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miércoles, 25 de septiembre de 2019

Populismo: el gran enemigo de la democracia, por @RevistaSemana




Semana 22 de septiembre de 2019
@RevistaSemana

El surgimiento de este tipo de régimen se origina en la falta de respuestas inmediatas a fallas económicas y políticas que ocurren en las sociedades democráticas. El mejor ejemplo es Venezuela. Algunas de las conclusiones del Festival del Pensamiento.

Venezuela: anatomía de una crisis

Más allá de discutir y denunciar la crisis de migrantes, las violaciones a los derechos humanos, el desabastecimiento de alimentos, la pobreza y la crisis del Estado, los participantes en el festival se enfocaron en entender las razones por las que el país vecino cayó en la sin salida política, económica y social a la que los condujo Chávez y Maduro.

Un ejemplo que puede servir para que otros países no sigan el mismo camino.


Durante los años 80, los venezolanos comenzaron a perder la confianza en las instituciones y en la democracia. A medida que pasó el tiempo, la mayoría de ellos comenzó a creer que este tipo de gobierno no era el mejor.

A esto su sumó una serie de decisiones económicas que empobrecieron a la clase media y a los sectores menos favorecidos.

Ese descontento y esa insatisfacción los canalizó Hugo Chávez, que con su carisma no solo cautivó a las clases más empobrecidas, sino a los sectores medios e intelectuales que vieron en él al salvador.

Una vez en el poder, implementó una serie de políticas redistributivas que redujeron la pobreza y la desigualdad, pero no corrigieron la debilidad institucional, sino que la profundizó.

Por la vía electoral, la mayoría de los venezolanos apoyó el socavamiento de las instituciones democráticas.

De manera sistemática, primero Chávez y luego Maduro, comenzaron a perseguir a los sectores más críticos a su gobierno, en especial la academia.

Para mantenerse en el poder, crearon un sistema clientelar en el ejército basado en la corrupción y el pago de favores.

Con el tiempo, las medidas económicas, al estar soportadas en la renta petrolera y en la falta de planificación, no solucionaron los problemas, pasaron factura y comenzó una crisis caracterizada por el empobrecimiento, la inflación y la recesión.

¿Por qué Colombia no ha sido presa del populismo?

El país es un ejemplo que pone en duda las explicaciones tradicionales sobre el surgimiento del populismo. Por lo general, se argumenta que una de las principales causas son la crisis económica y las grandes brechas en desigualdad. Pero Colombia, al igual que los demás Estados, no ha escapado a esos problemas. Incluso sigue siendo uno de los países más desiguales de la región. De esta observación surge: ¿Por qué Colombia no ha sido presa del populismo?

La política macroeconómica ha sido manejada de tal manera que el crecimiento económico se ha visto lento pero sostenido. Eso ha evitado que el país caiga en la montaña rusa de rápidos picos de prosperidad y abruptas caídas.

El país ha tenido unos progresos graduales, pero notables en términos de bienestar social.

Las guerrillas y el conflicto armado alejaron al país de una aventura populista.

Sin embargo, eso no significa que en el futuro Colombia pueda experimentar un populismo de izquierda o de derecha.

Para evitarlo, debe atender tres problemas: la desigualdad social, la deslegitimación de las instituciones democráticas y la inclusión de las poblaciones alejadas del centro político y económico del país.

No existe un recetario o una fórmula para evitar la deslegitimación de las instituciones y la llegada de un régimen populista. Sin embargo, los expertos insisten en los siguientes puntos:

Hay que entender que el surgimiento de los populismos no se debe a una persona o movimiento, sino que es la consecuencia de problemas estructurales de la sociedad que hay que tratar de manera integral.

Es necesario estar conscientes de que los sistemas democráticos no son perfectos y constantemente necesitan ajustes dentro de los mecanismos institucionales.

Hacer caso de los clamores sociales, en especial en los momentos de crisis económica. El mejor ejemplo es el New Deal de Franklin D. Roosevelt para hacer frente a los estragos de la Gran Depresión.


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