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miércoles, 31 de agosto de 2016

Venezuela: una “justa” distribución de la miseria, @jesusalexisgon





Por Jesús Alexis González, 29/05/2016

A propósito de la marcha nacional del 1 de septiembre 2016 la cual suponemos majestuosa y que culminará con la Toma de Caracas, el presidente de la República sostuvo que “solo el pueblo en la calle derrotará los intentos de golpe”; confusa y estrafalaria afirmación que nos motiva a señalar (haciendo uso de la literatura marxista) que las manifestaciones callejeras constituyen una forma de  lucha de clases en la medida que el proletariado visualice como objetivo final la destrucción de la burguesía concepto donde agrupan a los propietarios de los medios de producción que emplean trabajo asalariado, lo cual intentan alcanzar a través de una revolución en aras, suponen, de provocar una profunda transformación en el orden político, económico y social apuntalada en un cambio radical de las relaciones sociales de producción hasta alcanzar la sustitución del modo de producción, entendido como el proceso de elaboración de los bienes materiales configurando de tal manera la estructura de la sociedad que al ser, sostienen, de tipo capitalistadebe ser desplazada habida cuenta que dicha estructura, afirman, no depende de los deseos ni de las intenciones de los hombres, ni de las ideas ni de las teorías, ni de las formas del Estado ni del Derecho, sino por el modo de producción imperante que al modificarse igualmente lo experimenta  el régimen social, induciendo un cambio de las ideas políticas, jurídicas, religiosas, artísticas, y filosóficas.

Si tal planteamiento marxista fuese científicamente valido, también lo sería para el caso venezolano cuando se aspira destruir el movimiento chavista que desde el poder (sin gobernar) se ha venido apropiando por distintas vías los medios de producción hasta configurar un ineficiente modo de producción cuyo mayor logro (y único) ha sido instaurar una “justa” distribución de la miseria, a tal punto que en el Índice de Miseria a nivel mundial publicado en agosto 2016 ubicó a Venezuela como el país más miserable del mundo(entre 74 países) con un 181% (peor mientras se aleja de 0) superando por mucho a Bosnia que ocupó el segundo lugar con un 49% mientras que el mejor ubicado fue Tailandia con un 1,1%; al extremo que la prospera y pujante Venezuela de ayer (hasta hace unos 17 años) la mira hoy el mundo con lastima, tristeza e incredulidad (y el pueblo experimentando angustia e indignación) ante el escenario de escasez, proliferación de enfermedades (como la malaria que según la Organización Mundial de la Salud fue erradicada en el mundo en 1961), inseguridad, desabastecimiento, elevada tasa de criminalidad, aumento de la pobreza y ¡mucho más!; aunado a un marcado deterioro de las instituciones que sustentan la democracia cuyo desenvolvimiento propició una fuerte crítica por parte del Secretario General de la OEA: “En Venezuela hoy no rige ninguna libertad fundamental ni ningún derecho civil o político”.

El Instituto Nacional de Estadística (INE), recién termina de publicar (¡por fin!) información referida a la población por Línea de Ingreso (I semestre 2015) indicando que tal situación afectó al 33,1% de los hogares (suponemos por obviedad que al II semestre 2016 la situación es mucho peor) siendo que entre enero 2013 y junio 2015 las personas en condición de pobreza aumentó en 950.771 hasta alcanzar la cifra de 12.170.000 equivalente al 39,7% del total poblacional, de donde se desprende que cerca de 5.000.000 de venezolanos fueron llevados a esa penuria en el presente periodo constitucional. Tan indeseable circunstancia, se intensifica y complica ante la disminución de las reservas internacionales liquidas (y la falta de probidad al haber eliminado los Fondos de contingencia) que para julio 2016 cayeron hasta US$ 153 millones, monto que al relacionarse con el promedio de liquidación diaria de divisas para importaciones por parte del Banco Central de Venezuela (BCV) de US$ 31 millones, se obtiene el dramático resultado que el país cuenta (en teoría) con recursos para unos¡5 días de importaciones! adicional a otros16 días de consumo nacional provenientes de recientes importaciones de materia prima para la producción agroindustrial; no siendo nada accidental que la materia de importaciones haya quedado reducida al espacio gubernamental al tiempo que las privadas se han reducido en un 98%. Dicho escenario lo había anticipado el BCV cuando señaló que durante la actual presidencia (2012-2015) las importaciones per cápita en US$ disminuyeron en un 47% lo cual indujo una manifiesta escasez (fundamentalmente de alimentos y medicamentos), tanto de origen extranjero como domestico ante la caída de la oferta nacional por la disminución de la capacidad interna de producción como consecuencia de la ausencia de materia prima importada que es vital en más de un 60% para la elaboración de productos. Venezuela requiere de unos US$ 35.000 millones/año en importaciones (deflactadas de corrupción y sobrefacturación) en pro de configurar un moderado abastecimiento dentro de un concreto plan de producción nacional; actualmente agudizada por una demoledora inflación mensual promedio de un 20% y una acumulada enero-julio 2016 del 240% que ha venido propiciando una pérdida del salario realparahacer frente a una Canasta Alimentaria Familiar (58 productos) que se situó para julio 2016 en Bs 363.866,73 (un incremento del 32% con respecto al mes anterior)  con un salario integral recientemente “aumentado” (14 veces en la actual “gestión” presidencial) hasta Bs 65.057,62 (Bs 22.576,72 de salario mínimo y Bs 42.480,90 de bono de alimentación) monto que le permite a los hogares apenas cubrir el 17,9% de la canasta.

Tan delicada situación, es calificada por el gobierno en su acostumbrada externalidad (el culpable es siempre otro) como una “guerra económica” ejecutada por la “oligarquía criolla” con complicidad estadounidense (¿?), razón que justificó (¡!) por parte del ministro de la Defensa en su condición de Coordinador de la Gran Misión de Abastecimiento Soberano y Seguro la designación (agosto 2016) de un General o Almirante para “gobernar” (sic) cada uno de los 18 principales productos regulados, es decir ¡18 Generales para custodiar una ínfima oferta! que en su casi totalidad proviene de las importaciones realizadas por el sector oficial dentro de un marco militar-cívico de la administración pública, donde un 50% de los ministros son oficiales activos de mayor rango y un 60% de los gobernadores son exmilitares; haciendo difícil comprender cómo a pesar de ello no pueden batallar con éxito contra una supuesta “guerra económica” o es simplemente una vitrina para “trasladar” la responsabilidad del fracaso gubernamental al reducido sector privado eficiente que con máximo esfuerzo sobrevive y a los ¡bachaqueros de petare!.

Finalmente, no tenemos duda alguna en cuanto a la celebración del referendo revocatorio presidencial en 2016 apoyando nuestra convicción en aportes como el  de Gramsci en relación a la fricción entre elpesimismo de la inteligencia (los conflictos del pensamiento emergen del conocimiento) y el optimismo de la voluntad (un pueblo con pasión dirige sus fuerzas hacia la búsqueda de una nueva realidad). El 11,6% de los venezolanos respalda al chavismo, un 7% desea que el actual presidente continúe mandando y un 93% muestra con optimismo su voluntad de revocación; y en razón de ello marchará masivamente el 1S en aras de presionar para la recolección del 20% unas  3,9 millones de firmas equivalente al 21,5% de los 18,1 millones de votantes que ¡desean salir de esta angustia!, y  que con reprochable cinismo “aprobó” el CNE ¡¡sin dar fecha ni normativa de recolección!!


Economista Jesús Alexis González
@jesusalexisgon

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