Por Indira Rojas
En cincuenta y cinco años de
producción industrial de harina precocida de maíz en Venezuela, nunca se habían
detenido las plantas procesadoras del ingrediente principal de la arepa, el
alimento más consumido por los venezolanos. La paralización ocurre a pocos días
de diciembre, cuando las hallacas disparan el consumo de harina de maíz a sus
máximos anuales.
En Venezuela hay 27 plantas
procesadoras de maíz blanco y 18 de ellas son administradas por el Estado. De
las 9 restantes, 3 pertenecen a Alimentos Polar y están inoperativas desde el
jueves 10 de noviembre de 2016. Y, hasta ahora, el Gobierno no se ha
pronunciado sobre la crisis de materia prima en el sector.
Rafael Rodríguez, presidente
de la Asociación Venezolana de Industriales de Harina de Maíz (Venmaíz), afirmó
que las ocho procesadoras afiliadas a la cámara “están operando con
dificultades similares a las que enfrenta Polar”, durante la primera reunión de
la comisión especial de la Asamblea Nacional para el estudio de la crisis
alimentaria.
Al encuentro también
asistieron Tony Pestana, Presidente de la Confederación Nacional de
Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro), y Manuel Felipe
Larrazábal, director general de Alimentos Polar. Sentados en semicírculo en la
Sala Francisco de Miranda del Palacio Legislativo, cada uno mostró a los cinco
diputados de la oposición que conforman la comisión sus cifras en rojo y sus
intentos por acercarse al Ejecutivo para compartir soluciones y superar la
crisis. La bancada oficialista todavía no ha designado a los dos representantes
que le corresponden.
Desde el 19 de enero de este
año, Fedeagro participó en 41 reuniones del Consejo Económico Nacional
Productivo; Venmaíz publicó cuatro comunicados entre marzo y septiembre que
alertan sobre los bajos inventarios de maíz blanco, y Alimentos Polar envió
“siete cartas al jefe de la Gran Misión de Abastecimiento Soberano, catorce al
Ministerio del Poder Popular de la Alimentación y ciento ochenta y cinco a
diferentes organismos” para llamar la atención del Ejecutivo Nacional sobre los
factores que limitan la producción, dice el director de la empresa. “El
Gobierno está advertido sobre lo que está sucediendo”.
El último informe de la
Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea) muestra en números
rojos la producción de harina de maíz en el país. Al comparar el tonelaje reportado
en octubre de este año con la producción del mismo mes en 2015, se evidencia
una caída de 37,6%. El acumulado para ese mes en 2016 versus el acumulado para
octubre de 2015 evidenció una baja de 25,5%.
El presidente de Empresas
Polar, Lorenzo Mendoza, fue retenido el jueves en el Aeropuerto Internacional
Jacinto Lara de Barquisimeto. No pudo volar a Ecuador, donde asistiría a una
conferencia de la Cámara de Comercio de Quito, que se suspendió para
solidarizarse con el empresario. Mendoza aseguró que las autoridades del
terminal aéreo no justificaron la acción y sólo dijeron que “eran órdenes desde
Caracas”. En el aeropuerto declaró:
“Tenemos seis días con las
plantas de harina precocida de Harina P.A.N., y de Mazorca en Cumaná, paradas
por falta de materia prima. El Estado venezolano ha paralizado, por falta de
acceso a la materia prima, a la industria nacional de harinas precocidas de
maíz. ¡Es algo insólito! No le permiten al productor tener una rentabilidad,
como lo dice la Ley de Precios Justos, y el productor no quiere vender maíz
para tener pérdidas”
Una propuesta de solución:
el acuerdo
Alimentos Polar planteó al
Gobierno descongelar los precios a los productores y elevar el
precio regulado del maíz de 96 a 243 bolívares por kilo.
“Frente al riesgo de no
producir, propusimos un acuerdo para comprar lo que queda de la cosecha a un
precio justo para los productores nacionales y vender a 770 bolívares el kilo
de harina, que es 70% más económico que las harinas importadas”. El
acuerdo también es significativo porque implica un pacto entre
agricultores y empresa para la recuperación de la producción, y cuenta con el
respaldo del 98% de la plantilla de trabajadores.
“En Venezuela existe la
capacidad de producir todo el maíz blanco que requiere la industria de harina
precocida de maíz, y también es posible abastecer el mercado con harina hecha
en Venezuela, lo que hace falta es ofrecer las condiciones para lograrlo.
Impulsar la producción nacional beneficia a los agricultores, trabajadores,
empresas y consumidores”, apuntó Larrazábal en un comunicado publicado el 9 de
noviembre. El convenio permitiría:
1. Garantizar la
materia prima hasta el mes de diciembre y evitar que el Estado deba importar
maíz blanco adicional durante lo que resta de año. Esto permitiría un ahorro de
20 millones de dólares.
2. Garantizar la
producción de Harina P.A.N. y Mazorca para los próximos meses. La cantidad de
maíz que se les va a comprar a los productores permitirá revertir la
caída del 80% de la producción de Alimentos Polar. 37.812.500 kilos de harina
precocida serán despachadas al mes.
3. Que los productos
Harina P.A.N. y Mazorca tengan un precio más bajo que la harinas precocidas
importadas.
El director de Alimentos
Polar llevó la propuesta al Consejo Económico Nacional Productivo pero el
Gobierno respondió: “Es inviable”. Tampoco ofreció soluciones alternativas.
