Elizabeth Gutiérrez y Luis Eduardo Martinez 17 de agosto de 2022
Hay
lugares irremplazables y sabores también. Los venezolanos en el exterior llevan
un pedacito de su tierra a dondequiera que vayan para mantener sus recuerdos
sin fecha de vencimiento. Y es justo lo que hizo David Díaz Rojas,
un larense que trasladó uno de los platos típicos de su país, la cachapa, a la
mesa de los españoles para convertirlo en un ícono gastronómico referencial de
las zonas más populares.
Amasar un plan, moler un sueño, pilar la motivación, cada grano de esfuerzo, tiene sus toques de perseverancia. De los creadores del “Día Mundial de la Arepa” nace “La Cachapera”, un negocio familiar que llegó a Barcelona para quedarse. Como apasionados y buenos emprendedores que son, recientemente inauguraron su tercer restaurante, el primero en Madrid. Dispuestos a contarnos su experiencia, revelaron cómo llegaron a cientos de corazones con su inigualable propuesta.
El
barquisimetano David Díaz Rojas es el artífice principal
detrás de este exitoso negocio que ha conquistado a los comensales españoles.
Aunque su interesante trayectoria comenzó mucho antes, cursó estudios en la
Universidad Yacambú donde obtuvo la Licenciatura en Ciencias Medioambientales.
Posteriormente, se fue a Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, para hacer sus
pasantías en el Complejo Petroquímico Jose y tuvo la oportunidad de
desempeñarse en cargos técnicos asociados a su carrera.
Beca
para un sueño
En
2003, la Fundación La Salle Internacional lo premió por su excelente desempeño
académico: Una beca con destino a Barcelona. Empacó sus maletas y tuvo el gran
privilegio de cursar un máster. La sorpresa mayor llegó con una oportunidad
laboral. “Me quedé porque inmediatamente cuando hice lo que llaman en Venezuela
‘la tesis’ en una empresa automoción me dejaron trabajando con ellos de forma
casi que indefinida. Para mí representó un verdadero honor que una compañía tan
importante como lo era en ese momento Manufactura Moderna de Metales me abriera
las puertas y me permitiera quedarme con ellos. Así fue como licenciado, luego
homologué el título”, expresó.
Tiempo
después, decidió poner en pausa su profesión para perseguir un sueño que más
tarde logró cristalizar bajo el título de “La Cachapera”. “Este
emprendimiento se convirtió en mi medio de sustento, el de mi persona, de toda
mi familia y ahora es el medio de sustento de 36 familias venezolanas en España”,
aseguró.
Este
proyecto culinario, que forma parte de sus raíces, se instauró hace ocho años y
desde entonces, ha dado mucho de qué hablar “porque estamos poniendo el
nombre de Venezuela muy en alto. Somos la embajada gastronómica venezolana en
España y a través de nuestras cachapas, que es el plato principal,
estamos cautivando lo corazones, no solamente de los venezolanos que están
aquí, sino también de todo el mundo; de los españoles e incluso de los turistas
que vienen a visitar Barcelona como Madrid que es donde actualmente estamos”,
resaltó Díaz con orgullo.
El
origen de “La
Cachapera‘‘ es muy particular. Todo nació entre un grupo de amigos
mientras celebraban el “Día Mundial de la Arepa”. VenMundo, una ONG de
venezolanos expatriados, organiza cada año desde el 2012 esta celebración y en
su tercer “arepazo mundial” un stand de comida rápida se llevó los focos entre
los asistentes.
“En
ese intento de crear ese stand de comida para amenizar el evento del ‘Arepazo
Mundial’, nos dimos cuenta que nos iba muy bien trabajando en equipo. Nos
encantó hacer lo de la gastronomía y por eso decidimos hacer un proyecto”,
contó.
A
fuego lento
Luego
de un estudio minucioso del área gastronómica en Barcelona y dedicada a la
comida venezolana, este grupo de jóvenes talentosos apostó por desarrollar sus
propias cachapas e instaurar un sabor que, aunque mantiene el toque criollo,
tenía matices originales que le aportaron un distintivo a cada platillo.
“La
Cachapera” inició desde lo más humilde, paseando por el mundo del street food
mediante diversas ferias de España. “Nos fuimos dando a conocer con nuestro
stand y con nuestros food trucks. Así fue como la gente empezó a decirnos
‘bueno, que bien lo del food truck, que bien lo del street food pero también
queremos un restaurante’. En ese momento fue que decidimos empezar a trabajar
en este proyecto más amplio”, contó.
Hubo
una ocasión que le marcó para siempre y significó el punto de partida para los
restaurantes. En una feria en Castellón, mientras cerraban, una joven
venezolana se le acercó para degustar una cachapa y comenzó a llorar. “Nos
dijo que para ella era muy importante ese momento porque ese olor a cachapa le
hizo recordar el olor a su casa, el olor a su mamá que había muerto dos meses
atrás. Ella tenía 15 años en España, nunca pudo volver, no se pudo despedir,
pero para ella ese momento era muy importante porque sentía que su mamá estaba
con ella”, narró David.
