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sábado, 30 de julio de 2011

Súbditos y ciudadanos


Por Gustavo Linares Benzo, 10/07/2011

La lucha por la independencia del alma venezolana continúa

Doscientos años después la lucha por el alma del venezolano continúa, la lucha entre el proyecto ilustrado de construir una república, un país de ciudadanos, y el atavismo monárquico, una nación de súbditos, ya no de los Borbones sino de un monarca local con el título de Presidente. La lucha, entre modernidad y patrimonialismo, entre libertad y sumisión. Como ha demostrado Carolina Guerrero, el proyecto moderno había empezado en estas tierras inclusive en la época hispana, con Carlos III y su ministro el marqués de Floridablanca. Una suerte de súbdito ciudadano, híbrido imposible que terminó siendo solo ciudadano en el proyecto de la independencia. Las ideas de Roscio, el gran ideólogo de la época, son un hito de esta lucha.

Bolívar contribuyó no poco a mantener las ideas monárquicas, basta leer el proyecto y los motivos de la Constitución de Bolivia, o la creación de una nobleza ya desde Angostura, el Senado hereditario, ideas nunca aceptadas de buena gana y de hecho causa de su caída política al final de su vida.

Luego de la cierta institucionalidad durante la hegemonía de Páez, el caudillismo no es otra cosa que una primitiva forma de monarquía, de reyezuelos que se reparten el país devastado. Solo la imposición violenta de uno de ellos va dando de vez en cuando unidad al país, basada en el monopolio militar en un solo ejército nacional, pretensión que solo Cipriano Castro logra con la ayuda del benemérito general Gómez. La otra idea fuerza del Libertador, el ejército es el pueblo, como a su vez expone brillantemente el profesor Urbaneja, una especie de potencia tutora, renace una y otra vez en nuestra historia, los militares son superiores a los civiles.

El caudillo tiene que ser militar. La Venezuela moderna nace con los caudillos civiles -Betancourt o Caldera- pero no se pueden calificar como tales, pues no son soldados, y además, punto esencial, son varios, su lucha por el poder es electoral y pacífica y logran que las Fuerzas Armadas se le sometan. Son caudillos ciudadanos, mejor, ciudadanos caudillos. La modernidad comienza a ganarle a los realistas. El retorno del Rey ocurrió con el milenio. La institucionalidad vuelve a reducirse a un metabolismo, a una Corte que no sabe bien las reglas de la regencia o de la sucesión, quizás porque sin el caudillo no hay Estado. La lucha por la independencia del alma venezolana continúa.

glinares@cjlegal.net

Publicado por:
http://opinion.eluniversal.com/2011/07/10/subditos-y-ciudadanos.shtml

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