Cecilia Barría 02 de noviembre de 2024
Esta
elección presidencial es completamente diferente a las anteriores.
Eso
argumenta Colin Woodard, historiador que es considerado uno de los expertos más
respetados en el análisis de cómo el pasado colonial de Estados Unidos moldea y
explica el presente.
Es
distinta, dice, porque los resultados de las elecciones del 5 de noviembre,
donde se enfrentarán la demócrata Kamala Harris y el
republicano Donald Trump, podrían no solo definir quién llega a la
Casa Blanca sino cambiar profundamente el sistema político de Estados Unidos.
Históricamente,
los candidatos han representado la visión de dos partidos políticos que
defienden un proyecto más conservador versus un proyecto más liberal
(republicanos vs demócratas) y se alternan en el poder.
Pero
en 2024, "lo que está en juego en esta elección es si Estados
Unidos continúa o no con su experimento de democracia liberal",
argumenta el director del Nationhood Lab (Laboratorio de Nacionalidad) de la
Universidad de Salve Regina, Estados Unidos.
La
tensión por las diferencias políticas y culturales en un país con 330 millones
de habitantes repartidos en 50 estados se ha exacerbado en los últimos años.
Pero su origen, según Woodard, está en las grandes oleadas colonizadoras, lo
que le ha llevado a desarrollar la teoría de que EE.UU. es un país con
11 naciones rivales que compiten.
Se
dividen entre aquellas que tienen una tendencia más comunitaria (con mayor
influencia entre quienes hoy votan demócrata) o aquellas con una tendencia más
individualista-libertaria (que en la actualidad se inclinan por los
republicanos).
Por
ejemplo, la nación que Woodard llama Nueva Holanda, donde hoy está
el área metropolitana de Nueva York, es una región comunitaria
que vota tradicionalmente demócrata.
Por
otro lado, hay estados como Kentucky o Virginia del Oeste (parte de los Grandes
Apalaches) cuyas raíces colonizadoras los llevaron a ser más individualistas y
en la actualidad concentran un fuerte voto republicano.
Así
también ocurre con estados como Wyoming, Montana, o Colorado, que forman parte
de la nación llamada "Lejano Oeste".
En
este mapa puedes ver cómo se distribuyen geográficamente las 11 naciones
históricas y su correlación política actual según su tendencia republicana o
demócrata.
Y al final de esta entrevista con Colin Woodard puedes encontrar una descripción de las características de cada una de las 11 naciones en la época de la colonización de EE.UU. y su correlación con ejemplos de estados actuales que mantienen esos valores.
Los
colonizadores europeos venían de tradiciones muy diferentes. Usted plantea que
terminaron creando 11 culturas rivales, 11 naciones en Estados Unidos. ¿Cómo se
formaron esas naciones?
Había
distintos proyectos coloniales que tenían sus propias características
religiosas, etnográficas y políticas, como también distintas ideologías e ideas
sobre la sociedad y la economía que querían crear.
Tenemos,
por ejemplo, a los puritanos que se asentaron en Nueva Inglaterra; los
holandeses en lo que ahora conocemos como la ciudad de Nueva York; los
aristócratas ingleses; o los dueños de plantaciones de esclavos que llegaron a
Charleston y se asentaron en las tierras bajas del sur profundo; y así muchos
otros proyectos coloniales totalmente distintos.
Esas
sociedades nunca imaginaron que terminarían en un continente creando juntas una
nueva federación.
Llegaron
holandeses, españoles, franceses, ingleses, que no se llevaban bien, y muchas
de las características fundamentales de esos proyectos coloniales permanecen
hasta nuestros días.
En esa
época la gente se preguntaba qué tipo de mundo debían crear. Se preguntaban
cómo sería una buena vida, qué iban a celebrar, cuál sería la relación entre la
iglesia y el Estado, o entre la libertad individual y el bien común.
Cada
una de estas naciones era distinta. Sin embargo, en la década de 1780 tuvieron
que descubrir cómo vivir juntas en una misma federación cuando se vieron
amenazadas por la política imperial británica.
