Orlando Viera-Blanco 08 de noviembre de 2022
@ovierablanco
“Saquear
y comerciar no fueron simples formas de apropiación. Fueron modos más
eficaces de dominio por generar la falsa percepción de estabilidad [Dixit H.
Arendt]. Nace el fundamento del totalitarismo.”
Desde
la expulsión de Adán y Eva del jardín del Edén, la búsqueda de un espacio vital
de convivencia y cultivo de víveres y hábitos, es decir, la conformación de un
Estado ha sido un paso crucial de la humanidad.
James
Scott en su extraordinario libro “Contra el Estado” nos relata los
desafíos del hombre por organizarse desde la prehistoria: “¿Cómo llegó
a vivir el Homo sapiens en un momento tan avanzado de la historia de su
especie, en populosas comunidades sedentarias, con ganado domesticado y un
puñado de granos de cereal, gobernado por los ancestros de los que ahora
llamamos estados?” Este nuevo complejo ecológico y social se
convertiría “en el modelo para casi toda la historia de nuestra especie”
[…] enormemente amplificado por el crecimiento de la población, la energía
hidráulica, los animales de tiro, la navegación a vela y el comercio a larga
distancia. Un modelo que prevaleció durante más de seis milenios hasta la
llegada de los combustibles fósiles y de los bárbaros…
Del Estado Temprano al Estado-Cereal, central y estratificado.
Lo
fascinante de la ‘historia del estado’ es precisar sus factores de vulneración
y quiebre. Tanto cae un Estado agrario y rural, en las apacibles riberas del
Nilo, como el mega Estado Imperial, Romano o Constantino. Desde la forma de
cultivo faraónica hasta los estados-naciones, legionarios y recientes, el
riesgo continuo ha sido la actitud devoradora de “los recolectores
saqueadores”.
Claude
Lévi-Strauss escribió: “El único fenómeno que la escritura ha
acompañado fielmente, es la formación de ciudades e imperios; la integración de
un número considerable de individuos en un sistema político y su jerarquización
en castas y en clases […] lo que parece favorecer la explotación de
los hombres antes que su iluminación” Esta explotación es el origen
de todas las tensiones. ¿Cómo aliviarlas? Pasaron casi seis milenios para que
Grecia lanzara al mundo la república democrática.
La
conformación comunal, la servidumbre, la esclavitud, el hacinamiento, son los
fenómenos sociales y patológicos que caracterizan a los Estados
tempranos, frágiles y propensos al colapso. Enfrentamientos entre el
sedentarismo agrario, feudal y aluvial-propio de los estados tempranos-vs.
las civilizaciones bárbaras [vecinas, montañosas] rompían los estados, hasta la
aparición de ciudades amuralladas que abrieron paso a faraones [El Obeid],
emperadores [Grecia/Roma], dinastías [Qin y Han de China] y principados del
nuevo mundo.
6,600
años de domesticación, siembra, adaptación y comprensión de ecosistemas;
dominio de castas, enfermedades, colapsos, asaltos de los recolectores
bárbaros, donde los Estados tempranos como Mesopotamia
[entre ríos/Tigris y el Éufrates], desaparecieron en el reloj de la historia
por hacerse débiles a la hostilidad de los cazadores,
recolectores-saqueadores [externos]. Sugiere Scott que la permanencia
del Estado en sus orígenes no era posible sin la servidumbre [Aristóteles], sin
un diseño centralizado, estratificado, que diese rendimiento
al Estado-Cereal de diversificación alimentaria y defensa
contra los asaltos.
La
modernidad, el vapor, la revolución industrial, no ha quedado a salvo del barbarismo propio
de tiempos faraónicos. La industria también aceleró “la filosofía”, un
pensamiento más libre, creativo, autosuficiente, positivista, donde el poder de
la manufactura y el ajuste de distancias sustituyó al estado cereal,
sedentario y famélico, forzando una visión más holística, orgánica y
normativa, para contener la amenaza del antropoceno o
actividades de los hombres para la alteración de ecosistemas y la atmósfera
mundial.
La
revolución Industrial, el hormigón y el petróleo.
