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domingo, 27 de enero de 2019

Un jugador que es sorprendido, está derrotado a medias, por @tulioehernandez




Tulio Hernández 26 de enero de 2019

Tulio Hernández, analista político venezolano, nos ayuda a comprender en este texto inédito los muchos hechos del miércoles 23 de enero en Venezuela y los posibles desenlaces.

Estamos no en una guerra todavía, pero estamos en lo más parecido a la guerra: un juego estratégico de ajedrez. Esta es una partida donde los dos bandos, el de los demócratas y el del chavismo, están jugando pieza a pieza, paso a paso, jugándose su destino. El del chavismo es mantenerse en el poder, no tiene pensado negociación alguna todavía. El de la oposición es salir del secuestro del chavismo, pero tratando de hacerlo con el menor costo posible en sangre y en violencia.

¿Qué elementos tiene este juego de ajedrez?

Se está jugando en varios tableros. Esto ya dejo de ser un conflicto venezolano, este es un conflicto internacional donde han entrado en juego la geopolítica mundial y los conflictos contemporáneos de poderío internacional, que por cierto son muy diferentes a los de la guerra fría. Aunque mucha gente ingenua lo cree, Rusia no representa ningún modelo de exportación ideológico como cuando era la Unión Soviética hoy es un poderío fundamentalmente económico y territorial. China tampoco, China no tiene ningún proyecto de exportación ideológica, es un Capitalismo Salvaje parecido al del Siglo XIX europeo, y hoy está en su fase de expansión. Juegan sobretodo los vecinos, en particular Colombia para quien la resolución del conflicto venezolano es decisiva, no solamente por la cantidad de migrantes venezolanos que hay en Colombia, ya casi para millón y medio, sino porque Venezuela es “un aliviadero” a las guerrillas y es un camino de tránsito a la exportación de drogas.

Así que estamos en varios tableros, uno internacional, otro Nacional y otro Regional. Pero la diferencia de esta vez es que el jugador más débil, la oposición, tiene una ruta trazada, tiene un plan, tiene escenarios, tiene alternativas, alternativa A, B y C. Si falla un paso en lo que esperábamos que respondiera el enemigo pues se tiene otro plan. No es como la salida que solamente tenía el triunfo y si salía derrotado no sabría qué hacer, ni como “el carbonazo” que fue solamente un acto de irresponsabilidad, de viveza criolla, de una élite gerontocrática, de derecha. En este momento, en cambio, hay un compromiso muy grande y nadie puede jugar por adelantado, todos los partidos políticos están de alguna manera entrelazados y maniatados, porque aquí está el juego, la fidelidad y la respetabilidad de gobiernos de todo el mundo. Estamos en otra situación.

¿Qué significó el 23 E?

Tres cosas básicas: quedó demostrado que el rechazo a Maduro es mayoritario, nunca se había visto, no una movilización tan grande en Caracas, hemos tenido dos grandes, sino una movilización nacional de estas dimensiones; incluso en pueblos muy pequeños; hay unas tomas hermosas de los campesinos en atravesando la serranía andina para irse a las manifestaciones en los pueblos. Segundo, esta manifestación ha logrado unificar a chavistas y a opositores en el rechazo a Maduro; esto es una prueba decisiva, lo de ayer fue como un plebiscito que ha dejado sorprendido al propio gobierno. Tercero, el juramento que hizo Guaido, que no estaba en el guión y sorprendió a muchos partidos de oposición, logró que la gente no regresara a su casa, defraudada, frustrada, sino que entendiera que lo de ayer era solo un paso más en una lucha larga.

¿Qué sigue ahora?

El apoyo internacional, vienen todas las movidas de los jugadores, porque también el chavismo jugará, sabemos que China no entra de forma decisiva, pero Rusia si va a estar pendiente de apoyar a Maduro, por lo menos en la diplomacia internacional, no creo que vaya a jugar una ruptura con los Estados Unidos, porque es más importante para Rusia, el tener a los Estados Unidos como socio que a Venezuela. Así que un escenario bélico, yo no veo a Rusia moviéndose.

La pelota está en que si no hay posibilidades de ceder de parte del gobierno de Maduro y si no hay fractura interna entre los militares, entonces en 72 horas que corren desde ayer, viene una confrontación decisiva, qué es la de la orden de salida del cuerpo diplomático de los Estados Unidos emitida por Maduro. Qué pasa, si los Estados Unidos la aceptan y se van están reconociendo el gobierno de Maduro, y si no lo aceptan están poniéndose en franca rebelión, en un choque entre dos gobiernos. ¿Qué podría hacer Maduro? Bueno lo que hicieron los iraníes que fue intentar bloquear y secuestrar a los diplomáticos de Estados Unidos o dejarlos quedarse, en ese caso, estaría demostrando que Maduro no tiene poder suficiente para cumplir sus órdenes y sería todavía más un gobierno caído, que no tiene mayor credibilidad dentro de los militares que son los que les dan la respiración artificial a ese cadáver insepulto.

Entonces en este momento, la resolución está en manos de los militares de adentro y de los militares de afuera, ¿por qué? porque si los militares de adentro salieran de Maduro se evitaría cualquier intervención extranjera y también se podría evitar un baño de sangre, pero si los militares de adentro no resuelven y resuelven entonces los militares de afuera a través de una intervención militar, en legitima defensa de la sede diplomática que es considerada un territorio del país que tiene esa sede, pues podría desencadenarse una operación militar, legítima en el sentido de la jurisprudencia internacional.

Así que estamos en esa situación, estamos en un grave dilema. Robert Dahl, el politólogo, dice que las transiciones se dan por la relación de equilibrio entre los costos de represión y los costos de transición, me explico, cuando los costos de represión son muy bajos, yo reprimo y no me pasa nada, pues prefiero eso a dar la transición. Pero cuando los costos de represión son muy altos y los costos de transición son bajos, entonces prefiero la transición. A eso es lo que está jugando la oposición, a ofrecerle una amnistía a los militares, les está bajando los costos de transición y los costos de represión siguen siendo muy altos. Y a la inversa, el gobierno para poder mantenerse, tiene que jugar a una represión que nunca habíamos visto en Venezuela porque nunca habíamos visto un tamaño de rebelión como ésta.

Por lo anterior podría darse el escenario de la instauración de una dictadura como la de Pinochet pero de izquierda marxista, es decir un Pinochet marxista. ¿Qué quiere decir esto? Una dictadura en serio quiere decir toques de queda, campos de concentración y sobre todo privación, eliminación, estado de excepción, suspensión de todos los derechos civiles y de todas las libertades, esto puede ocurrir, pero una cosa así es insostenible a mediano plazo en un país con una crisis económica tan grande.

Así que esta partida de ajedrez sigue y la diferencia, lo que puede hacernos sentir por lo menos seguros, no se si optimistas, es que esta vez David tiene un plan, sabe qué hacer si Goliat intenta aplastarlo, y ya no es un conflicto venezolano sino un conflicto internacional.


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