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miércoles, 31 de agosto de 2022

Las cavilaciones de Nicolás / Por Piero Trepiccione @polis360


Una pregunta que pocos se formulan es ¿en qué piensa Nicolás Maduro? Generalmente, el liderazgo político del país y las agencias de inteligencia en el exterior reaccionan a sus acciones, actúan en respuesta a la dinámica que él y sus acompañantes fijan en la agenda pública y rara vez, profundizan en el análisis para determinar cuáles, en realidad, serían sus próximos pasos.


Pero Nicolás Maduro, aún con la complejidad del entorno que lo obliga a responder demasiado rápido para llevar adelante la gestión pública y política, se nutre de sus cavilaciones que lo obligan a discernir sobre sus momentos políticos. Justo ahora se pregunta en sus reflexiones. ¿Debo ir a la reelección en 2024? Y surgen dos aspectos que lo hacen dudar. El primero de ellos es el apego al poder. A Nicolás le gusta ejercerlo, no cabe dubitación al respecto. Va a cumplir dos periodos presidenciales de seis años cada uno y obviamente, por deseo propio u obligado por las circunstancias quiere seguir al mando. También, como cualquier otro, siente cansancio después de toda una vida dedicada a la política. Quiere reposar, disfrutar los fines de semana como cualquier mortal. Es el deseo oculto de muchos gobernantes en el mundo. Querer “vivir la cotidianidad” sin sobresaltos y casi de incógnito. Pero a él particularmente, esto se le hace muy difícil.

Maduro cavila y dice: ¿si no soy yo, quién? Tarek El Aissami, Wladimir Padrino López, Carmen Meléndez, Diosdado Cabello, Héctor Rodríguez, Rafael Lacava, Jorge o Delcy Rodríguez, María Gabriela Chávez, Cilia Flores, entre algunas otras posibilidades que pasan por su mente. También piensa, ¿seré yo capaz de designar a un sucesor que sea respetado por todas las facciones internas del Psuv? Ante tantas disyuntivas se inclina por mantener el poder y optar por la reelección en 2024, pero esto no está claro aún ni para él ni para su entorno. Es una forma también de mantener el suspenso hasta último momento y desequilibrar a los adversarios.

Las cavilaciones de Nicolás también se toman su tiempo en analizar la geopolítica global y continental. ¿Qué nuevos escenarios me permitirían mejorar mi posición interna gracias al petróleo? ¿Cómo y cuándo negociar con los norteamericanos? ¿Cómo hago para obtener financiamiento internacional sin perder poder interno? ¿Cómo me mantengo tres pasos adelante para sobrevivir políticamente? Y un aspecto demasiado importante, ¿cómo desmonto una narrativa asociada a un modelo económico que no dio resultados pero que está asociado a la figura más relevante de la revolución bolivariana, Hugo Chávez? Nada fáciles las respuestas. Nicolás Maduro incluso intenta hacer resonar sus cavilaciones a través de “terceros”, perfectos ventrílocuos que prueban el terreno de la opinión pública para medir la seguridad de los pasos a emprender. Las redes sociales, en este sentido, son sus grandes aliadas para “dejar colar” tendencias que apuntalen su macro estrategia.

Hoy en día, queramos o no, en Venezuela, todos los caminos conducen a las cavilaciones de Nicolás Maduro. Particularmente en medio de una semana bastante complicada con el tema cambiario en el país. Una semana que ha trastocado de nuevo la economía individual, familiar, emprendedora y estatal con pronósticos verdaderamente reservados. Los peores recuerdos de la escasez de alimentos, la inflación desbordada, la reaparición del “bachaqueo”, entre otros resortes impulsores de la migración, se repiten con mucha frecuencia en las conversaciones de pasillos, calles y panaderías. El país espera que estas cavilaciones abran nuevas posibilidades a una línea de desarrollo estable en un país ya despolarizado y harto de los sobresaltos.

https://efectococuyo.com/opinion/las-cavilaciones-de-nicolas/


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