Scott:
“Medido por el lapso de aproximadamente 200.000 años de nuestra especie, el
Antropoceno comenzó tan sólo hace unos minutos”. Y de qué manera. En
tan sólo “esos minutos’ brota el movimiento histórico más profundo
y disciplinado de la humanidad, donde pasamos en segundos de cuevas y tribus a
ciudades-estados. Del sedentarismo, artes domésticas y artesanales a la
producción masiva. De lo aluvial y rural a lo urbano. ¿En libertad? Hasta hace
“segundos” vivimos en esclavitud. Y seguimos con ella.
El
colapso de los estados es la falta de razón contra la
tiranía y la dominación. Le acompañan [Contra los Estados] la aspereza
del ecosistema, las enfermedades y la rudeza de los bárbaros.
A
pesar de los enormes progresos del cambio climático, los cambios demográficos,
la calidad del suelo, el rendimiento laborioso y hábitos alimentarios; de
la Politeia de Platón; de la era industrial, la tecnología, el
vehículo, el tren, el avión el fax y la internet, seguimos siendo vulnerables a
la ferocidad de los bárbaros.
Después
de 8.000 años de domesticación de los granos y los frutos, pasar de la
esclavitud cuadrúpeda a la declaración de los Derechos Universales del
Hombre; del ganso y la gallina de las cosas, al internet
de las cosas, aun subyace la amenaza contra el estado. El estado
ausente…Ausente de carácter para contener el reformismo igualitario, ausente de
voluntad política para fortalecer la coerción a la barbarie,
ausente de liderazgo para derribar la sociedad de súbditos, clientelar y
populista. Ausente de carácter para derrotar la tiranía y ausente de consenso
para expulsar al dictador. Y los pueblos se convierten en ciudadanos a
famélicos. Así cae el estado ausente, industrial, petrolero y de hormigón, pero
sin alma y razón.
La
dieta es la democracia.
Parafraseando
a Scott: La democracia es como una red alimentaria a la que
todos deben acceder. En ella todos deben beber y comer. El alimento
básico es el conocimiento, la diversidad y la oportunidad. El Estado
ausente es el Estado injusto, sin orden y sin ley. Es el estado
mal-proveedor, vulnerable al asalto de los bárbaros…por cierto, muy eficientes
en sus “estrategias” itinerantes, caóticas y atrincheradas. Los
bárbaros se meten en las estructuras de los estados, los
arruinan y se apoderan de sus riquezas e instituciones. Es el
estado ausente el preludio de la escasez, la anarquía, la anomia y la
nada.
En el
mejor de los casos, los bárbaros iban pendientes de la captura, y en el peor
del exterminio. La misión es la dominación y domesticación, y de no ser
posible, la solución final es el leger, el
aislamiento, que puede conducir al holocausto.
Las
civilizaciones y su penumbra bárbara
Hemos visto
como el estado temprano resultó radicalmente inestable por
causas estructurales, epidemiológicas, políticas y ecosistémicas. Y observamos
como la amenaza primitiva de los bárbaros, persiste…
El estado [por
ausente, vacío] se hizo mercadeable. Dice Scott que “con él
convirtieron [a estado] en algo mucho más viable y lucrativo de lo que podía
haber resultado su ausencia” Saquear y comerciar no fueron simples
formas de apropiación. Fueron modos más eficaces de dominio por generar la
falsa percepción de estabilidad [Dixit H. Arendt]. Nace el fundamento del
totalitarismo.
Los
bárbaros en palabras de Bronson, “están simplemente ahí fuera, mirando hacia
dentro, controlando y recolectando todo”. Los bárbaros no pagan impuestos.
Los tasan, los cobran y confiscan, generando su propio pueblo, su 1984;
precario, hambriento, incapacitado…Sin jardín y sin espacio, como quedaron Adán
y Eva.
Concluye
Scott: “Las levas bárbaras tienen tanto que ver con el saqueo de
los estados como con su construcción. Al reponer sistemáticamente la
base de mano de obra de los estados por medio de la esclavización, y
al protegerlos y ampliarlos con sus actividades militares, los bárbaros cavaron
su propia tumba”.
Y en
ese Estado Ausente, en ese edén-en ese “jardín” sin Adán y Eva-
los bárbaros resisten la rebelión en la granja y cavan…
Orlando
Viera-Blanco
@ovierablanco
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