Lo que
hicieron fue reunirse para mantener a raya esa amenaza. Ganaron, y cuando
ganaron se encontraron juntos en esta cosa llamada Estados Unidos.
En los
años 1780, 1790, 1830 y posiblemente 1860 no sabían qué era exactamente Estados
Unidos.
Según
sus tesis, son 11 naciones diferentes, pero si tuviéramos que dividirlas en dos
grandes grupos, en dos grandes visiones del experimento estadounidense que
querían construir, ¿cuáles serían?
Desde
el momento en que Estados Unidos se unió como federación, ese ha sido el
debate.
La
misión de Estados Unidos establecida en la Declaración de Independencia fue que
éramos supuestamente un país dedicado a hacer realidad ciertos derechos
inalienables de las personas, como no ser tiranizados, el derecho a buscar la
felicidad como ellos la entendían en aquella época, el derecho a sobrevivir y
tener acceso a este autogobierno representativo.
Es un
experimento, un experimento que busca crear una sociedad donde los humanos
puedan ser libres como humanos individuales. Nadie lo había intentado antes.
¿Pero cómo hacerlo?
Siempre
ha habido una lucha entre dos grupos. Por un lado, los que quieren maximizar la
libertad en términos individualistas, tener menos trabas por parte del
gobierno. Esa visión quiere menos gobierno, menos impuestos, menos regulación,
y con eso conseguiría más libertad.
Luego
surge un contrargumento que busca la creación de un proyecto comunitario, un
proyecto para construir una ciudadanía republicana a través de instituciones y
normas que hacen posible que los individuos sean libres y permanezcan libres.
El
principio es que la gente sea soberana y que desarrolle su potencial,
cultivando instituciones de salud pública, escuelas, carreteras que les
permitan ser libres.
Porque
si no tienes los mecanismos para que cada individuo, desde el momento de su
nacimiento, tenga una posibilidad razonable de hacer realidad sus derechos y
libertades, no podrá lograrlo.
Lo
contrario es una aristocracia donde tus posibilidades de desarrollo como
persona están determinadas por la posición social en la que naces.
Ese ha
sido un gran debate histórico y las diferentes culturas regionales de nuestro
país han tenido actitudes muy diferentes.
Lugares
como el Sur Profundo o el Lejano Oeste, hasta
cierto punto, creen en la libertad individual por encima de todo.
En
cambio, sociedades como las de la costa este son más comunitarias.
Entonces,
esa dicotomía entre la libertad individual y la idea de crear un proyecto
comunitario siempre ha estado presente en la historia del país
Justo
antes de las elecciones de 2016 publiqué un libro sobre la libertad individual
y el bien común en el que advertía que, esencialmente, si se va demasiado lejos
hacia la libertad individual, o si se va demasiado lejos hacia el bien común,
tenemos un problema.
Entonces,
tienes que equilibrar esas dos cosas. Las libertades individuales importan,
como también importa la construcción del bien común y, por eso, hay que tender
al equilibrio.
Pero
parece que nos hemos alejado tanto del equilibrio que la gente dejó de creer en
el experimento estadounidense.
¿Está
eso relacionado con la irrupción de Donald Trump en la escena política y su
victoria en las elecciones de 2016?
Por
esos años surgió una pregunta que pasó a ocupar un lugar importante en nuestra
política y que ahora es central en esta elección: ¿vamos a continuar con el
experimento americano?, ¿vamos a seguir siendo una democracia liberal o vamos a
convertirnos en un lugar más autoritario y autocrático?
¿Se
acabó el experimento o no?
Y eso
es lo que ha estado en la papeleta de votación en 2016, en 2020 y ahora en
2024.
Hoy lo
vemos cuando Trump está abogando explícita y públicamente por una sociedad que
no está comprometida con el experimento estadounidense o los valores de la
Declaración de Independencia.
Esa es
una proposición muy diferente a lo que hemos visto en la historia, es una
proposición que sacude el mapa electoral en comparación con las últimas 20 o 25
elecciones en Estados Unidos.
¿Es
eso entonces lo que está sobre la mesa en esta elección, la continuidad o el
fin del sistema político estadounidense como lo hemos conocido hasta ahora?
