FÉLIX PALAZZI 12 de noviembre de 2016
@FelixPalazzi
Desde
que la lógica militar se impuso sobre la civil y democrática el lenguaje político
venezolano se transformó en uno de guerra, confrontación y neutralización del
adversario. Cuando la clase política asume un lenguaje intransigente
comunicando un discurso de odio y simplismo conceptual, la sociedad civil
termina siempre siendo la víctima de los mayores desafueros. Este lenguaje
permeó a todas las esferas de nuestra cultura acentuando los males ya
existentes y carcomiendo el tejido social y humano. La sociedad civil se
encuentra actualmente desarticulada precisamente en este momento histórico
cuando se necesita de su potencialidad para reconstruir el tejido social
fracturado.
Razones
La sociedad civil tiene todas las razones objetivas para desconfiar del proceso del diálogo. No es un desatino asumir que el gobierno está buscando ganar tiempo y evitar el camino constitucional del referéndum revocatorio en el 2016. La sociedad civil tiene sobradas razones para desconfiar del gobierno. Muchas de estas razones se han expuesto en excelentes artículos durante estos días. Más allá desde toda valida opinión o argumentación, todos hemos sido testigos de la actuación de bandas civiles armadas que intimidan o atacan toda protesta legítima y manifestación pública. Tal vez, este hecho es el que más debe preocupar a todo político o representante de la sociedad civil que llame al enfrentamiento de las partes. Evitar esta confrontación a toda costa nace de la sincera reflexión que cada uno debe hacer al preguntarse sobre su papel activo en la sociedad. Nadie está llamado ser Abraham para sacrificar a su hijo/a o a sí mismo en una confrontación cívico-militar. Ya hemos sacrificado a muchos venezolanos y, al final, las familias que padecieron las tristes consecuencias han quedado olvidadas.
La
razón parece ser una herramienta poca efectiva en estos días. De allí su
percepción de poca eficacia. Mucho más cuando la lógica de la fuerza y el poder
es la predominante. La opción del diálogo fue sin duda la más frágil, pero hay
que confiar en la capacidad democrática de la sociedad civil para exigir los
derechos. La Asamblea Nacional es continuamente socavada, vulnerando así la
expresión del voto popular.
Gracias
al voto
Aquí el diálogo se ha dado porque la oposición ha ido ganando una presencia significativa en el ámbito nacional. Y lo ha hecho gracias al voto popular, aún en contra de la desventaja frente a los medios y recursos del Estado. El gobierno, por su parte, cual Goliat, sólo confía en la fuerza que lo blinda y su tamaño desmesurado. No logra ver que ésta es su mayor debilidad, que puede llevarlo a su total fracaso.
La
fuerza por sí sola es temporal, y como canta la narración de David y Goliat, es
siempre insuficiente. El tamaño desmesurado que el gobierno ha alcanzado con la
acumulación de poder y espacio le impide percibir que la mejor opción para su
continuidad como opción política a futuro es cumplir con la Constitución y
fortalecerse en las elecciones.
La
sociedad civil no tiene otra alternativa que confiar en la astucia y crecer en
la confianza a pesar de lo desesperado que parece la situación actual. Ha de
valerse de todas las herramientas por insignificantes que parezcan para
restituir la democracia y lograr el reconocimiento de los derechos
constitucionales. Así como David logró desafiar a un imperio, la sociedad civil
debe insistir por todas las vías posibles, por débiles que parezcan, para
reconstruir el espacio democrático.
Félix Palazzi
Doctor en Teología
felixpalazzi@hotmail.com
@FelixPalazzi
Doctor en Teología
felixpalazzi@hotmail.com
@FelixPalazzi
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico