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lunes, 8 de julio de 2024

Fiebre de Oropouche: investigadores alertan sobre virus que podría estar relacionado con la deforestación, por @mongabay


por Yvette Sierra Praeli en 2 julio 2024
  • Este padecimiento, causado por el virus de Oropouche que lo transmiten jejenes y mosquitos, se ha presentado en Brasil, Perú, Bolivia y Colombia durante el 2024, de acuerdo con reportes de la Organización Panamericana de la Salud.
  • Los síntomas son muy similares al dengue. Hasta el momento se han registrado más de 7 000 casos en estos cuatro países. La mayoría se reportaron en Brasil.
Un virus que produce una enfermedad con síntomas similares al dengue ha despertado una alerta en varios países de la región. Se trata del virus Oropouche, que lo transmite principalmente el mosquito jején (Culicoides paraensis), pero también el mosquito Culex quinquefasciatus. En los humanos, la afección provoca malestares como fiebre alta, dolor intenso de cabeza, fotofobia, dolores musculares y articulares y, en algunos casos, erupciones en la piel.

A principios de mayo de 2024, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) confirmó la presencia de 5 193 casos de fiebre de Oropouche, como se le conoce a la enfermedad que causa este virus, en cuatro países de Sudamérica: Bolivia, Brasil, Colombia y Perú. El organismo internacional resaltó la presencia de casos en lugares donde antes no se habían registrado.

El mapa muestra la distribución de casos confirmados de fiebre de Oropouche en Sudamérica en 2024. Fuente: Organización Panamericana de la Salud.

En ese momento la OPS indicó que en Brasil había 4 583 casos confirmados; en Bolivia se habían confirmado 313 casos, aunque se reportaron 1 856 como sospechosos. Perú reportó 259 y Colombia registró solo 38 casos.

Pero las cifras han ido en aumento en Brasil y Perú. Para el 26 de junio de 2024, los reportes del Ministerio de Salud de Brasil informaban de un total de 6784 casos. Mientras que el Ministerio de Salud de Perú reportó 279 casos.

El virus Oropouche se identificó por primera vez en 1955, en Trinidad y Tobago, en un lugar llamado la Vega de Oropouche. En 1961 hubo un brote en Belém do Pará, en Brasil. Desde entonces, se tiene un registro de 30 brotes en diferentes regiones de países de la cuenca amazónica.

“Usualmente se le conocía como un virus de la Amazonía de Brasil y Perú, pero sabemos que se ha detectado fuera de las zonas amazónicas”, comenta Daniel Romero-Alvarez, del Grupo de Investigación en Ecoepidemiología y Biodiversidad de la Facultad de Ciencias de la Salud en la Universidad Internacional SEK, en Quito, Ecuador.

Un estudio en Cusco, Perú, demostró una relación entre lugares que fueron deforestados y la presencia de casos de fiebre de Oropuche. Foto: Serfor Cusco.

Daniel Romero-Alvarez lleva varios años estudiando este virus y algunas investigaciones en las que ha participado indican la presencia de fiebre de Oropouche en lugares donde ha ocurrido deforestación. Las investigaciones también señalan que unas cinco millones de personas podrían estar en riesgo en el continente.

¿Un virus relacionado con la deforestación?

“Se detectaron casos de fiebre de Oropouche en zonas donde hay menos cantidad de bosque que en lugares donde no ha habido deforestación”, señala Romero-Alvarez sobre la investigación científica de la que es coautor: Riesgo de transmisión de la fiebre de Oropouche en las Américas, publicada en 2023.

El estudio analiza la distribución potencial de este virus y revela una relación entre los lugares que presentan pérdida de vegetación con las zonas donde aparecen brotes de la fiebre causada por este virus.

La imagen muestra el estado de la vegetación en localidades con casos positivos para la fiebre de Oropouche. Fuente: Estudio pérdida de vegetación y brote de fiebre de Oropouche de 2016 en Perú

El estudio se realizó utilizando imágenes satelitales de las 32 zonas donde se reportó la enfermedad. “Desde esta perspectiva macro ecológica, en la que utilizamos imágenes satelitales para comparar lugares donde se ha detectado fiebre de Oropouche versus lugares donde no se ha detectado, podemos decir que la pérdida de vegetación puede ser, potencialmente, una causa”, agrega el especialista en enfermedades emergentes.

Una investigación anterior también analizó el cambio de paisaje como un impulsor de la aparición de la fiebre de Oropouche. El estudio Pérdida de vegetación y brote de fiebre de Oropouche de 2016 en Perú realizó un análisis espacial de la vegetación de la zona de Cusco entre los años 2000 y 2016. Los resultados indicaron que hubo una disminución de la cubierta natural en sitios con casos de fiebre de Oropouche antes de que ocurriera la epidemia. El modelo también sugería que había zonas en los departamentos de Junín, Apurímac y Madre de Dios, cuyos habitantes estaban en riesgo potencial de sufrir fiebre de Oropouche.

La investigación de 2016 también menciona otras zonas donde se ha visto esta relación. Por ejemplo, cita el brote de 1962, en Belém do Pará, en Brasil, señalando que la causa de esta epidemia pudo haber sido la perturbación del paisaje por la construcción de una carretera.

