Por Olga Ramos, 7/11/2016
Confusiones
Estamos en días de tensión y ultimátum. Entre la ciudadanía, las
organizaciones sociales y políticas, hay sentimientos revueltos y encontrados,
son sentimientos de todo tipo entre los que resaltan como extremos, los que
tienen una mezcla de desesperanza con molestia y desconfianza y los que tienen
una especie de fe ciega, y sorda ante todo razonamiento y crítica.
Una de las causas de estos sentimientos revueltos y encontrados, es la
confusión que tanto la dirigencia, como los ciudadanos mantienen entre las
categorías que definen nuestra acción política: se confunde la ruta con una
actividad, la estrategia con la táctica, la coyuntura con la crisis y los
procedimientos con la institucionalidad.
Mientras no sepamos diferenciar, por ejemplo, la ruta de una actividad,
seguiremos pensando que cualquier actividad política que se nos ocurra y nos
parezca buena, o que se considere acertada en un contexto político específico,
se va a convertir en “la ruta” de salida a la crisis. O que olvidemos que el
diálogo o la protesta de calle, no son “la estrategia”, sino tácticas que se
engranan en una estrategia de lucha, una estrategia compleja que incluye muchas
más tácticas y acciones específicas.
También es importante que podamos diferenciar el propósito de la lucha
-que, en términos políticos, es el rescate o la reconstrucción de la democracia
en Venezuela-, de los objetivos coyunturales -como puede ser la restitución del
hilo constitucional. Diferenciar el propósito de la lucha -que, en términos más
amplios puede ser la re-estructuración de tejido social y del tejido de las
organizaciones sociales y políticas del país para la reconstrucción de una
sociedad incluyente, que garantice calidad de vida para todos-, de objetivos
coyunturales de atención inmediata -como la restauración de los derechos a la
alimentación y a la salud para todos los venezolanos-, nos permite saber para
qué y cómo estamos trabajando y valorar apropiadamente, los errores y fracasos,
los avances y resultados, y además, facilita que podamos interactuar con
honestidad y transparencia.
Tiempos
Una segunda causa, se deriva de la comprensión de los tiempos.
Los tiempos de reconstrucción de la democracia en Venezuela, de una
sociedad incluyente que garantice calidad de vida para todos, son unos y son
muy diferentes al tiempo del hambre y la salud; los tiempos del diálogo son muy
diferentes al tiempo de los derechos humanos.
Es importante que entendamos que hay medidas y productos de la acción
de calle y del diálogo que no son inmediatas y que, a pesar de que quisiéramos,
como país, salir de la crisis ya, hay condiciones de esa crisis que requieren
mucho tiempo para ganarlas en la lucha de calle, para acordarlas en una mesa de
diálogo, o para reconstruirlas en un gobierno de transición. Pero hay otras que
requieren acción inmediata para garantizar la supervivencia de los venezolanos.
Tenemos que poder diferenciar unas de otras y ajustar nuestra estrategia y
nuestras expectativas a ello.
Ilustremos esto con un par de ejemplos. (Obviamente, la ilustración no
pretende ser sino un ejemplo incompleto que tendrá muchos defectos).
Restituir el derecho a la salud en Venezuela, tendría, al menos, tres
momentos, un primer momento de atención a la coyuntura que permita aceptar la
ayuda de otros países para contar con medicamentos, generar algunas condiciones
mínimas de atención en los centros de salud y abordar los brotes de
enfermedades; un segundo momento en el que se reactive la producción e
importación de medicamentos para garantizar tratamiento y uso en el mediano y
largo plazo, en el que aumente el personal del sector y en el que se doten
hospitales y centros de salud para ampliar la atención; y un tercer momento, en
el que se reconstruya el servicio de salud en Venezuela, ampliando la
producción y la oferta de medicamentos, reconstruyendo programas de prevención
y condiciones sanitarias, mejorando y modernizando las condiciones de los
centros, restaurando y ampliando la atención en todos los centros, y evaluando,
recapacitando y mejorando las condiciones contractuales de todo el personal del
sector.
En términos de la reconstrucción democrática de Venezuela, el primer
momento pasaría por restaurar el hilo constitucional devolviendo el derecho al
voto a los ciudadanos a través del referéndum revocatorio; un segundo momento
implicaría un cambio de gobierno, no sólo de presidente, sino un cambio de
gobierno, por uno de transición concertado entre los factores políticos,
incluyendo los afectos al gobierno; y un tercer momento, de reconstrucción de
la institucionalidad democrática en todos los ámbitos y niveles.
Si tenemos claros los tiempos y las implicaciones de los cambios que se
requieren en el país, podemos abordar con mucha más asertividad nuestra
participación en este proceso y sobre todo ajustar nuestras exigencias.
Exigencias
Una de las primeras exigencias que, como ciudadanía deberíamos tener en
este momento, es que toda estrategia aborde acciones para atender la coyuntura,
pero incluya rutas de acción para la reconstrucción democrática de Venezuela.
Pensando en la coyuntura, el foco debería estar en las cosas que
requieren acción inmediata, aquellas que ayuden a frenar la crisis en
alimentación y salud que estamos viviendo. Promover que se acepte la ayuda
humanitaria, que se reciban y distribuyan los medicamentos donados que están en
la aduana, sería un gran gesto de la dirigencia política y de los factores
sentados en la mesa, como parte de las condiciones para iniciar el diálogo en
Venezuela.
También debería incluirse de forma prioritaria la atención a los
derechos de los niños, su derecho a la alimentación y a la educación, que están
en riesgo y que deben ser garantizados en esta coyuntura en la que, para muchas
familias, es imposible tener alimentos para todos en la mesa y garantizar 3
comidas al día con los requerimientos nutricionales adecuados y también,
mantener a los niños en las escuelas les está resultando extremadamente difícil
porque los costos del transporte se dispararon y porque no se garantiza la
alimentación en los planteles, dados los reiterados problemas de funcionamiento
del PAE.
En términos de los derechos políticos, es importante incluir entre las
exigencias la restauración del hilo constitucional, entre otras, devolviendo a
la población la soberanía que se ejerce con el derecho al voto, terminando de
reactivar el referendum revocatorio que permite incluir en la estrategia, una
acción electoral.
Otra exigencia, pensando en los tiempos, es la incorporación de
organizaciones y expertos de todos los sectores en espacios técnicos y de
concertación que permitan abordar discusiones específicas sobre la
reconstrucción del país, aportando soluciones y propuestas tanto para la
coyuntura, como para el largo plazo, apoyando el trabajo de la mesa de
negociación, pero también el del gobierno de transición que debería estar
constituido el año que viene.
Y una exigencia que debemos hacernos más allá de las instancias
institucionales, es la construcción de espacios de encuentro y diálogo entre
las organizaciones sociales y comunitarias y entre las redes que ya existen y
las articulan, pero también en nuestras comunidades. Se trata de espacios que
nos permitan trabajar, desde las bases, la reconstrucción del tejido social y
de una sociedad incluyente, una sociedad en la que las decisiones no las
imponga hegemónicamente, el que tenga una circunstancial y relativa mayoría de
votos en detrimento del resto, sino una en la que todos los habitantes de
Venezuela nos sintamos y formemos parte, en la que quepamos todos.
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