Por Mayela Armas
Con un retraso de año y
medio, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó las cifras del primer
semestre de 2015 que revelan que a los venezolanos el sueldo no les da para
cubrir sus necesidades básicas.
Caracas. “Desde hace tres
años soy más pobre”, afirma Leornado Ramos, residente del sector 19 de abril de
Cerro Grande en El Valle. Aunque trabaja como vigilante, el ingreso que devenga
—que es el salario mínimo actual de 15.051 bolívares— no le rinde para atender
las necesidades básicas de su familia. Su esposa no trabaja y tiene tres hijos.
Ramos es uno de los tantos
venezolanos que se han sumado a las filas de la pobreza, porque la inflación
les pulverizó los sueldos. Con año y medio de retraso, el Instituto Nacional de Estadística (INE)
publicó las cifras de pobreza por ingresos al primer semestre de 2015 y esa
información revela que 2,4 millones de personas no tienen plata en sus
bolsillos.
Eso significa que un mayor
número de familias no dispone de recursos suficientes para cubrir sus
necesidades esenciales. Leonardo apunta que hace unos años con lo que ganaba
podía comprar carne y hasta distraer a los muchachos, ahora no puede hacer eso:
“Era rico y no lo sabía, hoy no puedo comprar casi nada y hasta tengo que comer
menos”.
“Para el año 2019, Venezuela
debe llegar a tener cero por cien de pobreza en el país”, llegó a decir el
presidente Nicolás Maduro en un acto del Sistema Nacional de Misiones en 2013.
Sin embargo, los datos oficiales muestran que esa lucha se perdió.
El reporte del INE indica
que en el primer semestre de 2012 —año electoral y de alto gasto— al 27,2 % de
los venezolanos no le alcanzaba la plata para adquirir la canasta básica
(alimentos, medicinas y servicios), mientras que en el mismo período de 2015,
esa cifra sube a 33,1 %.
Las razones
Este incremento de la
pobreza por ingresos responde al comportamiento de los precios, que deteriora
la capacidad de compra del salario. De acuerdo con la información el Banco Central de Venezuela (BCV),
el pasado año la inflación fue de 180,9 %, pero los salarios de la población no
subieron a la misma velocidad.
Y aunque el Gobierno en su
discurso se jacta de que se ha incrementado el sueldo mínimo en diversas
oportunidades y que se otorgan beneficios a través de las misiones, la realidad
es que la inflación, que va en ascenso, evapora los aumentos y las ayudas se
quedan cortas.
La economía venezolana
padece una prolongada crisis por el modelo de controles impuesto por el
Gobierno, que se ha reflejado en altos precios y escasez, las cuales padece la
mayoría de la población.
Pero hay más: la pobreza
extrema en la primera mitad de 2012 era de 7,7 %, en igual lapso de 2015, fue
9,3 %.
Para Yaritza Méndez, una
obrera que habita en una zona popular de Valencia, su situación es crítica
desde hace nueve años. Cuenta que en 2005, cuando empezó a trabajar, el
dinerito le rendía hasta para recrearse, a los dos años sintió que estaba
ahorcada. Tiene un bebé de ocho meses y dice que hace maromas para poder
adquirir la leche y los pañales.
Al igual que Leonardo,
Yaritza comenta que hay días en que debe alimentarse menos veces porque tiene muy
poco en su casa: “En las comidas me limito, porque no puedo pagar lo que
cuestan algunos productos. Hace años compraba con frecuencia pollo y carne,
ahora eso es un lujo para mí”.
Según la Encuesta de Condicionas de
Vida (Encovi),
a 87 % de los venezolanos el ingreso no le alcanza para la compra de comida y
en el caso de las familias más pobres esa insuficiencia llega a 93 %.
En 2015, la inflación de
alimentos fue de 315 %, según el BCV, pero la aceleración ha seguido. Por
ejemplo, la canasta alimentaria entre julio de 2015 y julio de 2016 aumentó 704
% y está en 228.043 bolívares, informó el Centro de Documentación e Información de los
Trabajadores(Cenda).
Por esas restricciones en el
acceso a la comida, los niños son los que más sufren. Yngrid Candela, profesora
del Cendes, dijo recientemente en
un foro que en 15 entidades la desnutrición estaba entre 9 y 27 %.
Foto referencial: Cheché
Díaz
26-08-16
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