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domingo, 22 de septiembre de 2019

María de Coromoto Patrona de Venezuela, por Pedro Reinado Bravo




Pedro Reinado Bravo 21 de septiembre de 2019

La Santísima Virgen en su amor maternal de cumplir la misión que le encomendó su Hijo Jesucristo desde la cruz de ser la Madre de toda la humanidad, se ha aparecido en diferentes lugares y en diversos tiempos llevando el mensaje del Evangelio de Cristo e invitando a la conversión y a la oración: México en 1531 a San Juan Diego en su advocación de Guadalupe; 1830 en Francia a Santa Catalina Labouré en su advocación de la Medalla Milagrosa; 1858 nuevamente en Francia en Lourdes a Santa Bernardita Soubirous; 1917 en Fátima, Portugal a los tres pastorcitos: Lucía y los santos Francisco y Jacinta. Estas apariciones son aprobadas oficialmente por la Iglesia, y también hay otra aparición aprobada y sucedió en Venezuela específicamente en Guanare en el estado Portuguesa al Cacique Coromoto y a su familia en su advocación de Coromoto Patrona nacional y cuya festividad se celebra el 11 de septiembre.

         La aparición de la Madre de Dios en Venezuela sucedió por lo menos en dos ocasiones: la primera a mitad del año 1651 o principio de 1652 al cacique Coromoto y a su mujer en una quebrada cuando ellos se dirigía a una tierra de cultivo que tenían, y con mirada cariñosa y voz amable le dice al indígena en su idioma que vaya él y su tribu al sitio donde viven los blancos para recibir el agua sobre la cabeza para poder ir al cielo, es decir, recibir el Bautismo. En esta primera aparición la Reina del cielo como misionera del Evangelio invita al jefe de la tribu a recibir el primer sacramento que nos hacen miembros de la Iglesia y somos consagrados a Dios, y porque en su amor maternal quiere para aquellos indígenas quienes al inicio de la colonización se internaron en la selva para no perder su libertad, que vayan al encuentro con los hermanos de otra raza y reciban de ellos las aguas que abren las puertas a la gloria celestial.

         El cacique se dispone a cumplir con el deseo de la bella Señora y providencialmente Juan Sánchez, un hacendado español y católico practicante pasaba por esos lugares camino al Tocuyo es quien se encuentra con el indígena que le sale a su encuentro y le cuenta lo sucedido. El español sorprendido por el relato le dice que la semana siguiente esté listo él y la tribu para llevárselo cuando esté de regreso, el cual así fue y los llevó a una explanada donde los indios recibieron las tierras para sus labores y asistían a las enseñanzas de la doctrina cristiana que les impartía el mismo Juan Sánchez y posteriormente muchos de ellos empezaron a recibir el Bautismo.

El cacique al principio estaba feliz con su nueva vida, pero después se fue decepcionando debido que añoraba su libertad, su selva y montaña y poco a poco se fue apartando de las enseñanzas de la fe cristiana y de recibir el Bautismo, y el sábado 8 de septiembre de 1652 día que se celebra la natividad de la Madre de Dios, decide volver a su choza en las montañas después de rechazar una invitación de Juan Sánchez de participar en un acto en honor la Reina del cielo. En la noche de ese día la Santísima Virgen se aparece nuevamente al cacique en su choza y a su familia quienes también estuvieron presentes en ese momento: su mujer, su cuñada Isabel y un hijo de ésta última de unos 12 años de edad, y deja en las manos del indígena la sagrada reliquia que se venera en el Templo Votivo Santuario Nacional de Guanare construido en el mismo sitio de su segunda aparición, la cual fue bendecido e inaugurado por San Juan Pablo II el 10 de febrero de 1996 durante su segunda visita a Venezuela y elevada a Basílica Menor por el Papa Benedicto XVI en el año 2006.

         El domingo 9 de septiembre de 1652, el cacique se dispone huir con otros indígenas hacia los montes y una culebra venenosa lo muerde, a gritos pide el Bautismo, y por providencia divina un moreno criollo de la ciudad de Barinas y fervoroso cristiano quien pasaba por ese lugar lo bautizó, el cacique antes de expirar recomienda a los indios que estén cerca de los blancos y muere en paz y en gracia de Dios

         La aparición de María Santísima en Venezuela constituye la segunda en América después de México en su advocación de Guadalupe, y los venezolanos debemos sentirnos orgullosos por su visita en esta nación consagrada al Santísimo Sacramento del Altar. Su sagrada reliquia que constituye también su segundo regalo después de haber dejado impresa su imagen en la tilma de San Juan Diego en 1531, es una diminuta imagen que mide 2,5 cm de alto por 2 cm de ancho que representa a la Santísima Virgen con el Niño Jesús en su regazo y se venera en su Basílica Menor donde nos acompaña en nuestro peregrinar en la fe y fue coronada canónicamente el 11 de septiembre de 1952.

         Que María de Coromoto Patrona de Venezuela, título que dieron los obispos venezolanos el 1 de mayo de 1942 y confirmada por el Papa Pío XII el 7 de octubre de 1944 nos bendiga y nos ayuden para que prevalezcan los valores cristianos tanto en Venezuela como en el mundo, y nosotros acojamos su mensaje de vivir nuestro Bautismo y valoremos y trabajemos en favor de la familia como iglesia doméstica y escuela de valores.


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