DANIEL LOZANO 03 de diciembre de 2023
La ausencia de votantes obligó a que el
Consejo Nacional Electoral (CNE) ordenara mantener abiertas las urnas dos horas
más de lo establecido
Sin
apenas colas en los colegios electorales, con las calles semivacías y sin
ningún entusiasmo popular. El referéndum patriótico convocado por Nicolás
Maduro en torno al Esequibo, rico territorio en disputa con la vecina Guyana, ha resultado un
descalabro al finalizar la hora de votación establecida en Venezuela, aunque
el oficialismo ha repetido su habitual estrategia de mantener abiertos ciertos
lugares de votación en busca de mejorar sus cifras.
El repudio masivo contra Maduro y contra la revolución pudo más que el sentir nacionalista de los venezolanos, hartos de su mala vida. Las encuestas confirman que el "hijo de Chávez" solo cuenta con el respaldo del 15% de los venezolanos.
La
ausencia de votantes obligó a que el Consejo Nacional Electoral (CNE) ordenara
que las urnas se mantuvieran abiertas dos horas más de lo establecido, en una
maniobra para engordar los resultados, lo que incumple la ley: sólo se puede
mantener abiertos los centros mientras haya votantes a la espera de emitir su
voto. El propio CNE se desnudó con esta decisión, ya que Amoroso también
había asegurado que el procedimiento era tan rápido que no se producían
aglomeraciones.
"Voceros
del poder popular, vayamos casa por casa en toda la comunidad. Garanticemos que
todos los venezolanos expresen su amor por Venezuela con su voto", ordenó
el ministro y ex canciller Jorge Arreaza.
"Parte
del libreto. Viene la acción de cierre de movilización oficialista",
advirtió el experto electoral Jesús Castellanos.
Frente
a la alianza de canales oficiales y privados y la propaganda gubernamental
actuaron ciudadanos, activistas y medios independientes, que reportaron durante
todo el día la soledad existente en los centros de votación pese al
hostigamiento de agentes y militares.
Más
allá de las cifras oficiales que vaya a aportar el Consejo Nacional Electoral
(CNE) en las próximas horas, la jornada de hoy ha resultado un fiasco para las
aspiraciones del líder bolivariano, sobre todo si se compara con la pasión y el
entusiasmo vivido en octubre durante las primarias opositoras, que auparon
a María Corina Machado al frente del bloque democrático.
Los
dirigentes revolucionarios intentaron disfrazar la realidad con alegatos
constantes a lo largo de la jornada, incluido el entusiasmo del nuevo
presidente del CNE, Elvis Amoroso, quien aseguró a primera hora que estaba
votando el triple de gente que en jornadas previas. Precisamente Amoroso, quien
ejerció durante años como contralor de la República, fue el encargado de
tramitar la inhabilitación electoral de Machado, ilegal e inconstitucional, por
orden del Palacio de Miraflores.
Las
críticas más agudas contra Maduro procedieron del chavismo crítico.
"El
referéndum consultivo sobre el Esequibo se convirtió en un referéndum
revocatorio para Maduro. Que el madurismo y lo que quede del PSUV (el
oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela) piensen bien lo que van a
hacer. Están liquidados políticamente. No pueden sostener sus mentiras, el país
entero los repudia", disparó el ex vicepresidente Rafael Ramírez, exiliado
hoy en Europa.
"Es
más que evidente que la gran mayoría no ha acudido hoy a la convocatoria que
hizo el gobierno", reconoció el dirigente opositor Henrique Capriles,
quien sí acudió a votar, al igual que otros miembros de la oposición.
La
gran parodia revolucionaria comenzó temprano, con Maduro y su mujer, Cilia
Flores, en sus redes sociales para demostrar que esta vez sí
madrugaron en defensa de una causa patriótica. Mientras tomaba un cafecito
venezolano bien caliente, el líder bolivariano dejó claro de qué iba el día:
"Quiero votar el primero... ¡Hasta la gata va a votar!".
No fue
así. Una vez más, los venezolanos demostraron su desapego al chavismo al rehuir
los centros de votación que les esperaban ansiosos. Las dos dimensiones ya
habituales en revolución: por un lado la realidad y por otra, la propaganda.
A
medida que avanzaba la jornada, se comprobaba cómo militares, milicianos,
empleados públicos y las personas atrapadas en las redes del control social del
gobierno depositaban su voto de forma obediente. Pero no era suficiente: la
maquinaría oficialista forzó a sus miembros para que sacara a la gente de sus
hogares, al coste que fuera.
En las
redes y en la mensajería instantánea se viralizaron mensajes casi desesperados.
"Los que reciben CLAP (bolsas de comida de mala calidad
subvencionadas por el Estado) que vengan a votar acá, por favor. Que se vengan
a votar aquí todos los beneficiarios, que esto no es político, pero tengo que
anotarlos cuando hayan votado", imploró la jefa comunal de un barrio
de Caracas.
Tomado
de: https://www.elmundo.es/internacional/2023/12/04/656d0c76e85ece85738b45b1.html
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