Adolfo P. Salgueiro 13 de de agosto de 2022
@apsalgueiro1
Por
fin Gustavo Petro tomó posesión del cargo de presidente constitucional de
Colombia que ha obtenido en elección democrática y competitiva sin que se haya
levantado objeción alguna a su legitimidad. Ha llegado el día “D” para la
hermana república. Para algunos es el momento de dar inicio efectivo a las
transformaciones que allá son indispensables. Para otros llegó el castigo del
chavismo-comunismo que a la vuelta de poco tiempo transformará a aquel país en
espejo del nuestro.
Para este opinador el genuino deseo es el cumplimiento del primero de esos escenarios, pero habiendo sido “picados por culebra, ahora nos asustamos con solo ver bejuco” como dice nuestro proverbio vernáculo. Dicho de otra manera: después de lo vivido en Venezuela engañados por la mentira chavo-madurista la tendencia natural es a ser reacios a eso de creer nuevamente en cantos de sirena. Más sencillo todavía: A mí me j….. una sola vez, dos no.
Analizando
en clave inicial algunos de los signos que se nos vienen presentando desde
Bogotá, parecieran haber indicios contradictorios exhibidos en actitudes y
declaraciones aunque -justo es reconocer- la moderación (no se sabe si sincera)
del nuevo mandatario pareciera arrojar señales de que algo hayan aprendido
nuestros hermanos neogranadinos después de verse en el retrato de sus vecinos.
Buena
señal: la designación de un gabinete con figuras de trayectoria democrática y
casi todos con sólido bagaje profesional y técnico. Claro que hay figuras del
fundamentalismo comunista como la ministra del Trabajo, pero hay que comprender
que ya bastantes ceños se fruncieron en el Gran Polo Patriótico oficialista con
motivo de las designaciones iniciales que poco les complacieron.
Buena
señal: la constatación de que el tema de la reanudación de relaciones con Venezuela
no se hará a las corridas sino luego de un proceso de coordinación en las
múltiples áreas que tal decisión conlleva. Lo que se aprecia es que Maduro luce
mucho más entusiasta y apurado que Petro en cuanto a este tema y -ni se diga-
el general Padrino López urgido por resolver los bochornosos eventos limítrofes
en los que la “gloriosa Fuerza Armada Bolivariana” ha llevado palo
y palo a manos de irregulares o traficantes armados colombianos.
Buena
señal: que el discurso inaugural y particularmente en el “decálogo de
compromisos” el tema Venezuela no fue abordado por lo que se deduce que no es
el más urgente.
Buena
señal: el video de varios minutos de duración en el que aparece el recién
posesionado presidente emitiendo juicios más que claros acerca de lo que él
opina de Maduro, del respeto de los derechos humanos en Venezuela, del goce de
las libertades, la evolución de la industria petrolera etc. Visto en frío y sin
análisis de contexto las opiniones allí vertidas bien pueden complacer a los
demócratas venezolanos y continentales. Destaca su reiterado compromiso con la
propiedad privada. ¿Será verdad?
Mala
señal: el capricho innecesario y controversial de demorar la ceremonia
protocolar mientras se traía al podio la espada del Libertador dando pie a
los slogans que hace apenas unos años se oían en América
Latina cuando las réplicas del glorioso acero se prostituían entregándolas como
trofeo a los más abyectos tiranos y ladrones de la época (Gaddafi, Al Bashir,
Mugabe, Castro y fauna similar).
Mala
señal: haberse hecho colocar la banda presidencial nada menos que por la hija
de Pizarro, asesinado fundador dirigente del M-19, movimiento terrorista en el
que en su momento Petro fue militante armado.
Mala
señal: levantar demasiado rápido la intervención y vigilancia a la que estaba
sometida la empresa Monómeros que es objeto de investigaciones por supuestos
hechos dolosos cometidos por funcionarios chavistas y -lo que es peor- por los
designados por la Asamblea Nacional (legítima del 2015) sin conversaciones
previas destinadas a evaluar la verdadera situación de una empresa que -aparte
de ser venezolana- es la principal fabricante de fertilizantes de Colombia
justo en momentos en que la escasez de ese insumo se agudiza mundialmente por
la guerra en Ucrania.
Mala
señal: suponemos vendrán acciones hostiles en la OEA comprometiendo cada vez
más la permanencia de nuestro gobierno interino en ese foro y dificultando
investigaciones o restando apoyo en otros (Consejo de Derechos Humanos,
Acnur,etc.)
En
anterior artículo revelamos nuestro deseo hasta entonces mantenido “in
pectore” de que el nuevo mandatario pudiera resultar en una sorpresa tipo Pepe
Mujica, Lula, Menem, Ollanta Humala y otros que habiendo llegado como sedientos
vengadores de justas pero pasadas injusticias terminaron gobernando con
moderación, democráticamente y para bien concreto de amplios sectores de su
población. Por lo mismo de la serpiente y el bejuco anteriormente citado somos
escépticos “salvo prueba en contrario” no sea que en lugar de esos personajes
lo que se revele sea un Chávez, un Maduro, un Díaz-Canel, un Ortega y hasta un
Najib Bukele, quien buscando soluciones justas y ciertamente necesarias
lo hacen por la vía del atropello que, prima facie, resulta
atractivo para el pueblo de a pie hasta que el derecho y la libertad quedan tan
solo en el discurso mas no en el disfrute cotidiano.
Adolfo
P. Salgueiro
@apsalgueiro1
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico