CARMEN DE CARLOS 06 de noviembre de 2016
Alejandro
Toledo, presidente de Perú entre el 2001 y el 2006, conoce bien el poder de la
calle. «Si nosotros no hubiéramos encabezado la marcha de los Cuatro Suyos,
Fujimori todavía estaría gobernando Perú», asegura. La manifestación a la que
se refiere se produjo, en julio del 2000, contra el fraude electoral
perpetrado, ese mismo año, por el hoy encarcelado Alberto Fujimori. «Entonces,
-añade- fueron clave los jóvenes como lo están siendo ahora en Venezuela».
«El
chino», como se conoce en Perú a Fujimori no pudo soportar la presión y terminó
fugándose a Japón. Toledo recuerda aquellos episodios al hilo de los
acontecimientos que se suceden en Venezuela, un país que le «preocupa» y donde valora
«la prudencia con la que ha entrado el Papa». En ese contexto, da «gracias
a Dios que tenemos en
la OEA a una persona como Luis Almagro». Dicho esto, avisa: «Venezuela es
un tema crucial en la región y los demócratas no pueden quedarse en silencio,
ni los expresidentes ni los presidentes en ejercicio. El que lo haga pasará a
la historia como cómplice de los regímenes autoritarios».
De
paso en Buenos Aires para presentar «La sociedad compartida», su último libro
(ha escrito una veintena) editado por Planeta, Toledo se muestra comprensivo
con la
incipiente gestión de Pedro Pablo Kuczynski, «en 100 días no se puede
satisfacer a toda la población. Ha avanzado satisfactoriamente aunque los
frutos, inevitablemente, se verán a largo plazo porque las políticas sociales
demoran en madurar», observa.
Toledo,
que de niño lustraba zapatos para ganarse unas monedas, logró una beca en
Stanford, se doctoró en Ciencias Económicas y hoy es profesor y voz autorizado
de la universidad. «El crecimiento es un medio no un fin», sentencia. «En mi
Gobierno –recuerda- se creció del menos 3 por ciento al 7,5 por ciento anual
pero la población no lo percibió, el derrame no se dio porque no es suficiente
con crecer. Hay que tener políticas sociales deliberadas». Para
ilustrarlo pone un ejemplo, «dupliqué los sueldos de los docentes, pero se
venía de tan abajo que aún así no les alcanzaba para pagar su capacitación.
Conclusión, el Estado necesita financiar la capacitación de los docentes,
porque en la educación está parte del futuro».
Bicentenario de la independencia
Con la
vista en el bicentenario, observa: «Perú en 2021 va a cumplir 200 años de
independencia, pero aún somos esclavos desde el punto de vista
económico, porque no hemos sido capaces de darle valor agregado a
nuestra producción y la gente sigue siendo pobre de generación en generación».
La
corrupción, «una enfermedad endémica en todo el mundo», asegura, es uno de los
grandes males de Latinoamérica. «Para cortarla, -advierte- hay que tener
decisión política» pero «debemos ser realistas, no se puede hacer por decret».
En ese contexto y respecto a Perú, señala la necesidad de, «adoptar medidas de
fondo con el acompañamiento del Congreso» pero señala un problema no menor: «La
mayoría la tiene el fujimorismo y no el oficialismo».
El
expresidente al que Evo Morales se dirige como «mi hermano
mayor», confía en que el presidente de Bolivia, «cumpla con su palabra y no
intente otro referéndum para presentarse a nuevas elecciones». Toledo
apuesta por «instituciones fuertes” donde “la justicia no se compre y se
venda», insiste para aclarar que éste desafío está «pendiente América Latina.
Hemos aprendido a manejar nuestra economía -añade-, ya no generamos
hiperinflaciones, no tenemos los problemas que teníamos antes con las deudas
externas y se está sincerando en la región el valor de la democracia con
crecimiento pero las instituciones -lamenta- no son robustas».
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