Por Daniel J. Santolo V.
Escuchar a los voceros del
gobierno se viene convirtiendo en todo un caso de salud pública, para no hablar
de una pandemia. El más encumbrado en el tema sanitario es el psiquiatra Jorge
Rodríguez, el cual se ha convertido en el mayor generador de angustia de la
población, el que nos hace recordar un tema que desde el lado del gobierno
siempre trataron de endosarle a la oposición, que no era otro que hacer ver que
la oposición tenía a un “Joseph Goebbels” venezolano para montar toda una
campaña desde los medios de comunicación en el manejo de códigos psicológicos
para hacernos ver una realidad inexistente, esto con el objetivo de que
los sectores de oposición no percibieran los “grandes logros de la revolución”,
cayendo en un estado disociativo de la realidad, donde todo lo que realizaba el
gobierno estaba mal, y además iba en contra del mismo pueblo, con lo que se
quería manipular a sectores de la población, sobre todo de clase media, para
lograr movilizar a este sector para derrocar al gobierno.
De modo sencillo podemos
decir que la “disociación psicótica” es un proceso de manejo de códigos
psicológicos donde se crea en el subconsciente del individuo una realidad
ficticia a la que “todos” los males, y por ende “todo” lo negativo que le
sucede, proviene de una sola causa o de una sola persona. Esta situación se
viene presentando de forma evidente de parte de los que pretenden hacernos ver
una realidad que no existe, una supuesta guerra económica que devora nuestro
salario, que la realidad que vemos en los distintos locales comerciales no es
lo que parece, que la comida no está porque está siendo escondida por unos
seres malvados que disfrutan haciéndonos sufrir, y para usted de contar.
Pero este cuento no queda
allí, ahora resulta que los golpistas y los autores de los fraudes electorales
más evidentes, nos quieren hacer creer que los sectores que proponen
salidas democráticas frente a la crisis política son los culpables de un nuevo
mal, en el que se identifica a todos aquellos que impulsan el referéndum revocatorio
como los enemigos del pueblo. Resulta ser que el referéndum
revocatorio es ahora satanizado por aquellos que hacían para sí la
participación protagónica y participativa un modo de vida, poniendo del otro
lado los golpistas “pitiyankis” que no creían en la democracia.
Ahora resulta que aplicando,
no solo la psiquiatría, sino el cinismo más puro, voceros como Jorge Rodríguez
nos quiere hacer ver que todo intento por solventar la crisis política es una
hecho fraudulento, con un discurso que proyecta un patrón mental en el
subconsciente de los que exigen un derecho constitucional, que pretende
inducirlos a creer que al final son los culpables de todos los males; ya no
solo de la falta de alimentos y medicinas, ahora de también del deterioro
democrático institucional.
Afirmaban los amigos del
gobierno que la oposición ha contado con el respaldo de los medios de
comunicación social, los que de manera sistemática y reiterada han hecho llegar
el mensaje disociativo, pero resulta ser, que con sólo escuchar y ver todo el
aparataje comunicacional del gobierno, podemos concluir que vienen aplicando lo
que tanto le adjudicaron a los sectores de oposición, vendiendo un país
imaginario con mensajes que pretenden destruir a todo aquel que difiere de un
sistema que nos está llevando aceleradamente hacia la caotización de la
sociedad, una sociedad que cada día que pasa entra más en un estado de neurosis
colectiva, una sociedad enferma de muchos males, pero que ahora tiene que
luchar con uno diferente, y es la pretensión de los voceros del gobierno de
querer hacer ver una realidad inexistente.
Hay que recordarle a los
amigos del gobierno, sobre todo a Jorge Rodríguez, que supongo es una de los
autores de esta política comunicacional, que quien padece de “disociación
psicótica” corre además el peligro de que cuando su realidad comience a serle
insoportable, o que cuando por algún motivo la causa “aparente” de todos sus
males resulte no serlo, con la misma intensidad padecerá una profunda
frustración, tan profunda que puede llegar en muchos casos a límites extremos
de consecuencias impredecibles, en la que una población hastiada por tanta
humillación que no encuentre cauces democráticos para darle salida a los males
que le aquejan, se enfile hacia aquellos que identifican como los
verdaderos culpables, es allí donde veremos si son capaces de detener a miles
de personasque salgan a enfrentar en la calle a aquellos que son los verdaderos
culpables de sus males.
¿Tendrá la intención la
fuerza armada de detener una manifestación de ciudadanos asqueados de lo que se
está viviendo? Jorge: ¿Te habrás hecho esta pregunta?
31-07-16
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