Pasaron
cinco años desde la idea que encendió el bombillo, y en 2018 abrieron su primer
local en la calle Villarroel 57 en Barcelona. “Es un niño que ya no solo
camina, sino que corre y tiene su personalidad propia ‘La Cachapera Villarroel’
es como la madre de todas las demás y a partir de allí hemos aprendido
muchísimo, hemos tenido muchas lecciones no solamente de vida, sino
empresariales que nos han permitido ir mejorando, depurando nuestro modelo de
negocios”, relató.
Lo que
empezó como un pequeño negocio se transformó en una exquisita propuesta que se
extendió hacia otras zonas del país. Ahora ya cuentan con dos restaurantes en
Barcelona, al de Villarroel se le sumó uno justo al lado de la Sagrada Familia;
y uno más en Madrid en el Barrio Chueca, donde adicional también cuentan con su
primer local de “Cocina a Ciegas”. “Estos cuatro locales, nos han permitido
llegar a diferentes partes de España y a su vez, dar muchos empleos a
venezolanos”, detalló.
Innovación
y tradición en un plato
Para
David, el éxito de “La Cachapera” se debe en gran medida a los venezolanos que
siempre los recibieron con los brazos abiertos y fueron los principales aliados
para impulsar su marca en España.
“Cuando
me di cuenta del poder que teníamos con crear un plato, entregarlo a un
coterráneo, y que pudiese sentir sus raíces, yo realmente dije: ‘¡Wow!, esto
que tengo entre manos es muy importante y debo continuar esta senda de
creación, de reconocimiento de nuestros valores, de nuestros valores
gastronómicos y seguir llevando y conquistando esos corazones”.
Pero
en “La Cachapera” no querían enfocar su ‘target’ solo para venezolanos, sino
expandir el horizonte y descubrieron las particularidades de la comida catalana
para hacer una fusión única. “Cuando tuvimos el primer contacto con los
catalanes fue fenomenal porque a ellos les causaba mucha impresión el hecho de
que la comida fuese dulce-salado (…) había una similitud importante y es que
aquí les gusta mucho el cerdo, por tanto cuando sacamos la cachapa de ‘El
Junquito’, que va con trozos de cerdo frito bien crujiente, entonces esa mezcla
del cerdo que tanto les gusta con la cachapa era muy interesante y es una de
las más vendidas en Barcelona”, aseveró.
“Al
mismo tiempo, practicamos algunos inventos y hemos puesto por ejemplo la
cachapa con butifarra catalana y también les ha encantado sus fusiones, no
solamente con la cachapa, sino también con los entrante porque por ejemplo aquí
son muy famosas las papas bravas. Entonces, tropicalizamos esa tapa y ya no
tenemos papas bravas sino que les ofrecemos yuquitas bravas y ahora es
un boom. Somos el único restaurante en España que tiene ese plato y todo el
mundo quedó encantado con eso”.
El
equipo detrás de esta increíble marca sabía que había un mercado abierto en la
capital de España. Por ello, decidieron expandirse y aprovechar ese nicho antes
de que otros lo hicieran. “Abrieron más restaurantes con nuestro concepto y fue
muy divertido porque realmente la forma de elaborar la cachapa como la hacemos
nosotros datan de hace 7 u 8 años y nosotros innovamos de esa manera. Ahora,
incluso hasta en Venezuela, puedes encontrar cachapa rellena de reina pepiada
cuando realmente hace 8 años no era así y estamos contentos de haber sido
pioneros a nivel mundial“.
“Nosotros
entendíamos que nuestro proyecto no se podía quedar en una sola ciudad, no se
podía quedar en un solo restaurante y desde siempre pensamos en la expansión.
Queríamos conquistar los corazones de todos los españoles y queríamos llegar
también a Madrid (…) Empezamos con la cocina a ciegas el año pasado y nos dimos
cuenta que la receptividad fue muy buena, en delivery nos estaba yendo muy bien
y fue poco a poco creciendo”, explicó.
Cachapa
con dedicación
Emprender
no tan solo representa la oportunidad de tener algo propio. Hacer un negocio
próspero es un proceso arduo que nunca acaba. El barquisimetano admitió que
aventurarse significó un reto difícil al dejar a un lado su traje con corbata,
auditorías, clientes, informes, su profesión como ingeniero ambiental, para
dedicarse en cuerpo y alma al proyecto. Sin embargo, confirmó que ningún
esfuerzo es en vano. Sus conocimientos se convirtieron en la base perfecta que
le permitieron desarrollarlo y marcar la diferencia entre los demás
locales.
