RFI 09 de noviembre de 2022
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¡El sol de Venezuela nace en
el Esequibo!», reza parte del saludo militar venezolano, pero la presencia de
ese Estado en esta región es inexistente. Muchos inmigrantes venezolanos
habitan en la «casa verde», un enorme edificio abandonado por una empresa china
en Port Kaituma
«Ellos
insisten en que esto es Venezuela, pero es Guyana»: Kimtse Kimo Castello nació
en Port Kaituma, un pequeño pueblo en la disputada región del Esequibo. Pero
este peluquero no tiene duda sobre su gentilicio: «Siempre me sentí guyanés»
Así lo
siente, así lo reafirmó en su educación. Kimtse habla inglés, el idioma oficial
del Esequibo, una región de 160.000 km2 administrada por Guyana, aunque su
soberanía está en disputa con Venezuela desde hace más de un siglo.
Aquí viven 125.000 de los 800.000 habitantes que tiene esta antigua colonia inglesa.
«¡El
sol de Venezuela nace en el Esequibo!», reza parte del saludo militar
venezolano, pero la presencia de ese Estado en esta región es inexistente.
Guyana
defiende un límite establecido en 1899 por una corte de arbitraje en París,
mientras Venezuela reivindica el Acuerdo de Ginebra, firmado en 1966 con Reino
Unido antes de la independencia guyanesa, que establecía bases para una
solución negociada y desconocía el tratado anterior.
Pero
el gobierno guyanés impulsa un proceso en la Corte Internacional de Justicia
(CIJ) para ratificar las actuales fronteras y poner fin a la disputa.
El
Esequibo es «100% Guyana», dice a la AFP el presidente de este pequeño país que
limita con Venezuela, Brasil y Surinam. «Estamos muy claros de dónde están
nuestras fronteras».
Ironía
El
gobierno del presidente Nicolás Maduro defiende su petición sobre la región y
rechaza el proceso en la CIJ. La consigna «El sol de Venezuela nace en el
Esequibo» se repite en las escuelas y acompaña documentos oficiales.
En
septiembre, Maduro publicó fotos de las cataratas Kaieteur, la principal
atracción de Guyana, que queda en la región en disputa, junto con un mapa de
Venezuela que incluía también esa zona.
Los
guyaneses respondieron con protesta y exigieron a Facebook y Twitter que eliminaran esas
«publicaciones ilegales y ofensivas».
«Esto
es Guyana, hablamos inglés desde siempre», sostiene Andrew Bailey, un mecánico
de 33 años en Port Kaituma, poblado de unos 3.000 habitantes. Cree que la
insistencia en reclamar la soberanía responde a las gigantescas reservas de
petróleo encontradas en aguas también en disputa.
«Nunca
me he sentido venezolano», insistió Kimtse. «Somos gente amable, gente que
acoge a cualquiera en la zona. Por eso, se ve tantos venezolanos», recalcó este
peluquero.
Entre
25.000 y 30.000 inmigrantes venezolanos, según la ONU y las autoridades
respectivamente, huyeron de la crisis en su país para probar suerte en Guyana.
Varios miles viven en el Esequibo.
Es una
especie de ironía de la historia porque hasta antes de la crisis, los
guyaneses, que estaban entre los más pobres del planeta, eran los que emigraban
a Venezuela. Incluso recibían la nacionalidad los nacidos en el Esequibo.
Paul
Small (52) tiene por ejemplo las dos nacionalidades: vivió de niño en Venezuela
y se regresó a su país natal con su familia para trabajar como pintor, obrero,
conserje. «Hay trabajo y el dinero rinde más», sostiene.
Abusos
Muchos
inmigrantes venezolanos habitan en la «casa verde», un enorme edificio
abandonado por una empresa china en Port Kaituma.
Anneris
Valenzuela, de 23 años, salió de Tucupita (Delta Amacuro, este) con su marido y
sus tres hijos. «No teníamos nada. No teníamos cómo mantener a los niños. Se
nos hizo más fácil ir a Guyana», dice.
Su
esposo trabaja como jornalero donde consigue. «La vida es mejor que en
Venezuela, pero bastante dura»: no hay luz y el agua llega de forma
intermitente. Algunos se apoyan en la lluvia que recolectan en latas, ollas y
recipientes plásticos.
Alexis
Zapata, 47, vive con siete miembros de su familia en dos habitaciones de la
«casa verde», en donde cuelgan solo hamacas. «Nos arreglamos para comer todos
los días, aunque no trabajemos todo el tiempo», asegura a la AFP.
Llegó
a Port Kaituma en 2021, también procedente de Delta Amacuro, una de las
regiones más pobres de Venezuela y escenario de numerosas tragedias de
migrantes ahogados en el océano intentando llegar a Trinidad y Tobago.
Precisamente
Alexis eligió Guyana porque no había barcos que tomar, contrabandistas que
pagar o policías que evitar.
Trabaja
descargando barcos en el puerto del pueblo. Le pagan un porcentaje del valor de
la mercancía, aunque recibe «menos que los guyaneses», que se aprovechan de su
necesidad y de su escaso inglés.
Gana
entre 5 y 15 centavos de dólar con cada descarga: «Mejor que en Venezuela»,
sentencia.
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