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lunes, 28 de enero de 2019

Del 23 al 23, por @AmericoMartin




Américo Martín 27 de enero de 2019

El 23 de enero de 1958 y el de 2019 fueron pródigos en resultados, aun cuando el segundo no ha completado su victoria que sin embargo se perfila en el horizonte. Ambos fueron prodigios de unidad de lo diverso en busca de cambios democráticos y humanos. Dejo de lado los cambios regresivos destinados a imponer la irracionalidad totalitaria que borra la historia en nombre de la fantasía del hombre nuevo. Como escribiera Mariano Picón Salas:

El ascenso sorpresivo de fuerzas bárbaras a la rectoría de los pueblos con el prurito de condenar lo realizado por la generación anterior, explica el poco escrúpulo que han tenido para arrasar con el pasado.

El 23 de enero de 1958 fue ante todo un triunfo de la unidad en su diversidad. Sin ella no se habría logrado un frente tan impactante como la Junta Patriótica. “Impactante” por lo mucho que sugería pese a la escasa fuerza material que al principio tenía. No se crea que este triunfo de la razón fue fácil. Los partidos y sus líderes llegaron a odiarse hasta descubrir que la división era un suicidio. Entonces se unieron y se respetaron. Así se forjó la histórica victoria contra la dictadura militar de Pérez Jiménez.

Si los líderes actuales hubieran recordado aquella experiencia singular no hubiesen desdeñado el poder de la unidad plural. Por no entender su sentido desdeñaron al instintivo llamado popular que exigía sumar fuerzas. Prefirieron agrupar a los que coincidieran más condenándose a la impotencia. Esa teoría desembocó en territorios muy trillados: los que piensen distinto, pese a coincidir en el fundamental objetivo común, son enemigos. El intercambio de epítetos habría condenado a muerte la idea misma de la unidad nacional de lo diverso, hasta que casi por milagro el 5 y el 10 de enero el cadáver resucitó.

El 5 fue la rotación pactada que dio la presidencia de la AN al sorprendente Juan Guaidó. Habían jurado que enemigos ocultos estrangularían el pacto, pronóstico que resultó falaz. Viendo que no era difícil sembrar minas en la unidad, laboratorios oficialistas quisieron envenenar las relaciones entre Guaidó y Leopoldo López. Pero siendo ambos de la misma fibra, la maniobra falló.

La unidad emergió con sagrado ímpetu el 10 de enero. La colosal movilización del 23 de enero exhibió su poderío. La juramentación ante una concentración nunca vista fue recibida con entusiasmo mundial. La prudencia guía al presidente provisorio. Mantiene una relación a prueba de balas con la AN. Decenas de países lo reconocen, militares y oficialistas le guardan respeto. Guaidó se aferra al plan: fin de la usurpación, gobierno de transición y libérrimas elecciones. Todos necesitan que su gobierno avance serenamente. La ley de Amnistía dictada por la AN exhibe una fría habilidad que despierta simpatía y neutraliza la represión

He recordado el Decreto de Guerra a muerte dictado en 1813 por el Libertador. Se cree excesiva su oferta de muerte, pero es brillante el eximente nacido de su genio político.

Contad con la muerte…

Si no obráis activamente en obsequio de la libertad de América

Sin ofrecer muertes, la ley de Amnistía extiende sus beneficios en el espíritu de Bolívar.

Si luchas por el retorno de la constitucionalidad

Porque no es un conflicto entre civiles y militares. Es la movilización de la Nación unida en busca de libertad, democracia, prosperidad y – según postulara Tomas Payne- derecho a la felicidad

Américo Martí

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