Carlos Raúl Hernández- Jesús Rafael González 18 de mayo de
2015
@CarlosRaulHe-
Jesús Rafael González
El gobierno resuella por la herida con
el triunfo de las primarias opositoras el domingo 17. De no ser así, Cabello y
Rodríguez no pondrían tanta bilis en desacreditarlas, acompañados en ello por
la oposición de la oposición. El éxito lo demuestra que acudiera gente de
sectores populares de Caracas y ciudades del interior, cuyo tiempo
existencial debe transcurrir en la lucha por conseguir bienes básicos. Votaron
543.793 personas que rondan 8% del universo electoral, 75% por ciento más que
en las de 2010. Esto es mucho si se agrega que la media mundial de sufragantes
en elecciones primarias es de 10%, salvo en Argentina donde son obligatorias.
Podrán anotarse razones pero hay una para nosotros decisiva: además
de escoger candidatos, en el sustrato
zanjaban democráticamente diferencias dos bloques de partidos opositores,
con políticas diferentes en medio de la Unidad. Y al haber una competencia leal
entre esos bloques, el esfuerzo para ganar hizo que se movieran a sangre y
fuego. Recorridos, conversaciones,
actos, nuevos y viejos militantes
y amigos de los partidos, escépticos o no, recibieron la presencia
proselitista.
Se tensaron al máximo las
organizaciones, para convencerlos y facilitarles logísticamente el voto. Las ganas de triunfar
hacen que no de sueño, ni cansancio, ni hambre en las grandes empresas. Cómo
escribió Betancourt de alguien que se durmió en una reunión dramática en 1945,
“le faltaba el estímulo de una gran pasión”. A las organizaciones y candidatos
les sobró pasión porque cada uno se jugaba su suerte en la contienda. Por eso
es necesario que los partidos defiendan su legado y su historia en los procesos
electorales.
Legítimamente, con planteamientos
políticos específicos, se perfilaron dos tendencias. Por un lado el bloque de:
PJ (que logró 13 postulaciones), AD (7) UNT (5) y Cuentas Claras (3) que suman
28 en total, mientras por otro VP y sus aliados con 8 postulaciones ganadas.
Copei y Avanzada Progresista ganaron 1 cada una. El electorado favoreció
claramente una de las dos políticas
debatidas durante estos largos 17 meses y ambas fuerzas deberían leer
ese libro.
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