Por Andrés
Yarzábal 04 de marzo de 2014
Dicen que los medios de comunicación
internacional mienten sobre Venezuela. Que son instrumentos del imperio
norteamericano. Que están creando una matriz de opinión internacional para dar
una visión tergiversada de la realidad actual de nuestro país. Que lo hacen
para justificar el “golpe suave” que está en marcha. O peor aún: para justificar
una posible intervención del Imperio.
Dicen que mis vecinos, esos que saludo
a diario –profesores, médicos, ingenieros, periodistas, estudiantes, amas de
casa o universitarios como yo- son oligarcas apátridas, burgueses pitiyanquis.
Dicen que son ellos los guarimberos violentos, los terroristas, los
responsables de la actual crisis social y política que vive Venezuela. Dicen
que son ellos los causantes del desabastecimiento terrible que sufrimos todos
los venezolanos. Unos amargados que no permitieron que el pueblo disfrutara
(rumbeara!) durante las pasadas
vacaciones de Carnaval.
Dicen que esos muchachitos de mirada
transparente y sincera, esos que veo cada día, los hijos adolescentes de mis
amigos, son “paracos” asesinos contratados por Álvaro Uribe para desestabilizar
al país y tumbar al Presidente legítimo. Que Leopoldo López y los demás
escuálidos responsables de toda esta tragedia los controlan y les dan las
órdenes desde Caracas para mantenerse firmes, al pié de las barricadas que
construyen a diario, esas con las que remplazan las que la Guardia Nacional
Bolivariana desmonta a sangre y fuego –literalmente- cada noche.
Dicen que los colectivos de
motorizados armados no deben ser demonizados, que su motivación principal es el
amor y la construcción de la Patria linda, del hombre nuevo. Que las potentes
armas que disparan a diario hacia las Residencias donde viven mis compadres
–por poner un ejemplo- no existen, que son un invento más de los medios de
comunicación controlados por la burguesía internacional. Dicen que el asedio
que sufren esos edificios desde hace varias semanas tampoco es cierto, que es
un invento de las redes sociales, de Twitter y Facebook.
Dicen –y lo reafirma Ignacio Ramonet (así que
DEBE ser verdad!)- que las fotos de heridos y muertos no se corresponden con la
verdad, que son montajes de Photoshop en los que la oposición emplea antiguas
fotos de activistas revolucionarios heridos por las balas de la extrema
derecha.
Dicen que toda esta inmensa cantidad de gente
que protesta no merece el mismo trato que les dio Dilma a los brasileños,
cuando hace un año incendiaron las principales ciudades de Brasil. No! Que a
pesar de que entre quienes protestan se encuentran los sociólogos,
historiadores, filósofos y politólogos más prestigiosos del país, los
científicos de mayor renombre y proyección internacional, los poetas y
novelistas más destacados, todos ellos son unos disociados, infectados (así
dicen!) por la propaganda que emana desde la sede de la CIA y la NSA.
Dicen que los ataques a civiles desarmados,
esos que cada noche puedo ver desde la ventana de mi apartamento, no son más
que mentiras emanadas de laboratorios de guerra mediática. Dicen que, en el
peor de los casos, son la consecuencia de ajustes de cuentas entre bandas de
narcotraficantes.
Dicen que los gritos de angustia de mis
vecinos ante el ataque –días atrás- de los “colectivos del amor” no son reales.
Que la destrucción de las instalaciones del edificio en el que habito, de los
vehículos de mis vecinos, es un invento. Dicen además que la presencia de una tanqueta
de la Guardia Nacional Bolivariana, esa que pude ver estratégicamente estacionada
detrás de los atacantes, es un montaje fotográfico. Dicen incluso –lo afirmó un
Ministro!- que ese ataque no existió.
Dicen que la angustia y desesperación de mi
esposa, sus gritos de pánico ante la posible invasión de nuestro hogar una
tarde de Febrero, es un exabrupto mediático. Que las miradas de terror de mis
dos hijos ante el caos reinante esa misma tarde, su llanto al escuchar las
detonaciones cercanas, no son más que una fantasía ideada por los fascistas
representantes de la IV República, esos que nunca más volverán a gobernar este país.
Eso dicen…Eso y mucho más…
Y tú, que –al igual que yo- eres
latinoamericano, universitario, progresista, antiimperialista, simpatizante de
la izquierda ilustrada, les crees. Porque lo dice un gobierno de “izquierda”,
un gobierno “socialista”. Les crees…
Porque es tu deber!
No es verdad…?”
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