MIRLA PÉREZ 01 de diciembre de 2023
@mirlamargarita
“Los efectos devastadores del arrebato no
tienen vuelta atrás. No nos quedamos en Venezuela de cualquier forma, nos
quedamos con la esperanza de poder hacer algo, eso ocurrió el 22 de octubre. El
sistema de dominación sabe que nosotros sabemos que no tienen el verdadero
poder, se lo hemos quitado”.
Ha
pasado un mes. Como personas albergamos emociones de distintos signos, rabia,
tristezas, esperanza, todas marcadas por la vida, no por la sinrazón, sino en
el reconocimiento de nuestras circunstancias. Conscientes de lo que vivimos y
bajo la decisión de marcar un camino distinto.
Ver hacia atrás, a un mes de distancia, nos obliga a hacer una interpretación justa de uno de los eventos políticos más importante de los últimos tiempos venezolanos. El rompecabezas comienza a encajar, aunque no terminemos de armar la figura.
Ese es
el 22 de octubre de 2023, una enorme figura bien delineada, pero en proceso,
unos dicen: “La libertad comienza a perfilar su silueta”. La prudencia, la
decisión, la razón fueron los grandes aliados comunitarios. Como dice un buen
amigo: “No todo se dice, no todo se pregunta, no todo se responde”, eso es
discreción y así actuó la gente, el pueblo, las comunidades.
“Lo
ocurrido el 22 de octubre es un enorme paso, una apuesta a la transformación,
una lucha por la libertad y la liberación”
Las
emociones que se nos presentan como el signo del momento, son movilizadoras,
nada efímera, se sostiene en la fuerza de la vivencia. No hay postración, ni
resignación en el venezolano. Insistimos en esto porque encontramos una firme
decisión de cambio en el trabajo de interpretación de las comunidades, tanto en
el monitoreo como en los grupos focales, los invito a seguir nuestro trabajo en
el Observatorio Convivium.
Con
determinación encontramos afirmaciones como esta:
“… que
se terminen de ir, que podamos ser como antes, trabajar con dignidad y que
alcance”. Fragmento de una entrevista en el estado Zulia.
Se
tiene memoria del trabajo, del esfuerzo, de la dignidad. Lejos de la
resignación, lo que encontramos es disconformidad. Se está claro que mientras
se esté bajo este sistema no habrá progreso y la familia se seguirá
fragmentando.
Insistimos
que estos 24 años transcurridos han dejado una profunda huella en el
venezolano, han quebrado lo inquebrantable. La familia está fragmentada,
aunque no destruida, está afectada, aunque sigue siendo el sentido y propósito,
hoy se ha convertido en el gran movilizador porque el sistema tocó la fibra de
lo que nunca se debió tocar y no hay marcha atrás.
Estamos
frente a un venezolano movilizado de distintas maneras, la migración es una de
ellas. El desplazamiento forzoso es doloroso, pero indica movimiento,
vivacidad, estar despierto y movilizado, conciencia de haberlo perdido todo y
que ese todo se puede reconstruir. Lo mismo acontece en el que se queda, la
afirmación citada arriba es ubicación en el esfuerzo, lo ocurrido el 22 de
octubre es un enorme paso, una apuesta a la transformación, una lucha por la
libertad y la liberación. No nos quedamos en Venezuela de cualquier forma, nos
quedamos con la esperanza de poder hacer algo, eso ocurrió en octubre.
Les
comparto una experiencia directa, tengo un curso de 35 estudiantes en la Universidad
Central de Venezuela (UCV), asistieron 30 el día lunes, aproveché para
indagar sobre sus percepciones y participación en la elección primaria, de
estos, dijeron haber participado 4 jóvenes, el resto no votó. Estamos hablando
del 11% de participación en el salón. Luego tenemos otro dato interesante, solo
6 personas estaban inscritas, el resto no. Hablamos de jóvenes entre 18 y 24
años. O sea, de 6 personas inscritas votaron 4, el problema es que la gran
mayoría no se han inscrito en el Registro Electoral.
Sigo
preguntando, ¿tienen pensado inscribirse? Casi al unísono dijeron que sí;
repregunto, ¿por qué han cambiado de opinión?, llevan 6 años siendo mayores de
edad y ahora se lo plantean. Casi al unísono, nuevamente, dijeron:
“Después
del 22 de octubre pensamos que sí es posible hacer un cambio”.
“Mi
familia me impulsa a votar, dicen que tenemos que hacer algo y es posible
lograrlo”.
“El 22
de octubre fue un antes y un después, ganó la firmeza y la constancia, María
Corina es la posibilidad que ha marcado mi familia”.
“Por
mi familia votaré, ya estoy buscando dónde inscribirme”.
He
tratado de ser fiel en la reproducción del diálogo.
Mientras
más nos alejamos de octubre, se aclara su importancia, decanta, nos permite ver
su implicación. Octubre fue un catalizador, un conductor de energía, no un
creador. La insumisión está ahí, se manifestó el 22, contra todo pronóstico se
mostró, el silencio de los días previos marcó la jornada. Estamos frente a una
política operando al modo materno, determinando la relación comunitaria desde
la casa, a la sombra de la dominación sin ser dominada. El poder de los hijos
es muy fuerte y se nos ha arrebatado. Los efectos devastadores del
arrebato no tienen vuelta atrás. Significativo que los jóvenes coloquen como
móvil del voto la familia, recordemos el diálogo precedente.
La
familia es afecto, seguridad, pero también memoria, historia. Lo dice una madre
zuliana de la siguiente manera:
“Yo
voté… al fin y al cabo yo no tengo nada que perder, ya lo perdí todo, mis hijos
y mis nietos están fuera del país; mis hijos que están afuera no se quieren
venir por la situación que se está viviendo en Venezuela; no me importa que me
quiten los bonos, eso no me alcanza. Me siento orgullosa de haber ido a votar
en las primarias”.
En la medida
que nos alejamos de octubre vemos su fuerza. El sistema de dominación sabe que
nosotros sabemos que no tienen el verdadero poder, se lo hemos quitado, dimos
un paso que junto a otros transitaremos el camino ya dibujado en el
rompecabezas que estamos armando.
Pese a
los esfuerzos del régimen en querer bajar el volumen a esta decisión popular,
lo que hace es hundirse en su miseria y en las terribles consecuencias que la
sociedad ha tenido que vivir. Cuando las raíces del árbol se quiebran es
inevitable su muerte. Estamos transitando la agonía de un sistema que
declinará. Ahí están los datos.
MIRLA
PÉREZ
@mirlamargarita
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