¿Qué está en juego?
Lo que
está en juego en estas elecciones es si Estados Unidos continúa o no con su
experimento de democracia liberal. Si continúa intentando crear una sociedad
libre o si vamos a descender a un lugar más autoritario, peligroso e
impredecible.
¿Seguiremos
persiguiendo los ideales de la Declaración de Independencia y tratando de
lograr una sociedad con mayor libertad, o vamos a caer en el autoritarismo, en
el etno-nacionalismo, y convertirnos en un peligro más que en un posible modelo
para el mundo?
¿Qué
influencia tendrán las 11 naciones en los resultados?
Han
tenido una enorme influencia. Lo puedes ver a nivel de los condados en cada
elección presidencial y en las elecciones para el Congreso de mitad de periodo.
Y este año no será la excepción.
Veremos
la postura comunitaria versus la postura libertaria en las diferentes regiones
culturales.
Los
demócratas suelen conseguir una mayor ventaja en las regiones más comunitarias,
mientras que los republicanos ganan en las regiones más orientadas hacia el
libertarismo.
Los
analistas políticos suelen decir que la diferencia más significativa son los
votos entre el campo versus la ciudad...
En
todo el mundo, las áreas urbanas y rurales votan de manera diferente. Las áreas
rurales tienden a ser más conservadoras porque su economía funciona de una
manera distinta a las ciudades y los grandes cambios tienden a ser
desagradables.
En
cambio, las áreas urbanas se basan en la innovación, las cosas se mueven rápidamente
y, por lo tanto, son menos conservadoras. Eso se ve en todo el mundo y también
en EE.UU.
La
verdadera pregunta aquí es si la división entre campo y ciudad es realmente
central en las elecciones. Y la respuesta es que no. Pienso que las culturas
regionales tienen más poder que la dinámica rural-urbana en los resultados.
Y a
las diferencias políticas que han marcado las 11 naciones, ahora se suman, como
usted decía, las diferencias entre la oferta política de Trump y la oferta de
Harris.
Ahí es
donde volvemos a la cuestión del futuro del país en términos de si queremos un
país etno-nacional o uno cívico-nacional.
Yankeedom, por
ejemplo, está bastante bien inoculada contra la economía libertaria, desde los
primeros puritanos. Ellos tenían un sentido de misión, una creencia en las
instituciones y la idea de crear un proyecto conjunto para la sociedad, pero
esos valores no constituyen necesariamente una resistencia tan fuerte contra el
argumento etno-nacionalista que promueve Trump.
En
2016 Trump ganó porque ofrecía más promesas comunitarias que cualquier otro
candidato republicano desde, quizás, el expresidente Dwight Eisenhower en los
años 50.
En
esas elecciones Trump decía que iba a reemplazar el sistema de salud Obamacare
por un sistema de salud más barato y mejor, o prometía que iba a usar el poder
del gobierno federal para revertir el colapso manufacturero en todo el centro
del país, en el llamado Cinturón del Óxido.
Eran
promesas a la escala del “New Deal” ["Nuevo Trato", o "Nuevo
Contrato Social" creado por el presidente Franklin Roosevelt para luchar
contra los efectos de la Gran Depresion en los años 30] que requerían, de
alguna manera, una intervención del poder federal. Y al final, esencialmente no
cumplió con la mayoría de ellas.
Eso le
costó en 2020 perder el impulso que había conseguido especialmente en áreas
rurales de Yankeedom y Midlands [otras de las 11 naciones].
Perdió
el impulso que le habían dado esas grandes promesas comunitarias y no creo que
en estas elecciones haya aumentado la creencia de que va a transformar el país
como alguna vez lo prometió.
Cómo
son cada una de las 11 naciones
1.
Yankeedom: comunitaria. Ejemplos de estados actuales:
Michigan, Minnesota.
En
esta región se diseminó el legado de los puritanos del siglo XVII que creían
que Dios les había encomendado la tarea de crear una "sociedad más
perfecta" caracterizada por el control local e instituciones sólidas. Se
caracteriza por un "crisol de razas".
2.
