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viernes, 26 de agosto de 2016

EL 1 DE SEPTIEMBRE, por @trinomarquezc



Trino Márquez 25 de agosto de 2016
@trinomarquezc

¡Todos a tomar Caracas el 1-S!

El Referendo Revocatorio y la Toma de Caracas, impactante consigna propagandística con la cual se ha identificado la movilización-concentración del 1 septiembre, removió las pocas tuercas fijas que le quedaban a esa maquinaria destartalada que es el gobierno de Nicolás Maduro.

Los jerarcas del régimen perdieron las chavetas. Se consideran la reencarnación de Stalin, quien creía salir fortalecido con cada purga que acometía. Amenazan con destituir a los funcionarios que firmaron la solicitud para iniciar el RR. Disparate mayúsculo. Violan la Constitución que ellos mismos elaboraron y aprobaron por inmensa mayoría –Arts. 141 y 145- y  el Estatuto de la Función Pública, sancionado en 2002, se enemistan con la OIT, y obligan hasta al Defensor del Pueblo y a los pocos sindicatos chavistas que aún quedan, a deslindarse de Maduro, Cabello y Rodríguez, promotores de esa cacería de brujas fascista. En vez de demostrar fortaleza y cohesión en sus filas, reeditan la Lista Tascón, evidencia de otro fracaso: no han sido capaces de atraer la lealtad ni siquiera de los cuadros técnicos y profesionales de la Administración Pública. 

 A la movilización del 1 de septiembre intentan descalificarla invocando argumentos rocambolescos. Dicen que se trata de la reedición del 11 de abril. Que persigue desatar la violencia. Que es subversiva porque insurge contra el orden establecido. Ahora sí hay que defender el orden impuesto por la revolución. La paradoja resulta grotesca. Cuando el régimen navegaba en medio de una ola enorme de popularidad, cualquier evento o fecha era conveniente para convocar las masas. El calendario de días festivos  y de júbilo fue engordado. Se celebraba el aniversario del 4-F, el primer triunfo de Hugo Chávez el 6 de diciembre de 1998, el aniversario de la convocatoria a la Constituyente, el inicio de la Misión Barrio Adentro. Se conmemoraba el 27 de febrero, como origen remoto de la revolución bolivariana.  No había antojo del comandante o de su heredero que no fuera celebrado con un acto de masas, si admitimos que tal calificativo puede aplicárseles a los encuentros  realizados en recintos pequeños y cerrados repletos con funcionarios obligados, lista en mano,  a acudir. Maduro repite este método con frecuencia maquinal. Hace pocos días, para lanzar la Gran Misión Abastecimiento Soberano, presidida por Padrino López, organizó un acto “popular”. Por cierto, ¿qué será de la vida de los CLAP y de esa “gran misión”?

 Ahora la MUD debe movilizar la gente. El pueblo necesita el RR y el RR necesita al pueblo. Sin las masas movilizadas será imposible que el revocatorio se realice en 2016, en 2017 o en algún momento del futuro cercano o lejano. Esta precondición  rige para cualquier consulta electoral de ahora en adelante. Para lograr que se efectúen las consultas para elegir los gobernadores, los alcaldes y el Presidente de República, habrá que desatar una presión gigantesca sobre el régimen, a pesar de ser fechas constitucionales. Ya Maduro y compañía no quieren acudir ni a una elección de reina de carnaval. Saldrían derrotados.

Una de las enseñanzas de Fidel Castro es esa: evitar a toda costa los comicios, sobre todo cuando existe la certeza de que van a perderse. Esta máxima la ha aplicado en Cuba durante 60 años: ¿elecciones para qué? Mejor es ser dictador. En la isla este desiderátum de los déspotas se logró. En Venezuela, a pesar de la alianza con los autócratas  antillanos, resultó imposible. Aquí habrá comicios, aunque le pese a la comandita: la oposición resistió y se organizó, la sociedad civil sigue viva y la presión internacional aumenta cada día.

 El temor de Maduro y compañía no es porque el 1 de septiembre vaya a producirse un golpe de Estado o actos de violencia que comprometan la paz del país. Los sediciosos y los agresivos se encuentran en Miraflores y en el PSUV. El miedo de la cúpula chavista reside en que ese día se mostrará ante la nación y el resto del planeta, la insondable soledad, aislamiento e impopularidad del régimen. Quedará claro, una vez más, que los rojos solo podrán permanecer en el poder violando la Constitución, desconociendo la voluntad mayoritaria de los venezolanos y reprimiendo, camino ya recorrido por Pérez Jiménez, y que sabemos dónde y cómo  concluye.

 ¡Todos a tomar Caracas el 1-S!

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