Zulvyn Díaz 03 de octubre de 2022
@zulvyndiaz
Docentes aseguran que durante
la pandemia un número significativo de estudiantes no desarrolló las
competencias necesarias para avanzar al siguiente nivel dentro del sistema
escolar y otro grupo simplemente olvidó lo aprendido, un escenario preocupante
que requiere acción y atención. Desde la escuela apuestan al trabajo en equipo
entre los maestros, pero el Estado debe garantizarles mejoras laborales y de
infraestructura. Desde casa, las familias deben propiciar las nivelaciones que
hagan más homogéneos los conocimientos en cada grupo
Las clases a distancia surgidas por la pandemia de covid-19 dejaron un vacío educativo en estudiantes de diversos niveles, la modalidad virtual generó un lapsus en el cual la mayoría quedaba en la práctica sin acceso a los contenidos necesarios, ya sea tanto por vivir en zonas con continuas fallas eléctricas o de internet, por el nulo acceso tecnológico, o por el poco tiempo y disposición de madres, padres y representantes para hacer el acompañamiento en las actividades, sin contar el factor de la falta de dinero que se necesita para costear refuerzos académicos extras, como tareas dirigidas y clases particulares.
Luego
de dos períodos académicos en virtualidad y un irregular regreso presencial a
la vida escolar en el período que terminó en julio de 2022, docentes y
especialistas se encontraron con un número preocupante de estudiantes
—tanto en instituciones públicas como privadas— que no alcanzaron a completar
las competencias mínimas necesarias para pasar de grado, año o nivel, y en
otros casos simplemente olvidaron lo aprendido.
Coinciden
en que el sistema de educación ya arrastraba, desde antes de la modalidad
virtual, un déficit de aprendizaje agudizado por las pésimas condiciones
laborales de maestros, la deserción, la diáspora, entre otros, por lo que la
pandemia solo profundizó y evidenció el daño preexistente.
Preescolar
«Durante
el encierro, muchos niños de educación inicial que no acudieron a un preescolar
o tuvieron que hacerlo a distancia, se saltaron una etapa crucial de
interacción social en otro ambiente, con sus compañeros y docentes. Al regresar
a clases fue más notoria la timidez e inseguridad en ellos, que en los que ya
venían de un proceso de escolaridad», asegura Lolimar Salas, psicopedagoga y
psicoterapeuta motivacional de un colegio privado de Caracas.
Agrega
la docente que muchas clases a distancia fueron vagas, sin el apoyo de los
padres que no tenían tiempo de reforzar las indicaciones que les enviaban por
Whatsapp. Como resultado encontramos deficiencias más fuertes y niveles de
aprendizaje más bajos.
El
niño apenas reconocía algunas letras del abecedario, cuando las competencias
exigían la asociación de estas. Todos pasaron iniciados, pero deberían estar
más avanzados, quizás con lectura silábica, pero con manejo de sílabas
complejas como las trabadas (tra, bla, pla, cla). De 26 niños evaluados (6 años
de edad), solo dos tenían manejo de este tipo de sílabas», y destaca que
«muchas veces puede que pasen, pero sin las exigencias consolidadas en su
totalidad».
Para
los primeros grados de educación básica, Salas destaca el manejo de la lectoescritura
(toma de dictados) como una habilidad que debe ser adquirida y afianzada. Pero
al no tener un buen nivel de lectura, el dictado será más lento y, aunque el
docente no retrocede, tampoco puede avanzar con el grupo a un ritmo homogéneo.
Esto deriva en que muchos no pueden copiar de la pizarra y pueden pasar todo un
día en el mismo tema, por la falta de destreza motora que los dictados ayudan a
trabajar junto a la parte auditiva.
Primaria
Docentes
de escuelas públicas y privadas detectaron entre las deficiencias más
recurrentes y profundizadas en la pandemia la lectura silábica en niños de 4to,
5to y 6to grado de primaria, a pesar de que la comprensión lectora es
crucial para el resto del aprendizaje.
La
escritura fue muy desestructurada (mayúsculas entre minúsculas), con
abultamiento (escribir pegado), omisiones de letras, pocas nociones de reglas
ortográficas y no saber identificar las partes de una oración, que son
conocimientos básicos requeridos desde los primeros grados.