“Al
principio todo es muy complicado. Fue muy duro pasar de tener informes
en las manos a hacer cachapas por decirlo de alguna forma. Mi mamá me
decía: ‘Mandé a mi hijo licenciado, ingeniero para España y me regresó un
cachapero. ¿Cómo es esto?’. Le dije: ‘Ya verás que los términos que aprendí
durante toda mi vida profesional serán aplicados también en mi empresa’. Es por
eso que hemos generado ese elemento diferenciador con los demás restaurantes
que hay aquí”.
La gestión
del personal pasa a ser un punto fundamental en el ámbito empresarial. El
venezolano detalló que tener tantas personas a su cargo también trajo consigo
una verdadera responsabilidad. “Son personas con diferentes mentalidades que
acaban de llegar de Venezuela, que piensan como la gente que está allá y eso es
súper complejo de gerenciar porque tengo casi 20 años viviendo aquí. Realmente,
cambias mucho, te adaptas a la forma de laborar en España y claro, ellos traen
otra forma de trabajar y quizás esa armonización es un poco complicada”.
Durante
esta trayectoria, es imposible olvidar la crisis que impactó a muchos
restaurantes a causa de la pandemia del Covid-19. “Aquí en España fueron muy
radicales y nos mandaron a cerrar los locales de un día para otro. Para mí
generó un conflicto emocional muy grande porque de eso dependía mi sustento, el
de mi familia, dependían muchos proveedores, trabajadores. Nos mandaron a
cerrar un sábado y el día lunes, que dijeron que se podía hacer delivery,
inmediatamente me fui solito a abrir el restaurante”.
Solo
los sabios entienden que la perseverancia es el punto clave para hallar la
solución. De las adversidades nacen las mejores estrategias y David lo comprobó
en aquel momento. “A la hora tuve que llamar a mi administrador para que me
ayudara. A las 2 horas ya éramos 3 personas porque no podíamos con todo el
trabajo que teníamos. Estábamos súper contentos porque esa vicisitud que se
presentó con el coronavirus fue una gran oportunidad para reinventarnos,
mejorar, optimizar procesos, revisar cada uno de los rincones de nuestras
instrucciones de trabajo, procedimientos y aplicar la mejora en todos y cada
uno de ellos. Eso nos ha permitido crecer en tan poco tiempo”.
Por
“La Cachapera” también han pasado muchas celebridades venezolanas y
de otras partes del mundo. Nacho, George Harris, Franklin Virgüez, Claudio
Nazoa, Bárbara Palacios, Osmariel Villalobos, Victor Drija, Gustavo Elis, Frank
Quintero, Yordano, Ilan Chester, son solo algunos de los famosos que han
engalanado el paladar con los fabulosos platillos, y como agradecimiento, han
estampado su firma en el Muro de los Famosos, un espacio dedicado a
celebrar el éxito de este emprendimiento.
Orgullo
culinario
Díaz
Rojas tiene mucho por hacer en este camino. Aun así, comparte su experiencia
con la nueva generación de emprendedores. “El mejor consejo que le puedo dar
a los que quieren o tienen la idea de comenzar es que sueñen en grande. Los
sueños se pueden convertir en realidad y hay que soñar para abrazar realidades.
Sean muy juiciosos, sigan sus valores. Háganlo con carisma, tengan muchísima
disciplina, que siempre seamos muy respetuosos desde las leyes hasta el valor
humano. Y lo más importante, que Venezuela no es solamente un país,
pues la llevamos aquí en el pecho y siempre es nuestra responsabilidad dejar el
nombre de Venezuela muy en alto”, recomendó.
La
gastronomía venezolana ha dejado su sello en España y David Díaz Rojas tiene
algo de mérito. Gracias a su increíble proyecto, la tradición se mantiene
vigente y permite a aquellos que se encuentran lejos de su tierra conectarse
con su sabor en un solo platillo. Los comensales locales y los turistas,
también lo agradecen y por eso, se deleitan con la propuesta culinaria de “La
Cachapera”. “Cuando llegan aquí hacemos que Venezuela se sienta, no
porque tengamos banderas colgadas por todas partes. Hacemos que las personas
sientan a Venezuela por nuestra calidez humana, el trato, la calidad de
nuestros platos, porque hay personas que hasta se les han aguado los ojos cuando
prueban la cachapa”.
“En
Sevilla, una señora tuvo la oportunidad de morder un tequeño, probar una
cachapa de queso de mano. Lloró y dijo: ‘¿Cómo he podido vivir sin probar esta
delicia?’”, recordó. Su nivel de satisfacción y el de su equipo no tiene límites.
Se logró con extenso trabajo, disciplina, compromiso, pero sin obviar un
ingrediente especial. “Creo que lo principal para tener éxito en cualquier
emprendimiento es el amor por lo que haces”, puntualizó.
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