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sábado, 12 de noviembre de 2022

Rafael Cadenas, testigo de la dignidad de Venezuela, gana el Premio Cervantes 2022, por LUIS ALEMANY


LUIS ALEMANY 10 de noviembre de 2022

El poeta, referente de la izquierda de su país, ha optado por un simbólico exilio interior desde el inicio del chavismo.

La precisión de la poesía, el pensamiento, el aforismo, la autobiografía, la política, la desnudez del estilo y la autodestrucción de una sociedad: con esas palabras se podría explica la obra de Rafael Cadenas (Barquisimeto, 1930) , el poeta venezonalo que ha sido elegido hoy Premio Cervantes, el más importante de las letras hispánicas. Cadenas es el quinto poeta seguido que entra en el palmarés del Cervantes después de las uruguayas Ida Vitale y Cristina Peri Rossi, y los españoles Joan Margarit y Francisco Brines.

"Su obra es una de las más importantes y demuestra el poder transformador de la palabra cuando la lengua es llevada hasta el límite de sus posibilidades creadoras", dice el fallo del Cervantes. Cadenas "hace destilar de las palabras su esencia deslumbrante, colocándolas en el territorio dual del sueño y la vigilia y haciendo que sus poemas sean una honda expresión de la existencia misma y del universo, poniéndolas también en una dimensión que es a la vez mística y terrenal".

Durante las últimas dos décadas, la figura de Cadenas ha tomado un peso moral casi heroico en su país. Como su antecesora y colega cubana Dulce María Loynaz, Cadenas decidió quedarse en Venezuela, eligió el exilio interior cuando el régimen bolivariano ya era obviamente hostil a los escritores como él. Cadenas, que había sido un disidente de izquierdas en la Venezuela de los años 50, se convirtió en el penúltimo testigo de la dignidad de la literatura venezolana. En 2014, el escritor salió de ese retiro legendario y dio un recital en Caracas para inaugurar una jornada, organizada en solidaridad con los presos políticos del Régimen de Nicolás Maduro y en homenaje a los venezolanos que habían muerto en los disturbios de ese año. Durante todo este tiempo, el nuevo Cervantes ha elegido referirse a Hugo Chávez primero y a Nicolás Maduro después como "este hombre", evitando citarlos por su nombre. En consideración, ni el Ministerio del Poder Popular para la Cultura venezolano ni su titular, Ernesto Villegas, han felicitado a Cadenas por su premio.

"Lo que queda aquí,/ rodeado por Colombia, Brasil y Guyana/ frente a ese hermoso e imponente mar Caribe./ Esto,/ este corral al norte de América del Sur./ Esta republiqueta de vivos, sicarios y malhechores./ Esto/ que ya no es un país sino una parodia de República Bananera./ Esto no es Venezuela./ Este pozo de plomo y sangre, este luto en gerundio, este llanto que no cesa, no es el país del que nos canta el 'Gloria al Bravo Pueblo'./ Esto, este solar de mansas colas de hambruna/ no es la tierra que parió a héroes independentistas./ Esto no es más que la republica bolivariana de Venezuela. Así con minúsculas . Disminuida y empobrecida,/ Ensombrecida, envilecida y triste", escribió entonces Cadenas, que dedicó aquel día de 2014 a recorrer la ciudad como una aparición, a leer poesía en las calles y en los bares, desafiando al miedo.

Para entender a Cadenas como poeta, los lectores españoles pueden tomar la referencia de su año de nacimiento: el venezolano es más o menos contemporáneo de los escritores de la Generación del Medio Siglo. Cadenas nació dos años más tarde que José Agustín Goytisolo y cuatro años después que el también Cervantes Caballero Bonald. Como el poeta jerezano, el hoy premiado se presentó ante el mundo como un escritor cultísimo casi de nacimiento, un joven familiarizado la literatura barroca en lengua española así como la poesía de las vanguardias... pero que optaba por algo nuevo, por una poesía sencilla en las formas y compleja en el pensamiento, lindante con la filosofía y el genero de aforismo. Y como el primer Goytisolo, Cadenas encontró un tema en la ciudad, en el desencanto y en la autobiografía anhelante.

Derrota, una composición de Cadenas de 1963 que se convirtió en una especie de emblema existencialista en América Latina, explica esa mezcla de paisajes urbanos, intimidad doliente y rebeldía irónica. "Yo que no he tenido nunca un oficio / que ante todo competidor me he sentido débil / que perdí los mejores títulos para la vida / que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución) / que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos / que me arrimo a las paredes para no caer del todo...".

El texto proseguía con esa fórmula rítmica hasta un desenlace conmovedor: "me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros y de mí hasta el día del juicio final".

El Cadenas que escribió esas líneas ya no era un poeta joven e inocente. En los años 40 se había acercado como estudiante a los textos marxistas; en los 50, el dictador Pérez Jiménez lo expulsó de su país por participar en una huelga de estudiantes. Cadenas se refugió en Trinidad, donde dio clases de español y donde permaneció hasta 1957. Entonces, el Gobierno decretó una amnistía que lo llevó de vuelta a Caracas. En los 60, tuvo dos crisis simultáneas y entrelazadas: una ruptura con una mujer y el descubrimiento de los crímenes de Stalin, que lo llevó a renunciar al comunismo. En esa clave se puede explicar Derrota. Lo que tiene de fatalidad y lo que tiene de rebeldía.

Cadenas se deslizó desde el Partido Comunista hacia el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido socialdemócrata de Venezuela en los años de la opulencia petrolera. El poeta tomó la dirección contraria de la sociedad: hizo cada vez más complejo y moral su pensamiento político y literario. "Sólo en un sitio puede ser derrotada una sociedad: en el pecho de cada hombre", dijo el poeta venezolano. "La democracia es una cuestión interior. Hay que ser demócrata en todo momento: en la calle, en el trabajo, en el hogar. De pronto en una casa de gente democrática lo que hay es autoritarismo".

Cadenas, ya nonagenario, emplea a menudo una cita de Antonio Machado para explicar su postura ante la vida: "Intenso vividor del presente". Cuenta también que los primeros libros de su obra, simbolizados por Cuadernos del destierro, son texto de ávido aprendizaje, mientras que la poesía de su edad adulta es un camino de desaprendizaje. Ese ha sido su viaje.

Tomado de: https://www.elmundo.es/cultura/literatura/2022/11/10/636d37a221efa07d418b4582.html?cid=BESOCYEM01&utm_source=twitter&utm_medium=social_besocy&utm_campaign=BESOCYEM01

  


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