Runrunes 03 de diciembre de 2023
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La
organización Médicos Sin Fronteras informó que el número de personas migrantes
que ha cruzado los 100 kilómetros de «naturaleza salvaje a caballo» del tapón del
Darién, está a punto de superar los 500.000 en lo que va de 2023, una cifra
mucho mayor a la de 248.000 de 2022 y a los 133.000 de 2021
Casi
500.000 migrantes cruzaron la selvática región del Darién, en la frontera entre
Colombia y Panamá y una de las rutas más utilizadas y peligrosas en la travesía
de estas personas en su viaje hacia Estados Unidos, informó Médicos Sin Fronteras
(MSF).
Según señaló esta organización en un comunicado, el número de personas migrantes que ha cruzado los 100 kilómetros de «naturaleza salvaje a caballo» del tapón del Darién está a punto de superar los 500.000 en lo que va de 2023, una cifra mucho mayor a la de 248.000 de 2022 y a los 133.000 de 2021.
«La
cifra de migrantes que han cruzado la selva equivale a más del 11 % de la
población de Panamá. Esta es una crisis sin precedentes a la que no se ha
volcado la suficiente atención global ni regional», afirmó el coordinador
general de MSF para Colombia y Panamá, Luis Eguiluz.
Agregó
que «no se han garantizado rutas seguras a los migrantes, ni suficientes
recursos para las organizaciones que los atienden».
Una de
las rutas desatendidas en Colombia inicia por el puente de Rumichaca, que
conecta a Tulcán (Ecuador) con Ipiales (Colombia), por donde ingresaron Keiber
Bastidas, su esposa Daniela y sus dos hijos. Ya estaban exhaustos cuando
llegaron a las puertas del Darién. Al menos 25 días habían pasado desde el día
en que, hartos de que el trabajo intenso de cada mes en Ecuador apenas
alcanzara para pagar un alquiler en Guayaquil, decidieron salir de ese país
con rumbo a Estados Unidos.
Durante
2023, MSF recorrió las principales rutas de tránsito de migrantes por Colombia.
«Lo
que hemos evidenciado y escuchado de ellos es que quienes transitan por el sur
del continente están expuestos a una situación de extrema
vulnerabilidad: hambre, ausencia de alojamientos y fuentes de agua, cobros
excesivos, desinformación y estafas, xenofobia y violencia física, psicológica
y sexual. Todo esto inicia mucho antes de que los migrantes lleguen a la selva
del Darién, aunque sea allí en donde se hace evidente», señaló Eguiluz.
Una de
las rutas desatendidas en Colombia inicia por el puente de Rumichaca, que
conecta a Tulcán (Ecuador) con Ipiales (Colombia).
Allí,
MSF conoció el caso de las familias de Friangerlin y Yucleisy, dos mujeres
venezolanas. Caminaban agotadas, envueltas en cobijas y con la piel y los
labios quebrados por el frío y la altura. Friangerlin, embarazada, arrastraba
un carrito de mercado del que se veían tambalear los pies de un niño que dormía
exhausto. Llevaban cuatro semanas viajando. Iban las dos, con sus esposos y
cuatro niños, de regreso a Venezuela. Yucleisy recogería a sus otros hijos para
salir luego juntos al Darién; Friangerlin aún no estaba segura. «Estoy
cansada de migrar», dijo.
«Saliendo
de Guayaquil nos amenazó un grupo de hombres a los que les dicen ‘los hinchas’.
Nos dijeron que, si no les pagábamos, nos iban a quitar los bebés, pero
nuestras parejas se revelaron y les dijeron que tenían que matarnos para
quitarnos nuestras cosas o nuestros bebés», contó Yucleisy.
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