Hay ciertas expresiones que desde hace tiempo se escuchan en Venezuela y que en este último mes, con la escalada de represión y violación de los Derechos Humanos por parte del régimen, se dicen con más frecuencia, que siempre me han hecho ruido, me molestan y me parecen además de injustas, peligrosas, porque en el fondo parecieran justificar sustentar una cierta aceptación –inconscientemente o no– de la violación de nuestros Derechos.
Cuando se trata de la conculcación, violación e irrespeto de los Derechos Humanos, todo es peor. No hay nada menos malo ni “menos peor”. Ninguna situación que viole los DDHHs los ciudadanos es menos mala. Todas son graves, todas son peores y todas deben ser denunciadas y aborrecidas.
Uno oye y lee con frecuencia, “A ese estudiante lo detuvieron y los torturaron y “lo peor es que” ni siquiera estaba protestando”, “A esa señora le dieron un tiro sin cuando iba a la nevera a servirse un vaso de agua, “lo peor es que” ni siquiera estaba en el lugar de la protesta”, “La policía les allanó la casa y se los llevó detenidos y “lo peor es que” ni siquiera han quemado un caucho”, “Los torturaron salvajemente “lo peor es que” son menores de edad”…
Cuando nos expresamos de esa manera, el discurso se torna peligroso porque deja una puerta abierta para “justificar” en algunos casos la violación de los Derechos Humanos y el uso excesivo y desproporcionado de la fuerza en el control de las manifestaciones y protestas.
Aunque una persona esté en la protesta activamente, aunque esté de forma pasiva observando, aunque hayan quemado basura o cauchos o puesto barricadas, aunque sean mayores de edad,nada puede justificar que se le violen sus Derechos Humanos. A nadie pueden detener injustamente por protestar, a nadie pueden allanarle su casa sin orden judicial y presencia de representantes del Ministerio Público, a nadie pueden meterle un tiro en la cabeza por quemar un caucho y a las piedras de los estudiantes no se puede responder con balas, perdigones de plomo y gases tóxicos de manera indiscriminada.
Los ataques que hemos visto por parte de la Guardia Nacional a conjuntos residenciales con bombas lacrimógenas y balas y la entrada de la Policía Nacional reventando puertas y disparando indiscriminadamente a los apartamentos y casas no tiene ninguna justificación y no se puede pretender quitarle gravedad al asunto diciendo: “Bueno, es que allí viven los que protestan”. Hay un debido proceso que se debe seguir y respetar. Lo que se salga de ese debido y justo proceso nunca es “menos malo”, no tiene matices. Todo es peor.
Igual sucede cuando vemos cómo unos Guardias Nacionales atacan salvajemente a una mujer indefensa, cuando se llevan detenidos a menores de edad, cuando patean y golpean a una persona que tienen ya absolutamente sometida y rendida, cuando golpean hasta casi hacer perder el conocimiento a una persona con capacidades diferentes, cuando una gorila golpea salvajemente con el casco la cabeza de una mujer quien tiene sometida e indefensa bajo el peso de su cuerpo; cuando a una manifestación pacífica a una marcha en la que van madres con sus hijos entonando el Himno Nacional la atacan a mansalva con bombas, balas y gases. Cuando estas cosas pasan, algunos dicen “Esos guardias no pueden ser venezolanos”, “Esos guardias son cubanos”, “Un venezolano no sería capaz a atacar tan salvajemente a sus compatriotas.
Todos sabemos que es cierto que Venezuela está invadida de cubanos en puestos claves del régimen. Sabemos que están en el Saime, en los Registros y Notarías, en los vice ministerios, en los ministerios y en las Fuerzas Armadas. Esa es una verdad tan evidente que hasta en el metro de Nueva York en el 2011 me encontré a un hombre que me confesó ser padre de una mujer cubana que estaba en un puesto de mando en el Ministerio de Educación.
Pero el ser cubano no es óbice para justificar el ataque sangriento y la tortura y tampoco no le quita responsabilidad a los venezolanos que están al lado de esos cubanos que violan los Derechos Humanos y no hacen nada para impedirlo. En esos casos, es tan culpable el guardia “posiblemente cubano” que ejecuta la tortura como el guardia venezolano que la permite. Con su silencio y falta de acción, los militares venezolanos apoyan esos hechos violatorios de los Derechos Humanos y algún día tendrán que responder por eso.
En Maracaibo, como en otras ciudades del país, marcharon contra la cubanización de las Fuerzas Armadas. La marcha contó con la presencia de hombres, mujeres y niños que caminaron hasta la sede del Comando Regional para exigir que las FAN sean depuradas y que se expulsen a los cubanos. Al momento de entonar el himno frente a la institución castrense, parece que les molestó el canto patrio y arremetieron contra la manifestación con gases y con la ballena. Posiblemente, algunos de esos guardias que atacaron fuesen cubanos y por eso les molesta que los venezolanos les canten el Gloria al Bravo Pueblo pero la mayoría de los guardias que estaban allí y cohonestaron el ataque, son venezolanos y ninguno fue capaz de intervenir para impedir el violento ataque. Eso también es peor.
http://golcarr.wordpress.com/2014/03/17/todo-es-peor/
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