Por Luis Ugalde
Los comunistas chinos
tomaron el poder e implantaron una dictadura integral, política, económica,
cultural… Luego de medio siglo con poder total tuvieron que admitir su miseria
económico-social y la incapacidad de mejorar económicamente con su modelo
estatista integral sin libre iniciativa en economía. Los soviéticos les habían
precedido en el derrumbe del régimen, pero el Partido Comunista chino vio que sus
homólogos rusos en el cambio perdieron también el dominio político; por eso los
comunistas chinos pensaron que para afianzar su dictadura política y conservar
el poder les convenía cambiar la economía abriendo las puertas al capitalismo:
promoviendo enormes inversiones capitalistas extranjeras con su tecnología y
desarrollando el capitalismo chino, siempre que acataran la dictadura política.
Han establecido una dura y exitosa economía capitalista de gran potencia y han
fortalecido la dictadura política de su partido único. Los inversores
capitalistas saben que gozan de libertad para sus negocios siempre que se
sometan a la dictadura política. Los posibles diálogos internacionales en China
son para lograr algunos avances en apertura cultural y religiosa y algo de
humanización del régimen político, que sigue siendo de partido único con
monopolio dictatorial.
En Venezuela la situación es
distinta. Nuestra Constitución es democrática y en una épica votación en 2007
los venezolanos con votos derrotamos al régimen que quería implantar una
constitución dictatorial cubanoide; pero el gobierno, en la práctica y con
leyes anticonstitucionales, continuó avanzando hacia la dictadura. Al contrario
de China, ha llevado al país a una total ruina económica y a un régimen dictatorial
rechazado por 80% de la población. Aquí las negociaciones en curso no pueden
ser para afianzar ese secuestro de la Constitución vigente y de los derechos
humanos, sino para reconstitucionalizar el país y cambiar el régimen de pobreza
y miseria que sufre todo el pueblo. Es lo que está en la Constitución y en la
voluntad de la inmensa mayoría en 2016 y por Constitución estamos obligados a
defenderla (art.350 y 333).
En Nicaragua muchos
empresarios pragmáticamente están plegados a una vergonzosa política
dictatorial que va acompañada de significativos logros económicos (con
importante crecimiento del PIB, poca inflación y mejoras sociales) y buenos
negocios empresariales. Por el contrario en Venezuela el régimen jugó a hundir
a la empresa privada y lo ha ido logrando en parte. Aquí es imposible lo que
tardíamente quiere hacer el régimen: reforzar y consolidar la dictadura
política y mejorar la economía incluso dando un respiro temporal a la empresa
privada.
¿Por qué no es posible?
La profunda crisis económico-social
de Venezuela no puede resolverse con el actual gobierno y su dictadura,
desprestigiada nacional e internacionalmente, pues aunque hable de diálogo no
está dispuesta abrirse en serio a un nuevo modelo económico indispensable. Sin
apertura a una amplia ayuda internacional (medicinas, comida) y garantías para
la necesaria inversión millonaria, sin refinanciar la deuda y conseguir no
menos de 40 millardos o 50 millardos de dólares en préstamo, crear confianza,
garantías jurídicas y estímulo a la inversión (nacional y extranjera) con nuevo
sentido y espíritu de productividad, con oportunidades, elevación del
trabajador productivo y del poder adquisitivo salarial…, sin resolver el
terrible déficit fiscal, frenar de raíz la inflación, no saldremos de este
infierno. El actual régimen con su empeño dictatorial, con violación de la
Constitución y de derechos humanos, con sus presos políticos y persecución a
los opositores… no puede ni debe lograr apoyo internacional y mucho menos la
confianza nacional para la reactivación económica. Es falsa la propuesta de:
“Ayúdame primero a salir de la crisis económica y luego yo te restituyo la
democracia política”. El respiro que buscan es para fortalecer la dictadura al
mismo tiempo que “dialogan”. Pero, sin cambio político no es posible toda la
movilización de nuevos recursos y actitudes para la recuperación
económico-social. Es importante que los demócratas tengan claridad y defiendan
esto en la mesa de negociación, en la calle, en la AN y en todas las instancias
internacionales y que ayuden a que los facilitadores así lo entiendan. No se
trata de humanizar la actual usurpación anticonstitucional disfrazada, sino de
cambiar con votos democráticos el gobierno que viola la Constitución y los
derechos humanos y unir al país para la urgente y difícil reconstrucción.
Hace décadas un líder
político-sindical para justificar la falta de seriedad lanzó aquella sentencia
“no somos suizos”. Hoy necesitamos estar convencidos de que “no somos chinos” y
persuadir a quienes de fuera nos quieren ayudar, que estén alerta pues el
régimen “dialoga” al tiempo que va dando pasos para consolidar la dictadura.
“No somos chinos” que se conforman con la dictadura política si nos alivian
algo de la miseria económico-social, somos demócratas bajo un régimen que
usurpa los derechos humanos y viola la Constitución.
18-11-16
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