“Las áreas identificadas como en riesgo de transmisión de la fiebre de Oropouche pueden ser candidatas ideales para monitorear el cambio de cobertura del suelo y también para guiar la vigilancia epidemiológica activa para la detección temprana de estos casos”, señala el estudio.

La mayoría de casos de fiebre de Oropouche se reportan en las regiones amazónicas de Sudamérica. Crédito: Rhett A. Butler

El médico Stalin Vilcarromero, investigador y residente en Medicina de Enfermedades Infecciosas y Tropicales en el Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins, en Perú, ha visto de cerca la relación entre la intervención humana en la naturaleza y una emergencia sanitaria provocada por arbovirus, término que se utiliza para agrupar a los virus que se transmiten por ciertas especies de artrópodos, principalmente mosquitos y garrapatas. El virus de Oropouche pertenece a este grupo, así como el dengue, la chikungunya, el zika y la fiebre amarilla, entre muchos otros.

Vilcarromero asegura que “cada vez que hay una irrupción en la naturaleza se presenta una emergencia por arbovirus”. El médico recuerda que en el año 2006 ocurrió un brote de encefalitis equina venezolana —afección que también se considera causada por uno de los arbovirus— en una ciudad de la selva peruana. “Llegaron muchos casos de la ciudad de Yurimaguas, entonces, fuimos a investigar a la localidad de donde habían emergido los casos y encontramos que poco antes se había abierto una trocha carrozable”.

La distribución del virus de Oropouche

La emergencia, cada vez más frecuente, de arbovirus también ha despertado la alerta entre los investigadores. Vilcarromero menciona que en el 2016 comenzaron a emerger muchos casos causados por arbovirus en Perú, “no solo de fiebre de Oropouche, sino también apareció el zika”.

Con la pandemia del COVID-19 se dejó de prestar atención a estos arbovirus, comenta el especialista en medicina tropical, pero a partir del 2022 y 2023 se empezaron a detectar casos de fiebre de Oropouche en Perú y en Brasil. “En 2024 se ha detectado una emergencia grande en Brasil y en Perú se han reportado casos en Loreto (selva norte) y en Madre de Dios (selva sur)”, asegura Vilcarromero Ambas zonas del territorio peruano son frontera con Brasil.

La transformación del paisaje en el bosque puede ser un impulsor de la fiebre de Oropouche. Foto: Hugo Alejos.

Un informe del Ministerio de Salud de Brasil, del 26 de junio de 2024, reporta un total de 6784 casos de la fiebre de Oropouche, la mayoría (79.6 %) se concentra en los estados amazónicos. Este reporte también ofrece cifras para el dengue y el chikungunya. Los indicadores para el dengue informan sobre 6 121 980 casos probables y 4 138 fallecidos cuya causa ha sido confirmada. El chikungunya reporta 227 614 casos probables y 128 fallecidos confirmados.

En Perú, el director general del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades, César Munayco, le dijo a Mongabay Latam que se han notificado 279 casos de fiebre de Oropouche en cinco regiones del país: Loreto, Madre de Dios, Ucayali, Huánuco y Tumbes, en esta última solo un caso.

“Hay un brote importante en Brasil y nosotros tenemos constantes migraciones entre ambos países”, señala Munayco y precisa que la mayor incidencia ocurre en la región Loreto. “Es una enfermedad que se transmite por vectores, en este caso los Culicoides y el cambio climático genera el ambiente ideal para que estos mosquitos se reproduzcan”.

El reporte de la OPS ofrece un mapa de distribución de la fiebre de Oropouche que incluye nueve regiones en Brasil, cuatro en Perú, tres en Colombia y dos en Bolivia. La mayor incidencia se registra en la selva de Brasil, en regiones como Amazonas y Rondonia. Según este mapa, la afección también ocurre en otros estados amazónicos de Brasil, en la selva de Perú y en regiones de la selva colombiana. Sin embargo, también se han detectado casos en los estados de Bahía, Piauí y Espíritu Santo, que no forman parte de la cuenca amazónica.

La imagen muestra la distribución del virus de Oropouche en Cusco, Perú, según el análisis de información entre 2000 y 2016. Fuente: Estudio pérdida de vegetación y brote de fiebre de Oropouche de 2016 en Perú.

“De acuerdo con nuestros estudios hay más o menos cinco millones de personas en riesgo de infectarse con la fiebre de Oropouche, porque viven en las zonas donde potencialmente está presente el virus. Aunque consideramos que esta cifra podría estar subestimada”, dice el investigador Daniel Romero-Álvarez, sobre los resultados del estudio Riesgo de transmisión de la fiebre de Oropouche en las Américas, del cual es coautor.

En la década de los noventa también se han registrado casos de fiebre de Oropouche en Panamá, en Ecuador se reportaron casos en 2018 y recientemente se ha informado de casos en Cuba.

Para Romero-Alvarez, que el virus se esté encontrando fuera de las zonas donde usualmente se presentaban los brotes no significa que se esté expandiendo, sino una consecuencia del desconocimiento de la verdadera distribución del virus. “No solo el Oropouche, sino también muchos otros virus circulan en toda Latinoamérica pero no se hace ningún esfuerzo por detectarlos de manera sistemática en contextos no epidémicos”.

Tomado de:

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