Por Rafael Hernández
Desde hace un tiempo. Mucho
para nuestra vida. Hemos comenzado a instituir una serie de necesidades que
para un pasado -no tan lejano- eran impensables.
Necesitamos comida
En un principio comenzaron a
faltar alimentos. Asuntos menos necesarios. Muchos de ellos importados. Muchos
de una civilización con gente o conocimiento de varias latitudes europeos,
norteamericanos, asiáticos y muchos de Latinoamérica. Posteriormente comenzaron
a no haber alimentos un poco más complicados ó cereales en cajas. Por último
comenzó una escasez de alimentos básicos: harina pan, aceite, margarina, arroz,
caraotas negras, carne, pollo. Comenzaron a crecer las colas, comenzaron a
estar en largas jornadas a la espera del camión. Comenzó una nueva gestión
social, los bachaqueros, que te venden muchos de estos productos pero a precios
super multiplicados. No hay comida
Necesitamos medicinas
Ir a la farmacia o solicitar
en el Seguro Social las medicinas recomendadas era una tarea sencilla. Al salir
de la atención en el seguro, nos íbamos con una bolsita con las medicinas
indicadas. Comenzó un proceso creciente. Primero comenzaron a fallar medicinas
especializadas y para tratamientos un poco minoritarios. Luego comenzaron a
fallar otras más ordinarias pero menos masivas. Por último, tensión,
cardiológicas, endocrinológicas, asmáticas, muchas, muchas enfermedades. Ir a
la farmacia es un acto de caminata larga por todas las farmacias de una zona.
Muchas veces sin resultados. Muchos de nosotros regresando a tomar hierbas,
viejos ungüentos de los abuelos. Muchos muertos por no tener sus tratamientos
regulares. No hay medicinas
Necesitamos seguridad
personal
Cada vez que necesitamos
salir de las zonas que regularmente habitamos, se abre un conjunto de
restricciones para ir a otros lugares: “mosca con el celular”, “no lleves mucha
plata”, “esa chaqueta no la pasees es marca pum”, si llevas la moto, ubícala en
un lugar visible, o métela en un estacionamiento. Con el carro, no lo pares en
la calle, ponle vidrios oscuros. Muchas, muchas nuevas condiciones, con
candados, trancapalancas y un sin número de aditamentos para impedir o reducir
las labores de los asaltantes, secuestradores, los que hurtan. En la calle, en
el metro, en las vías rápidas. Pareciera que estamos a la merced de quienes nos
van a sustraer lo poco que vamos teniendo. El hampa, nos ataca, golpea,
secuestra, asusta y muchas veces nos mata. 25000 muertos el año pasado. No
tenemos seguridad personal
Necesitamos un ambiente de
paz y reconciliación
Pero todo el ambiente
mencionado anteriormente se basa en una sociedad donde la participación, las
opiniones diversas, las ideas encontradas, no pueden expresarse en un ambiente
de búsqueda de los mejores intereses de las comunidades u otros ambientes.
Estamos divididos. Es imposible promover que la comunidad opine y tenga
posiciones distintas sin ser acusados de cualquier epíteto pitiyanqui, burgués,
prejuiciado, traidor, escuálido. No podemos ser un solo país con diferencias
Necesitamos ser de nuevo un
solo país
Pero todo lo anteriormente
comentado necesita de una visión de país que todos compartamos. No es posible
echar pa’lante un lugar tan bello, con tantas posibilidades, con recursos
naturales y humanos que desearían tener muchos lugares, sin una visión donde
todos converjamos. Sin un modelo que todos compartamos y empujemos todos.
Necesitamos ser un solo país.
11-11-16
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