Por Alonso Moleiro 17 de Marzo, 2014
Entrevista a Pompeyo
Márquez:
Para el veterano activista político,
el país está asistiendo al fracaso de casi todos los fundamentos del modelo
chavista. Cercanos, de acuerdo a su óptica, al fin de un ciclo histórico.
Sostiene que la tarea de la Unidad debe consistir en señalar un camino
programático y restaurar la normalidad institucional, sobre la base de lo
planteado en la Constitución Bolivariana de 1999. Para Pompeyo Márquez, no habrá forma de
conjurar el actual entuerto si el chavismo no sale del poder: “su sola presencia
es un factor de profundización de la crisis”.
¿Qué
opina de las protestas a nivel nacional?
Tengo una óptica en particular, en la
que he insistido cuando converso con los amigos que me visitan: lo que está
pasando en Venezuela es el cierre de un ciclo histórico. Se ha concretado el
fracaso del modelo que el chavismo le ha querido imponer al país. El saldo de
ese ciclo arroja un balance verdaderamente deplorable. Un país en el cual
ocurren todas las salvajadas posibles. Un país en crisis, no solamente
económica, sino política e incluso cultural. Con paños calientes y estas
imposturas superficiales sobre el diálogo no se va a resolver este problema. La
solución a la crisis política venezolana consiste en la salida del gobierno de
Nicolás Maduro del poder. Ahí está la Constitución. Para quienes siempre se
desalientan y dicen que Venezuela no tiene salidas, debemos insistir en que no
es así. Venezuela tiene salidas. La salida es la unidad nacional para
conquistar nuevas perspectivas. A este país hay que abrirle nuevas visiones en
torno a la democracia, nuevas posibilidades de la libertad. Regresar a la autonomía
de los poderes públicos. Hablo del restablecimiento de la República Civil. Ése
debe ser el objetivo del momento. Un objetivo que debe estar claro. No hay
salidas de la crisis venezolana sin un cambio de gobierno.
¿Pero
cómo, según usted, se sustituye a Nicolás Maduro? No parece tan fácil…
Mediante las luchas que se están
librando. A esa luchas hay que darles un objetivo claro: decirle con absoluta
franqueza al país que no existe solución posible a esta crisis. Que es una
necesidad existencial regresar a la Democracia. Eso puede lograrse si la unidad
le termina de concretar a todos los sectores un proyecto. Venezuela ha pasado
por situaciones verdaderamente graves en el pasado y ha salido de ellas en paz.
Muchas veces. A finales del siglo XIX, cuando el presidente era Ignacio
Andrade, fue un país a un paso de disolverse. No había gobierno y parecía que
no había país. El pueblo venezolano ha logrado derrocar dictaduras, imponer su
voluntad, entenderse, salir adelante. Necesitamos regresar a la normalidad
institucional, garantizar su funcionamiento con paz social, estimulada desde el
poder. Mientras no salgamos del chavismo no entraremos al siglo XXI. Aquí está
planteada, de nuevo, la disputa entre barbarie y civilización. Los procederes
chavistas son violentos, inciviles. Debemos dotar al país de un ambiente para
el acuerdo y la convivencia. Para eso
necesitaremos del concurso de las Fuerzas Armadas, un cuerpo que es venezolano,
un patrimonio del país que a todos nos pertenece. Que normalicemos nuestras
vidas en una República Civil. Al venezolano hay que ponerlo a soñar sobre la
posibilidad de vivir con dignidad. Yo he venido insistiendo en que el país
necesita un gobierno que gobierne para todos. Hay que reestructurar los
mecanismos democráticos para reencontrarnos como adversarios. Como lo hizo
Mandela, en Sudáfrica, en un ambiente mucho más difícil. También los alemanes
hicieron una sola Alemania y se reunificaron. ¿Porqué no vamos a poder los
venezolanos crear de nuevo una república civilizada, que nos logre meter en el
mundo moderno, sin los errores del pasado? El objetivo hay que exponérselo al
país con claridad: reconquistar la República Civil. Por eso estamos luchando.
Por la democracia y la libertad.
¿Pensó
usted que el chavismo podía entrar en una crisis como ésta?
El chavismo encarna un proyecto
inviable. Mucho más en manos de Maduro. No hay forma de concretarlo. El
resultado es la destrucción de nuestras industrias, el deterioro general de los
servicios, de todo. El intento de crear sociedades al estilo cubano ha
fracasado en todas partes del mundo. No hay un solo modelo rescatable. No hay
solución posible a la actual crisis económica si no hay un cambio de modelo.