Nueva Holanda: comunitaria. Ejemplos de estados actuales: Nueva
York.
Fundada
por colonizadores holandeses, siempre ha tenido los rasgos de la Ámsterdam del
siglo XVII: una ciudad-estado con orientación global, con una cultura
materialista, multicultural y comercial, comprometida con la tolerancia.
3.
Tierras del Centro: inclinación comunitaria. Ejemplos
de estados actuales: Iowa, este de Nebraska.
Culturalmente
pluralista y fundada por cuáqueros ingleses. La pureza étnica y religiosa nunca
ha sido una prioridad. Orientada a la comunidad, pero desconfía de la
intervención gubernamental desde las altas esferas.
4.
Tidewater: en el pasado era individualista, en la actualidad es
comunitaria. Ejemplos de estados actuales: zona este de
Virginia, sur de Maryland.
Los
hijos menores de familias aristocráticas del siglo XVII intentaron recrear la
sociedad señorial semifeudal de la campiña inglesa. Tradicionalmente, esta
región era conservadora, pero se transformó drásticamente en los últimos 50
años.
5.
Grandes Apalaches: individualista. Ejemplos de estados actuales:
Kentucky, Virginia del Oeste.
Fundada
por colonos procedentes de Irlanda del Norte, del norte de Inglaterra y de las
tierras bajas de Escocia, es una cultura guerrera profundamente comprometida
con la soberanía personal y la libertad individual. Desconfía de la autoridad
externa.
6. Sur
Profundo: individualista. Ejemplos de estados actuales:
Carolina del Sur, Misisipi.
Colonizada
por esclavistas de Barbados. El gobierno está destinado a servir a la
oligarquía. Los líderes políticos buscan la reducción del poder federal, de los
impuestos y de las regulaciones para proteger el medio ambiente y la población.
7. El
Norte: inclinación comunitaria. Ejemplos de estados actuales:
partes del sur de California y Texas.
Es una
región alejada del poder del imperio hispanoamericano. Está muy distante de
Ciudad de México y de Madrid. Ahora dividida por la frontera entre Estados
Unidos y México, es una zona con un ambiente más independiente, autosuficiente,
adaptable, y centrada en el trabajo.
8.
Costa Oeste: comunitaria. Ejemplos de estados actuales: la
Bahía de San Francisco, costa de Washington y Oregon.
Ciudades
fundadas por yanquis, es decir, habitantes de Nueva Inglaterra (región del
noreste de Estados Unidos), a las que también llegaron granjeros y comerciantes
de pieles de los Grandes Apalaches. El utopismo yanqui se fusionó con el
énfasis de los Apalaches en la autoexpresión y la exploración individual.
9.
Lejano Oeste: inclinación individualista. Ejemplos
de estados actuales: Wyoming, Montana, Colorado.
Asentamiento
controlado en gran medida por corporaciones o gobiernos a través de la
construcción de ferrocarriles, represas, sistemas de irrigación y actividad
minera. Fue explotado como una colonia interna, lo que dejó un resentimiento
duradero contra la influencia externa y el gobierno federal (que posee gran
parte de la tierra).
10.
Nueva Francia: en el pasado comunitaria, en la actualidad individualista. Ejemplos
de estados actuales: zona francesa de Luisiana (conocida como Cajún).
Los
cajunes (o acadianos) que actualmente habitan Nueva Francia son descendientes
de los exiliados de la región de Acadia, antiguas colonias en Canadá. Solía ser
una cultura igualitaria, realista y basada en el consenso. En los últimos 20
años se ha convertido en una región con las características del "Sur
Profundo".
11.
Caribe Español: inclinación comunitaria. Ejemplos
de estados actuales: sur de Florida y Puerto Rico.
Es un
enclave de una región más amplia en la cuenca del Caribe dominada por la
cultura marítima de la España imperial con sede en La Habana
(A las
11 naciones se suma el enclave comunitario de la Gran Polinesia -que
incluye Hawái- y se suma la región comunitaria o Primera Nación,
que incluye zonas de Canadá, Alaska y Groenlandia).
Tomado
de: https://www.bbc.com/mundo/articles/c0rwew47q4ro
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