San Josemaría 02 de noviembre de 2024
@sJosemaria
Ahora
comprendes cuánto has hecho sufrir a Jesús, y te llenas de dolor: ¡qué sencillo
pedirle perdón, y llorar tus traiciones pasadas! ¡No te caben en el pecho las
ansias de reparar! Bien. Pero no olvides que el espíritu de penitencia está
principalmente en cumplir, cueste lo que cueste, el deber de cada instante.
(Via Crucis, 9ª Estación, n. 5)
¡Qué maravilloso será cuando Nuestro Padre nos diga: siervo bueno y fiel, porque has sido fiel en las cosas pequeñas, yo te confiaré las grandes: entra en el gozo de tu Señor! ¡Esperanzados! Ese es el prodigio del alma contemplativa. Vivimos de Fe, y de Esperanza, y de Amor; y la Esperanza nos vuelve poderosos. ¿Recordáis a San Juan?: a vosotros escribo, jóvenes, porque sois valientes y la palabra de Dios permanece en vosotros, y vencisteis al maligno. Dios nos urge, para la juventud eterna de la Iglesia y de la humanidad entera. ¡Podéis transformar en divino todo lo humano, como el rey Midas convertía en oro todo lo que tocaba!
No lo
olvidéis nunca: después de la muerte, os recibirá el Amor. Y en el amor de Dios
encontraréis, además, todos los amores limpios que habéis tenido en la tierra.
El Señor ha dispuesto que pasemos esta breve jornada de nuestra existencia
trabajando y, como su Unigénito, haciendo el bien. Entretanto,
hemos de estar alerta, a la escucha de aquellas llamadas que San Ignacio de
Antioquia notaba en su alma, al acercarse la hora del martirio: ven al
Padre, ven hacia tu Padre, que te espera ansioso. (Amigos de Dios,
nn. 221)
Tomado
de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/
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