Mantener el modelo económico chavista agudizará esta crisis. Se necesita cumplir
la Constitución: fomentar la economía mixta, la inversión nacional y
extranjera, el fomento de capitales nacionales para desarrollarnos; además de
la inversión estatal, de la presencia estatal, decidida, reguladora, para
desarrollar al país. La experiencia la tenemos a la vista en muchos países
latinoamericanos: Uruguay, Brasil, Perú. ¡Así fue Venezuela! Venezuela fue un
país pionero en el continente, el faro de la democracia en la región, el lugar
que le dio cobijo a muchísimos inmigrantes de Europa y de América Latina. Hoy
está destrozada. El índice inflacionario venezolano es el más alto del mundo.
Hay que promover acuerdos.
¿Piensa
usted es que es posible conjurar esta crisis o procurar, en el mediano plazo,
un cambio de gobierno, procediendo de forma pacífica?
El esfuerzo tendrá que ser pacífico,
como ha sido mayoritariamente, como se está viendo, pero claro que el esfuerzo
no es solamente de uno. Aquí hay varios actores en el escenario. Algunos de
ellos pueden ser factores de promoción de la violencia. El problema es
enfrentar eso. Es importante hacer llamados a las Fuerzas Armadas para que sean
garantes de la Constitución y sus derechos.
¿Cree
en el actual marco constitucional o es partidario de forjar una Sexta
República?
Esta Constitución nos puede cobijar a
todos. El asunto es hacerla cumplir, no vulnerarla de manera fraudulenta como
ha hecho el chavismo. Quien se lea los diez primeros artículos de la actual
Constitución puede concluir que ahí está el país con el que uno sueña. Yo
quisiera morir en democracia, en un país como el que está propuesto en esos
artículos de la Constitución Nacional. ¿Qué plantean esos artículos? Pues que
Venezuela es y será para siempre una nación democrática. Es uno de sus
fundamentos. Un modelo federal, descentralizado, con pluralismo político, con
un correcto equilibrio entre la atmósfera privada y la pública. El artículo 328
dispone que las Fuerzas Armadas están al servicio de toda la Nación y en ningún
caso de parcialidad política alguna. Esos artículos disponen la existencia de
la economía mixta, los derechos humanos. Esa Constitución nos puede regir por
un período determinado que pueda servir para unir a los venezolanos,
convocarlos de nuevo, para decirle al chavista:
aquí está nuestra Constitución, nuestra democracia, vamos a ceñirnos a
su letra y sus disposiciones y vamos a honrar el pacto constitucional. Tenemos
que conquistar una Venezuela en la cual podamos, de nuevo, tener un país
normal. En funcionamiento y ambiente de cooperación. No estamos imaginando imposibles.
Las exigencias principales de la sociedad venezolana en este momento hay que
transformarlas en objetivos.
Según
usted, ¿puede el chavismo, desde el poder, hacer lo necesario para conjurar
esta crisis? ¿Piensa que tiene la voluntad, las herramientas, la claridad para
hacerlo?
Intentan hacerlo. Es lo que están
tratando de hacer. La propuesta de diálogo de Maduro está pensada para ganar
tiempo. Es una comedia. ¿Cómo puede haber diálogo con represión, en los
términos en los cuales los plantea Maduro? Centenares de presos, torturas,
disparos a muchachos en la cabeza, ejerciendo de forma brutal la fuerza contra
muchachos desarmados. Es el engaño. Y no se debe caer en ese engaño. El
diálogo, ese diálogo del gobierno, está
agotado.
Si
está agotado, ¿cuál es la salida entonces?
Un diálogo sobre bases reales. Que
hablemos sobre lo mismo, no que engañemos al país usando a unas personas como
instrumento para defraudar a la opinión pública. En realidad, hay que seguir
luchando. Si el gobierno no se sincera y no hace las concesiones que debe
hacer, sobre las bases de la verdad, no tiene sentido dialogar. Ese diálogo de
Miraflores es una farsa total. Estamos debatiendo dos modelos de sociedad y
nadie debe perderlo de vista. Para no perdernos en la politiquería tenemos que
saber que esto es muy serio. No estamos para aventuritas. El país necesita un
cambio de gobierno. Ésa es la verdad. Un cambio de modelo, una transición a
otra realidad, la realidad de nuestra Constitución de 1999. Maduro desperdició
una oportunidad. Pudo haber tomado decisiones económicas racionales y se empeñó
en llevarnos a este despeñadero. Lula fue uno de los primeros que se lo dijo, a
los días de ser nombrado presidente: abrir el abanico del diálogo. No se puede
gobernar un país con la mitad de la Nación en contra. Yo tengo una gran fe en
Venezuela. Una gran confianza. Se van a producir los cambios en el país. No es
un invento: es una exigencia de la sociedad venezolana. En consecuencia, esa
exigencia se cumplirá. La permanencia del chavismo en el poder es la
profundización de la crisis nacional. El elemento clave para comprender lo que
nos pasa es ése: no hay solución a esta crisis, que es de enormes dimensiones,
si no se derrota al chavismo y éste no sale del poder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico