TalCual 12 de noviembre de 2022
@DiarioTalCual
Los trámites de inmigración,
los permisos de trabajo y los servicios sociales suelen requerir pasaportes y
documentos nacionales de identidad. Con la Patrulla Fronteriza confiscando documentos
en masa en la frontera y los consulados de Venezuela en los Estados Unidos
cerrados desde 2019, es posible que los miles de migrantes pronto se encuentren
en la desesperada necesidad de conseguir documentos, pero sin forma de
obtenerlos. Esta investigación se publica en conjunto con Documented un
medio que investiga sobre inmigración y la vida de inmigrantes en el estado de
Nueva York
Para Darnell Gil el pasaporte no es su principal preocupación. «Estoy tratando de trabajar lo más posible para enviar dinero a mi esposo que está varado en Panamá, viviendo en las calles», dice entre lágrimas.
Gil,
de 33 años, llegó a Nueva York el 16 de septiembre en un autobús que venía de
Texas. Huyó de Venezuela debido a la crisis económica allí y la homofobia que
enfrentaba en la vida cotidiana. Le tomó más de un mes caminar por el Tapón del
Darién y varios países de Centroamérica y México, donde vio cadáveres y tuvo
que enfrentar el hambre durante días.
Muchos
otros venezolanos recién llegados se encuentran en una situación similar; viven
día a día más preocupados por dónde van a dormir y cómo van a comer que por su
estatus legal, explican migrantes y activistas. Pero pronto enfrentarán
desafíos importantes en la lucha por permanecer en los Estados Unidos.
Los trámites
de inmigración, los permisos de trabajo y los servicios sociales suelen
requerir pasaportes y documentos nacionales de identidad. Con la Patrulla
Fronteriza confiscando documentos en masa en la frontera y los consulados de
Venezuela en los Estados Unidos, cerrados desde 2019, es posible que los
miles de migrantes pronto se encuentren en la desesperada necesidad de
conseguir documentos, pero sin forma de obtenerlos.
«Para
la protección humanitaria de los solicitantes de asilo, dependes de tus credenciales
internacionales», dice Niurka Meléndez, fundadora de la organización Ayuda para Inmigrantes y Venezolanos
(Venezuelans and Immigrants Aid – VIA).
«Cuando
se dan cuenta de que necesitan documentos de identificación nos
preguntan: ¿Qué hago? Y luego nos quedamos en un
círculo vicioso porque no sabemos a dónde decirles que vayan. No hay adónde
ir».
En
mayo, los estados de Texas y Florida comenzaron a transportar inmigrantes en
buses a ciudades demócratas de todo el país. Más de 20.000 solicitantes de
asilo han sido procesados en el sistema de albergues de la ciudad de Nueva York en los últimos seis meses.
Para
los venezolanos que viven en Estados Unidos, el consulado es «un holograma»,
dice Meléndez. El edificio del consulado de Nueva York, ubicado en la calle 51 entre la Quinta y la Avenida
Madison, rodeado de tiendas de lujo y edificios de oficinas corporativas, «es
solo un espacio muerto». Ha estado cerrado desde enero de 2019.
Las
embajadas de Venezuela en Washington D.C. y todos los consulados en
Miami, Chicago, Houston y Nueva York están cerrados al público. Tampoco
funciona en Puerto Rico. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro,
cerró las embajadas en EEUU, luego de que el expresidente Donald Trump
reconociera el gobierno interino del líder opositor Juan Guaidó.
Desde
hace más de tres años, los venezolanos residentes en Estados Unidos, una
población de 545.234 personas según el censo de 2021, no cuentan con
representación consular, según explicó Documented en
una cobertura anterior. Cerca de 20.000 venezolanos viven en
Nueva York, según datos del censo, que no incluyen a los miles de venezolanos
que llegaron recientemente.
«Desde
2019 no hay consulados y no se ha resuelto nada», explica Guillermo Nivos,
abogado de inmigración venezolano en Nueva York. «Nos encontramos presos aquí
sin saber qué hacer».
Un
problema de futuro para los nuevos inmigrantes
Inmigrantes
y activistas indican que hay oficiales de Aduanas y Protección Fronteriza de
EEUU confiscando pasaportes y tarjetas de identificación nacional después de
que los solicitantes de asilo cruzan la frontera. Luego, muchos migrantes
luchan por recuperarlos y pasan años viviendo con miedo y ansiedad, sin tener
identificación.
Según
la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), estos
documentos de identificación «deben ser devueltos al detenido en el momento de
la liberación, remoción o repatriación o mantenerse en la propiedad personal de
los detenidos», explicó un portavoz a Documented. Sin embargo, en
la práctica, los migrantes dicen que a menudo nunca vuelven a ver sus
documentos.
Nivos
advirtió que «es un problema para que devuelvan el documento de identificación
luego de confiscarlo. Es una práctica que está siendo litigada por
organizaciones sin fines de lucro por considerarla inhumana».
Organizados
por su cuenta
Con un
Estado ausente, los venezolanos se organizan en redes sociales para compartir
información.
En
Nueva York, se necesita un pasaporte válido para solicitar un número ITIN para
pagar impuestos, una cuenta bancaria y muchos otros servicios vitales, explicó
Anthony Sosa, administrador de una cuenta de Instagram llamada Comunidad
Venezolana/Nueva York, con 19.000 seguidores. Es uno de varios neoyorquinos
venezolanos que organizan a la comunidad en las redes sociales para ayudar a
responder preguntas sobre la renovación de documentos en ausencia de un
consulado en funcionamiento.
Otra
página, llamada Pasaportes Venezolanos-Exterior, en Facebook tiene 47.000
miembros y fue creada con el propósito de orientar a cientos de venezolanos en
el exterior para el trámite o prórroga del pasaporte. En la página, muchas
personas comparten sus experiencias a través de publicaciones.
Los
consulados más cercanos están en Ottawa (Canadá) o Ciudad de México. Pero
esta opción solo es posible para personas que tengan otra ciudadanía además de
la venezolana.
«El
gobierno no te da información, solo te dice que traigas la hoja de cita. La
gente crea estos grupos porque luego en la cita piden copias de actas de
nacimiento, documentos de identidad, etc. Uno se entera de esto en los grupos
de Facebook», dice Luis Eduardo González.
Lleva
23 años viviendo en Estados Unidos, pero para renovar su pasaporte venezolano
tuvo que gastar más de 1.000 dólares en un fin de semana para viajar a Ottawa,
a más de 430 kilómetros de distancia de NYC. Descubrió que la mayoría de las
personas en ese consulado en Canadá habían viajado desde los EEUU.
Pero
el caso de González es algo único en el sentido de que puede irse y regresar a
los Estados Unidos de manera segura. Meléndez dice que este no es el
caso de muchos venezolanos que viven en el país.
«Podemos
decir, sin dudarlo, que los venezolanos no tenemos forma de obtener una
identificación porque unos pocos no nos representan a todos».
***
Junto
a @Documentedny investigamos
los problemas legales que venezolanos tienen al llegar a USA por la falta de
consulados en el país.
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