden hacer.

Inventa estrategias. Se disfraza si es necesario. Elabora frases para defender el derecho de los maestros a un salario digno: «Salario decente para el docente» o «vienen los maestros rezando un rosario, pidiéndole a Dios que aumenten el salario».

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La «profe Luisa» tiene ejemplos para todo. Habla con mucho orgullo de una escuela de Fe y Alegría en el estado Nueva Esparta, la María Luisa Tubores, en la que la directora -Belkys Valencia- sabe de cada uno de sus estudiantes si se les han marchado los familiares en el éxodo nacional. «Ella sabe a qué niño se le ha ido la mamá, el papá o los dos. A esos niños los saluda especialmente, los abraza», explica Pernalete en conversación con contrapunto.com poco antes de tomar otro autobús -el pasado viernes 7 de octubre- para regresar a Barquisimeto.

Insiste en que a los niños hay que llamarlos por su nombre y no con sobrenombres. «No eres palo de escoba por ser flaquita», comenta. «Todos los nombres tienen un valor, no me tienen por qué llamar de otra manera». Refiere por qué se llama Luisa Cecilia, por ejemplo, y reitera: «Hay algún sentido en cada nombre».

Estas son 10 herramientas -de miles que puede sacar de la chistera- que la profesora Pernalete comparte con los maestros que sudan la gota gorda en las aulas venezolanas.

1)Perseverancia. Que, a pesar de todas las dificultades, el maestro acuda al colegio, mantenga el entusiasmo.

2)Tejer el lazo afectivo con los alumnos. «Lo primero que tienen que hacer ahorita, a principios de año, es preguntarle al muchacho si se fue algún familiar, si alguno se enfermó, si tienen trabajo», propone Pernalete. Que el estudiante se sienta querido y aceptado «reduce el abandono escolar, eso está comprobado». El maestro debe poder hacer «el acompañamiento psicoafectivo, también. Los lunes uno no puede llegar preguntando por la tabla de multiplicar; los lunes hay que preguntar cómo te fue el fin de semana, cuál es el chiste de la semana, cómo estuvieron en tu casa». Es «conocer el entorno del muchacho».

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3)Actualización constante. «La educación en el mundo ha cambiado, y estaba cambiando antes de la pandemia», reitera. «No puedes tener un currículo rígido. ‘¿Cómo es tu maestra?’, le pregunté a una niña. Y me dijo ‘es una dictadora: dicta, dicta, dicta’. Jajajajaja. No pueden ser maestros dictadores que dicen y dicten. Hay que partir de qué les interesa».

Los primeros días de clases «son buenos para conversar con los muchachos qué les gustaría aprender, cada uno en su nivel», y esto es muy importante «para que la educación tenga sentido». Hay muchachos que dejan el bachillerato porque se aburren, pero «si le ves sentido, haces un esfuerzo». Debe ser «una educación pertinente, que el maestro sea capaz de mantener la atención, pero también es partir de los intereses».

4)Trabajar por competencias y no por contenidos. «Antes se trabajaba por contenidos» y ahora «se trabaja por competencias, porque lo que importa es que el muchacho comprenda». Eso se puede hacer «con un cuento, con un chiste, con una receta de cocina». La pedagogía de la pregunta es fundamental, preguntar al estudiante qué le pareció, qué le gusta. «No más tareas hacen que el niño aprenda más; lo que interesa es que las tareas sean pertinentes, para reforzar lo que se trabajó o para generar curiosidad».

5) Ofrecer educación emocional. «Antes ni se hablaba. Solo las maestras intuitivas lo hacíamos. Pero hoy se sabe la importancia de la educación emocional, que no es reprimir tus emociones sino cómo administrarlas; que sepas expresar lo que sientes, las emociones básicas como tristeza, alegría, miedo y rabia», describe. Hace énfasis en la rabia y, como integrante del consejo del Centro Gandhi, cuenta lo que dijo Toushard Gandhi, bisnieto del líder indio: «La rabia es como la electricidad. Necesitas electricidad para cargar la computadora, para la nevera, pero si hay un cortocircuito la electricidad genera un incendio y te puede matar».

6)Ser coherentes. «Si no quieres que los niños sean gritones, no grites», ejemplifica. «Debe haber coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Como también lo decía Gandhi: ‘Mi vida es mi mensaje'». Para ser coherente hay que tener claridad sobre las metas de la educación, como la educación para la fraternidad.

7) Trabajar por la paz. Pernalete invita a los maestros a relajarse, a calmarse, a respirar profundo con sus estudiantes. «Las maestras que lo hacen dicen que los niños se calman. El primer día pensarán ‘a la maestra le falta un tornillo’, pero al tercer día son ellos los que preguntan si no se van a relajar hoy».

La profesora ideó «un curso acelerado de resolución de conflictos» que se basa en «las cinco C»: Cálmate, conversa, comprométete, confía y camina junto. «Primero te calmas y después hablas. Conversas sobre lo que pasó. ¿Qué vamos a hacer para que eso no vuelva a suceder? Voy a confiar. Y caminar juntos es hacer algo juntos, porque haciéndolo juntos bajan los niveles de violencia».

8)La familia protagonista. «La familia tiene que ser parte del proyecto educativo», confirma. «Tienen que aprender a prevenir la violencia escolar, aprender a prevenir y enfrentar el acoso escolar (violencia reiterada y callada)».

9)Hablar sobre los temas difíciles. «Hay que hablar. Por ejemplo, los acuerdos de convivencia (por salón), que deben ser abordados en los primeros días. Y los acuerdos, mientras más consensuados, mejor». Es definir qué se acepta como bueno, que se rechaza y qué sanciones se aplican si no se respetan los acuerdos, destaca.

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Los ejemplos pueden ser una buena forma de abordar temas como el acoso sexual, el ciberacoso y el acoso escolar «para que el muchacho opine» y posiblemente abrir las puertas para conversar. Un caso hipotético: «Lucía no quiere ir al colegio porque la llaman palo de escoba». Otro tema escabroso: el reclutamiento de niños y jóvenes por grupos armados.

10)Atención a señales de alarma. La ausencia reiterada, el no querer ir al colegio puede indicar «que algo está pasando». Puede suceder un día, pero si se repite «es que algo está pasando». Plantea que, si un estudiante falta varios días, el maestro se acerque a la casa para ver qué sucede. También, sembrar la idea de que quien busca ayuda no es cobarde sino «una persona inteligente» y con habilidades sociales.

La sociedad «tiene que ocuparse de la educación», resalta. Es decir, el Estado, los empresarios, las universidades. «El maestro tiene que hacer alianza con la comunidad. Escuela y familia están del mismo lado de la cancha; no son enemigos, tienen que ser aliados». Sugiere a los maestros «cambiar el dedo acusador por la mano tendida» para atender las dificultades. Y a las familias, agradecer lo que los maestros hacen con tanta convicción.

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https://contrapunto.com/especiales/entrevistas-ctp/curso-acelerado-de-resolucion-de-conflictos-y-otras-herramientas-de-la-profesora-luisa-pernalete-para-los-maestros-venezolanos/

http://aperturaven.blogspot.com/p/contactanos.html?m=1




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