Por Luisa Pernalete
Confieso que tenía otro tema para esta columna, ya en agosto se supone que mes de vacaciones para muchos, pero después de haber visto la cantidad justas protestas y los testimonios gráficos de obreros, administrativos y docentes, en donde muestran lo que recibieron de bono vacacional y lo que debían haber recibido. Y después de un año escolar tan difícil, lo mínimo que se esperaba, no para hacerse ricos, ni para ir a pasear a hoteles 5 estrellas, era un bono completo.
Recordemos que este año escolar ha sido realmente duro. La reincorporación paulatina de los estudiantes a clases presenciales, a pesar de los malos o nulos servicios públicos -escuelas sin agua, por ejemplo, o transporte público casi inexistente-; la realidad de alumnos que volvieron muchos sin hábitos, con desaprendizajes más que aprendizajes en muchos casos; la falta de acompañamiento a los maestros para enfrentar dificultades…
Recordemos también todos los esfuerzos de muchos maestros para mantenerse en sus aulas, prácticamente subsidiando su trabajo educativo, puesto que se vieron obligados a ocuparse en otras actividades para conseguir más ingresos, muchas veces en oficios alejados de su profesión docente… Nos consta que muchos llegan a sus trabajos caminando por el transporte público deficiente o ante la imposibilidad de pagar pasaje todos los días. Nos consta las horas extras dedicadas a dar atención especial a los que menos estaban rindiendo, o visitando hogares de alumnos que estaban faltando… Y cuando escribo estas líneas, recibo unos mensajes de mi amiga Belkis, coordinadora pedagógica de un núcleo rural en el estado Bolívar: “No nos vamos a cansar de trabajar para trasformar realidades. Ya estamos pensando cómo hacer para actualizar al grupo de Madres Promotoras Paz para el próximo año. La gente ha sufrido mucho y hay que ayudar”. ¿No merecen esos educadores bonos vacacionales completos?
Podía seguir enumerando ejemplos de malabarismos y de heroísmo de docentes, y se puede entender que la suma de esfuerzos merecía un final de año escolar distinto, acorde con esos esfuerzos y no estos bonos incompletos, calculados en base al sueldo de diciembre del 2021 y no al actual, que sería lo legal.
Quiero compartir esos datos que he visto de lo que se suponía debían haber recibido y lo que recibieron y ustedes dirán sino es como para compartir la indignación: una docente I indica que debía recibir de bono de 1.279, 20 y recibió 159,06; una docente IV recibió 540,20 y debió haber recibido 3.069, 74; un docente V recibió 449, 19 y lo debido es 2.654,80; un coordinador, con 4 años de servicio, recibió 229,90 y el monto legal es 1.400,76… ¿Cómo lo ven? Las diferencias entre lo recibido y lo que deben recibir -porque se está luchando para ello- es muy grande. Y no se trata de esperar ese bono para irse a pasear, la mayoría esperaba su bono completo para pagar deudas y gastos que tienen que ver con la salud de la familia.
Nadie elige ser educador para hacerse rico, se hace elección y se persevera por vocación, pero al menos se espera poder vivir de manera digna, se espira que se cumpla con el artículo 91 de la CRBV que dice que “Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales”. Como verán, no se está inventando nada. El bono vacacional solo ayuda a equilibrar un poco esos bajos salarios que tiene en personal que labora en las escuelas.
Y es que hay que hacer consciente que sin maestros no hay escuela. Sin docentes es posible ni la educación presencial ni a distancia tampoco. Siempre recordamos, cuando fui directora Zonal de Fe y Alegría en el Zulia y luego en Guayana, que tuve solicitudes para crear escuelas en zonas muy pobres, en zonas rurales e indígenas, y cuando decía que no teníamos dinero para locales, los solicitantes respondían que ellos se encargaban de buscar algún local prestado, o en el caso de los indígenas, decían que ellos construían la churuata y las mesitas, pero yo sabía cuál era la parte que no podían cubrir: “Usted pone al maestro”.
Así que ya estamos en agosto sin alumnos, pero los educadores no se han ido a descansar, están muchos de manera muy creativa, por cierto, manifestando su descontento y exigiendo lo que consideran justo. Salvar a la educación en este país pasa por ingresos decentes para los docentes. Y hablamos de docentes y de todo el personal.
Los niños tienen derecho/ a salud y educación/ y para ello se requiere/ buena remuneración// No solo estamos pidiendo / el bono vacacional/ solo para los docentes/ sino para todo el personal//Se está pidiendo lo justo / un bono vacacional/ acorde con lo debido/ un maestro es esencial// Sin maestros no hay escuela/ ni ninguna educación/ pagar bien a los docentes/ no es favor, es obligación.
https://correodelcaroni.com/opinion/hagamos-las-paces/sin-maestros-no-hay-escuela-3/
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