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viernes, 28 de enero de 2011

Caos urbano


Por Humberto Blanco

Cuando cese el estado actual de anarquía, y se tenga que ordenar el desarrollo urbano de las ciudades de Venezuela, será cuando algunos entrarán en cuenta del daño infringido sobre todo a los más esperanzados, que lamentablemente son los más necesitados. Surgirá entonces una mayor demanda de recursos, los cuales no estamos ciertos de poder lograr y disponer, pero mientras sigue esta decadente borrachera “revolucionaria”, seguiremos observando la mayor ignominia gestada por una clase depredadora del sentido y de la razón, violando ordenanzas, reglamentaciones, planes de ordenamiento territorial, y otras normas que deben regir el desarrollo y crecimiento de cualquier ciudad en el mundo.

En medio de semejante despropósito surge la interrogante: ¿Cómo decirle a la población necesitada de vivienda, en especial a aquella que la perdió por negligencia e incapacidad de las autoridades de turno?, que esos suelos donde ahora pretenden construir están sujetos a ordenanzas y tienen establecidos sus usos, sin que con ello dejen de vernos como seres indolentes?. Sin duda la respuesta está en lo que será tarde o temprano la cruda realidad, y es que ceder o ignorar las normas no ayudará a construir la ciudad que todos anhelamos, por el contrario estaremos contribuyendo al caos, trayendo consigo un mayor deterioro de la calidad de vida de nuestra población, incrementando inexorablemente la anarquía y la consecuente pérdida de hogares, aún cuando pueda crecer la cantidad de cuasi-soluciones habitacionales y de albergues.

Son innumerables los efectos causados por una mala planificación de la ciudad, pero más grave aún, cuando las decisiones son tomadas por algunos funcionarios públicos ungidos de una sabiduría universal, y que en general desconocen la importancia de un criterio racional basado en el conocimiento y la experiencia. Ellos por el contrario apuestan al aprendizaje callejero, ese que nos habla de que inventamos o erramos, en un contexto que no fue el que vivió el ilustre Simón Rodríguez. Otras veces se actúa con la autoridad del loro, repitiendo una y otra vez, las tres palabras que le enseñaron a decir.

El tiempo, al igual que el aprendizaje y la vida son dones que los podemos utilizar, aprovecharlos o perderlos; en cualquier caso es muy triste cuando de ello no se tiene conciencia.

Debemos esperar que la ineficiencia e ineptitud comprobada de “los hacedores revolucionarios” les impida concretar esos planes insensatos para bien de todos los ciudadanos y así podernos rescatar (tan pronto se pueda) de un futuro incierto.

Causa mucho desagrado tener que ser ave agorera en medio de semejante caos, pero solo una medicina cruda y agria pudiera hacernos cambiar de rumbo. En Venezuela hemos servido de conejillo de indias, por quienes recurren a una crisis generacional de profesionales, en la cual sale triunfante una camarilla de incapaces que desprecian el conocimiento y luego imponen a noveles aprendices sus formulas oscuras impregnadas de inmediatez. La experiencia y el conocimiento no se deben separar, forman parte de un mismo lazo y nos evitan o amortiguan grandes caídas.

Cabe preguntarse en estos días: ¿Donde están los estudios de factibilidad de servicios para todas las viviendas que se vienen ofreciendo?. La respuesta es muy clara: si en 12 años de revolución no se han construido obras que satisfagan la demanda de suministro de energía eléctrica o de agua potable, o de recolección y disposición final de aguas residuales, o de desechos sólidos y tampoco se ha mejorado ni aumentado la infraestructura vial, salud, educación, entre muchas otras, la consecuencia es clara, se está alimentando un caos de resultados impredecibles, auspiciado por los funcionarios de turno.

Es tarea de todos alertar a los ciudadanos, en especial a los más necesitados en su condición de víctimas y la herencia que dejaran a sus hijos. La manipulación originada desde las más altas cumbres del poder, es el castigo de un contumaz que debemos frenar.

¡Ojo Pelao! Arquitecto Sexto.

Publicado por:
http://elrepublicanoliberal.blogspot.com/2011/01/caos-urbano-humberto-blanco.html

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