(10-08-2022) En el marco de la conmemoración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, cuyo lema de este año es “Impulsemos la lactancia materna apoyando y educando”, resulta lamentable, saber que el tan necesario programa Mi gota de leche, ubicado en el Hospital de niños JM de Los Ríos, tras 20 años de trayectoria ininterrumpida, ha sufrido un cierre técnico con el visto bueno de la directora del hospital.
Si bien la noticia ha sido un golpe en el alma para quienes promovemos y defendemos la lactancia materna, debido a que muchas fuimos formadas y llevadas de la mano en el duro proceso de la lactancia materna exclusiva (LME) por este maravilloso equipo, preocupa las consecuencias que con certeza se producirá a partir de este cierre técnico.
El saboteo a la lactancia
Aunque amamantar es un proceso tan natural e instintivo como respirar, no todas las madres consiguen hacerlo y, en la mayoría de los casos, la razón es la falta de apoyo y educación al respecto, a pesar de que en Venezuela existe una Ley para la Promoción y Protección del Derecho al Parto y al Nacimiento Humanizado, lo cierto es que ningún hospital público en el país garantiza tal cosa, todo lo contrario, el protocolo médico del nacimiento, continúa plagado de violencia obstétrica que, entre otras cosas, impiden y sabotean el apego temprano entre la madre y el recién nacido, lo cual es altamente perjudicial para la práctica de la lactancia.
Bebés separados de las madres durante las primeras 3, 5 y hasta 10 horas de vida, sin que haya habido alguna complicación de salud que lo justifique, durante ese tiempo, los bebés son alimentados con fórmulas maternizadas, su primer contacto y medio de alimentación es un tetero y no el pezón de mamá, esto compromete el buen agarre del pezón. Finalmente, cuando madre y bebé pueden encontrarse, olerse y reconocerse, como lo haría cualquier mamífero con su cría, surgen las complicaciones… “es que el bebé no se pega bien a la teta”, “llora porque queda con hambre, mi leche no lo llena”, “me duele mucho, mejor le doy tetero, porque no aguanto el dolor en los pezones cada vez que intenta mamar” ¿la razón? La mamila del tetero no es igual al pezón humano y es necesario el acompañamiento de una persona capacitada en lactancia humana para que guíe el buen agarre y permita una LME exitosa.
Beneficios de la lactancia materna en un contexto de Emergencia Humanitaria Compleja
De acuerdo a la OMS, la leche materna contiene todos los nutrientes requeridos durante los 6 primeros meses de vida y, recomienda su práctica, mínimo hasta los 2 años. Ni agua, necesita consumir un bebé durante los primeros 6 meses de vida, basta la leche materna.
Ahora bien, en un contexto de Emergencia Humanitaria Compleja, promover y garantizar la lactancia materna, puede ser un asunto de vida o muerte, por dos razones claves:
- La LME garantiza un alimento perfecto en términos de nutrientes, pero también en términos higiénicos. En Venezuela, el acceso al agua potable está comprometido debido al colapso en los servicios básicos, hay regiones en las que el agua escasea por periodos de 30 y hasta 80 días, imaginen la logística para esterilizar y preparar teteros, y, cuando por fin llega el agua por tuberías, esta es sucia, turbia y con mal olor, alimentar con tetero a un recién nacido en estas circunstancias, puede ser fatal, sobre todo si se considera que, de acuerdo a la OMS “Las enfermedades diarreicas son la segunda mayor causa de muerte de niños menores de cinco años, y ocasionan la muerte de 525 000 niños cada año”.
- La LME representa un ahorro significativo en el presupuesto familiar, el costo de las fórmulas maternizadas es imposible de financiar para la mayoría de la población, debido a la precarización de los salarios en Venezuela, una fórmula NAN de 400g cuesta 13$ y, el salario mínimo ronda los 30$ mensuales ¿qué familia promedio puede financiar esto?.
Irónicamente, y a pesar de que la especie humana ha practicado la lactancia desde el principio de su existencia, es muy poca o nula la preparación de los médicos pediatras en esta área, se requiere una formación especializada para poder acompañar y asesorar en materia de lactancia, formación que sí tiene el personal de Mi gota de leche, quienes han sido educados por el Programa Nacional de Lactancia Materna del Ministerio del Poder Popular Para la Salud (MPPS) y la UNICEF, el cierre técnico de esta unidad, limita, todavía más, el acceso a la información sobre la materia, en madres embarazadas y lactantes.
Esto, a pesar de que el Estado venezolano, promulgó la Ley de Promoción y Protección a la Lactancia Materna, la cual, en el Artículo 3, establece “Todas las personas, especialmente las mujeres embarazadas, madres y padres, tienen derecho a recibir información oportuna, veraz y comprensible, así como a ser educados, sobre el inicio, mantenimiento y beneficios de la lactancia materna”.
Mayor vulnerabilidad de la mujer
Amamantar, supone un trabajo de tiempo completo, durante este período la madre lactante tiene escasas oportunidades de generar ingresos que le permitan gozar de autonomía financiera. Si la mujer no posee un empleo formal, difícilmente logre amamantar y mantenerse al mismo tiempo. Sin embargo, tener un empleo formal, tampoco garantiza que pueda hacerlo.
Una vez que culmina el reposo postnatal y las mujeres se reincorporan a sus puestos de trabajo, las empresas e instituciones públicas y privadas irrespetan los términos del Permiso de lactancia materna y alimentación complementaria, el cual otorga a la madre lactante dos descansos diarios de media hora cada uno, para amamantar a su hijo o hija en el Centro de Educación Inicial o sala de lactancia respectiva, de acuerdo al Artículo 345 de la Ley Orgánica del Trabajo y, como en casi ninguna empresa e institución, existe tal cosa como una sala de lactancia, y trasladarse en este país es una tarea titánica debido al colapso del transporte público, muchas mujeres optan por abandonar la lactancia para mantener sus empleos o, renuncian a sus empleos para no abandonar la lactancia.
Que una mujer deba elegir entre amamantar a su bebé o tener autonomía financiera, es una forma más de violencia de Estado contra la mujer. El conjunto de leyes aprobadas en estos 22 años de gobierno, no han representado protección alguna para las mujeres venezolanas, son letra muerta. En tanto, que desaparezcan los pocos espacios de contención, como Mi gota de leche, quienes a lo largo de su trayectoria atendieron a 79.238 madres lactantes, embarazadas y niños en etapa de amamantamiento, parece, más que una falta de protección a la lactancia, un ensañamiento contra las mujeres.
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