En
matemática, las principales deficiencias fueron las fallas en operaciones
básicas. Los maestros señalan que al tratar de enseñar ecuaciones
simples a estudiantes de 5to y 6to grado, muchos expresaron no saber sumar,
restar, multiplicar o dividir, y mucho menos hacer los cambios de signos de
una ecuación, la propiedad asociativa, distributiva, entre otros.
En
muchos casos, esta bisagra importante de formación sufrió el «efecto túnel»
debido al confinamiento: niños que estaban cursando 4to grado en el período
escolar 2019-2020 (año de la pandemia) volvieron a clases como
estudiantes de 1er año porque fueron promovidos, sin medir realmente las
competencias requeridas para entrar a un nivel distinto, con mayores exigencias
como la educación media.
Bachillerato
En el
caso de los estudiantes de secundaria, varios docentes aseguraron que muchos no
cumplían con la entrega de trabajos y asignaciones, y aun así los padres y
representantes aseguraron que la zona escolar avaló que fueran promovidos de
igual forma, a pesar de que sin entregas los docentes no tienen ningún
contenido que evaluar.
«Se
les hizo una prueba con objetivos básicos para poder promoverlos, pero ellos
tienen aún más vacío educativo. Con eso no los estamos ayudando, porque van a
arrastrar esas debilidades y si no hay el apoyo en casa o docente que lo
refuerce, cargarán con su vacío el resto de su formación académica», asegura la
psicopedagoga Salas.
En
este nivel, el siguiente eslabón en la cadena son las universidades o los
institutos profesionales, que se encuentran ante el dilema de recibir jóvenes
sin conocimientos básicos que nunca cursaron en bachillerato, por lo que la
tasa de deserción en la educación superior aumenta. La mayoría de las
universidades han tenido que crear cursos de nivelación para que los jóvenes
por lo menos logren aprobar los semestres iniciales en áreas esenciales de
carreras que ellos mismos eligieron.
«La
situación económica con los sueldos que tenemos todos los docentes tanto de
instituciones privadas como públicas, hace mucho daño, porque uno vive en un
corre-corre constante, nos llenamos de trabajos para poder subsistir, lo que de
alguna manera afecta nuestra salud física y psicológica, porque el trabajo de
docente no se queda en la escuela, sino que te lo llevas a casa. Si
lográramos tener un solo empleo que nos brinde las condiciones adecuadas para
tener calidad de vida, te aseguro que cualquier docente pudiera estar más
enfocado en un solo trabajo y en un solo grupo de estudiantes», expresa
Ginger Gomes, profesora de 5to y 6to grado.
A
ciegas
Luisa Pernalete, coordinadora del Centro de Formación e
Investigación de Fe y Alegría, explica que «en Venezuela no se mide el impacto
de la educación desde hace muchos años, no se aplican pruebas estandarizadas
como hacen en otros países. Tampoco aparecen datos sobre el país en los
estudios de la Unesco y del Banco de Desarrollo de América Latina, ni en las
datas oficiales o en la Memoria y Cuenta del Ministerio (de Educación) desde
2016».
Pernalete
destaca que en dos años de educación a distancia lo que hubo fue
desaprendizaje.
«Cada
vez que se paraliza la educación por períodos prolongados lo que genera es
desaprendizaje en cualquier parte del mundo. En el caso de Venezuela, el daño se profundiza debido a la mala conectividad y
la desigualdad entre los que tienen acceso a tecnología o wifi y aquellos que
no lo tienen, además de la orfandad en la que está la educación pública básica,
que es 85% de la matrícula total, lo que hace que este grupo sufra más con las
clases a distancia».
ntre
las recomendaciones para fortalecer los vacíos y las debilidades que dejó la
pandemia, Pernalete aconseja que a los más pequeños los pongan a leer cualquier
cosa en la casa para que no se les olvide la lectura, también a escribir cartas
o recetas de cocina. A los que están aprendiendo, se recomienda poner carteles
con el nombre de los objetos».
Como
herramienta virtual, Pernalete recomienda el uso de la aplicación Graphogame,
que es de mucha utilidad para quienes están iniciando en la lectura.
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