Larrazábal entregó este jueves el mismo acuerdo al nuncio Aldo Giordano, con la
expectativa de que el Vaticano lo presente ante el Gobierno y la oposición en
la mesa de diálogo.
¿Por qué la cosecha es
insuficiente?
Tony Pestana, presidente de
Fedeagro, explicó a los legisladores el miércoles que la producción de maíz
blanco en lo que va de año es de 497.228 toneladas, una cifra que se queda
corta ante una demanda de materia prima para elaborar la harina precocida que
supera el millón de toneladas. De las 451.000 hectáreas sembradas de maíz,
157.850 son de maíz blanco, 9,12% menos que en 2015. En contraste, la
producción del maíz amarillo creció 38% en el último año, un producto que se
vende a precios fuera de la regulación.
Para Rafael Rodríguez,
presidente de Venmaíz, “el esfuerzo venezolano del circuito integrado no es
reconocido a nivel de precios”. En definitiva: se requiere de precios que
garanticen al trabajador del campo la rentabilidad del negocio.
¿Qué sucede con las
importaciones?
Entre mayo y septiembre las
plantas de Alimentos Polar se abastecieron “exclusivamente del maíz blanco
importado por el Estado”, el único ente con autorización para importar maíz en
el país. Pero el suministro fue insuficiente y la producción bajó 30%.
Para recuperar los “niveles
habituales de producción” en el primer mes de 2017, la compañía requiere
175.000 toneladas de maíz blanco. Los productores agrícolas nacionales pueden
aportar 55.000. “Para cubrir el déficit requerimos del Estado 120.000 toneladas
de maíz blanco importado”, agregó Larrazábal.
El problema del circuito del
maíz también se proyecta al año 2017 debido a la escasez de semillas. El
diputado Luis Silva, vicepresidente de la Comisión Especial e ingeniero
agrónomo, insistió en que el proceso de producción de maíz es, antes que nada,
biológico. Y la naturaleza no espera.
Venezuela importa las
semillas de maíz blanco de Brasil y México. “El viaje hasta puerto venezolano
podría tardar 70 días en barco, y hay que sembrar en mayo. La semilla llegó
tarde y era insuficiente, de modo que se cosechó menos. Así como el Gobierno tiene
el monopolio de la importación del maíz, Corpovex (Corporación Venezolana de
Comercio Exterior) tiene el monopolio de la importación de la semilla”.
¿Y las importaciones de
producto terminado?
Larrazábal considera que el
sistema de importaciones de productos terminados también golpea al sector, que
ya camina en la cuerda floja. La Harina P.A.N. colombiana se popularizó en las
redes sociales cuando los consumidores encontraron la misma marca en los
anaqueles, pero con manufactura extranjera y sin precio regulado. El director
de Alimentos Polar cuestiona que el Gobierno importe el producto y permita que
se venda a 2.100 bolívares el kilo y a 1.600 bolívares medio kilo: “En este
país estamos obligados a venderlo a 190 bolívares”.
Como representante de los
productores, Pestana considera que la política de precios y de importaciones
sólo destruye el aparato productivo. “Por cada dólar invertido para producir
internamente, llámense agroquímicos y repuestos, nos ahorramos 5 dólares en
importación directa de alimento además de potenciar el resto de la economía”.
“Está en riesgo la
sustentabilidad del negocio del maíz, del cual formamos parte”, expresa
preocupado Wilder Alvarado, secretario ejecutivo del sindicato de trabajadores
de la planta Chivacoa de Alimentos Polar, en el estado Yaracuy, el último
vocero de la reunión con los parlamentarios. “En estos seis días hemos estado
sin producción, realizando solamente labores de mantenimiento de instalaciones
y de equipos. Se han dejado de producir más de cinco millones de kilos de
harina. Es un atentado a la seguridad y soberanía alimentaria. ¿Cómo ver una
Navidad feliz en estas circunstancias?”.
Trabajadores de la planta de
Alimentos Polar en Chivacoa (estado Yaracuy) durante la segunda reunión de la
Comisión Especial de la Asamblea Nacional para el Estudio de la Crisis
Alimentaria. Miércoles 16/11/2016. Fotografía de Andrés Kerese.
Desde el aeropuerto de
Barquisimeto, el presidente de Empresas Polar advirtió que debido a la falta de
maíz y el agotamiento de los inventarios a partir de este viernes 18 de
noviembre no habrá ni un kilo de harina P.A.N. para los consumidores
venezolanos y fue enfático en la necesidad de elevar los precios a los
productores del campo venezolano.
El vicepresidente de la
República, Aristóbulo Istúriz declaró que las propuestas planteadas por
Alimentos Polar son “medidas unilaterales orientadas a monopolizar los
inventarios de maíz blanco” y reiteró que el acuerdo es inviable. “Ellos ponen
un precio por encima del precio que pone el Estado. Bueno, todo el mundo le va
a comprar al que paga más, para ellos monopolizar la materia prima. Los únicos
que van a tener maíz blanco son ellos porque los están pagando a un precio
superior, están imponiendo precios que no le corresponden”.
Mientras tanto, los
representantes de Alimentos Polar y de FEDEAGRO esperan un pronunciamiento
oficial que permita la reactivación de la producción y atienda los problemas
estructurales del sector. Manuel Larrazábal acotó durante su intervención ante
los legisladores que Alimentos Polar esperan reunirse con el Ejecutivo para
encontrar una solución a la crisis de la materia prima de la arepa venezolana.
19-11-16
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