El Padre Luis Ugalde (sj) participó esta mañana en el Encuentro de la
Cámara Venezolano-Americana. Allí reflexionó sobre temas como nuestra riqueza y
nuestra pobreza, sobre la productividad de la empresa y sus premisas
fundamentales y sobre el talento, la educación y la cultura empresarial como
piezas indispensables en un mundo globalizado, dejando abierta una ventana a
las experiencias exitosas en Venezuela.
A continuación, el texto completo de la muy interesante presentación
del P. Ugalde enEncuentro de VENAMCHAM Persectivas
“Estamos en una encrucijada dramática que se debe resolver en
estos meses:concertación o no entre gobierno y empresa privada. Si no hay
concertación a fondo no habrá abastecimiento, ni perspectivas de trabajo
productivo digno. El gran programa social es este; de lo contrario, los
programas sociales serán de emergencia extrema con episodios dramáticos para
subsistir, como en Haití. Ciertamente es necesario que el gobierno entienda
esto y dé el cambio con reconocimiento de la empresa, pero más importante aún
es que lo entienda la muchedumbre en Venezuela para que su clamor sea tal
que el gobierno se vea obligado a concertar y fomentar la empresa
productiva que es cuestión de vida o muerte para 14 millones de
trabajadores y para 30 millones de venezolanos.
Quienes en esta tarea de información y de persuasión deben dar la cara
son los empresarios, sin esconderse ni avergonzarse frente a una población que
ha sido bombardeada durante tres lustros con la idea falsa de que la causa del
problema social es la existencia misma de la empresa privada y por ello
sería necesario el socialismo que la suprime de raíz. Habrá empresas mejores y
peores, pero sin empresa privada no habrá progreso económico, sino reparto de
la miseria.
El trabajo creativo, digno y bien remunerado para 14 millones no
se puede dar sin 120.000 empresas con un promedio de 100 trabajadores cada una
(120.000 x 100 = 12.000.000 y los otros 2 millones empleados en el sector
público) Eso significa una muy profunda transformación de la dinámica
empresarial actual y al mismo tiempo del sistema educativo para formar
productores cualificados. La base de nuestra transformación económico-social es
la Inversión y emprendedurismo creativo de la mano con un sistema educativo
orientado a formar para el trabajo productivo. Esa es la base que
actualmente está negada.
Formar productores y población productora. No sólo los bienes y
servicios que se comercian y consumen son productos creados por la
población, sino también la política democrática y la convivencia social, que no
se dan sin una sólida formación educativa. Educación y producción son
inseparables como las dos caras de una medalla.
Esta necesaria transformación es tan formidable que hasta puede
parecer imposible, pero no lo es si enfocamos el futuro de Venezuela como una
realidad que sale de nuestro talento y creatividad y centramos toda la
educación en cultivar estas cualidades. Para lo cual lo primero es escoger el
buen camino en la actual encrucijada, desechando los falsos cimientos que
durante más de 80 años han sido las bases de la cultura productiva y política
predominantes y envolventes. Los menciono de manera contrapuesta:
1-No somos país rico por poseer un recurso natural valioso, el
petróleo.
2-Somos ricos o pobres de acuerdo a la cantidad de bienes y servicios
de calidad que seamos capaces de producir el conjunto de los venezolanos.
3-La productividad de la empresa es la clave y no puede darse sin buena
gerencia, inversión, tecnología y trabajadores preparados y valorados por su
talento de trabajo y no como “fuerza de trabajo”.
4-Más importante que la extracción petrolera es el arte de la
extracción del talento oculto en millones de jóvenes y niños venezolanos, pues
la sociedad será lo que ellos produzcan.
5-Esto nos lleva a la educación, capacitación, formación y cultura
empresarial y productiva de esos 10 millones de trabajadores. En un mundo
globalizado y sin barreras la medición de los estándares formativo-productivos
hay que hacerla comprándonos con los más avanzados; como lo hacemos en el
fútbol o en el béisbol.
A este reto socio-educativo-productivo no se puede responder
diciendo que eso no nos toca a nosotros, sino que se lo dejamos al
gobierno, pues lo nuestro es la empresa productiva en sí misma y lo
social le toca al gobierno y a la caridad o filantropía. Entregar eso al
gobierno que está radicalmente equivocado, sería una enorme torpeza. Con
educación, empresa y cultura productiva que se nutren del falso presupuesto de
que somos país riquísimo, no tenemos futuro ni presente. Según esa falsa idea
de riqueza y de paso de la pobreza a la riqueza de la gente, el camino es
distribuir lo que ya existe, no es crear la riqueza que no existe. Si se
considera que el problema económico no es producir sino distribuir, el
empresario creador tiene poca importancia, al igual que el trabajador
productivo con su talento puesto a valer, porque erróneamente se
considera que el camino de la pobreza al desarrollo compartido con disfrute de
bienes y servicios de buena calidad no es económico-productivo, sino
político-distributivo.
Lo que está colapsando es este falso supuesto, que no fue inventado en
esta última década y media, sino que subyace en la mente y en la acción del
último medio siglo y ha modelado graves deformaciones culturales e
institucionales. En los últimos 15 años, lejos de corregirlo, este error ha
sido llevado al extremo y al absurdo. Por eso las perspectivas sociales nuevas
hay que enfocarlas sobre otra base.
Este cambio requiere no sólo la absoluta prioridad del sistema
educativo en recursos materiales y humanos, sino que la sociedad entera y
en especial la empresa y la escuela se reencuentren.
Nueva relación Educación-Producción. La cosecha social, económica y
política son productos de nuestro talento cultivado, tanto en la racionalidad
instrumental propia de cada disciplina, como en los valores humanos que dan
norte y sentido a la persona y a la sociedad.
Hace medio siglo se creó el INCE y tuvo méritos y produjo frutos. Hoy
el campo de la formación técnica para el trabajo productivo es bastante
desolador. El número de universitarios ha crecido, pero un alto porcentaje sale
con un título con poco respaldo de contenido y preparación productiva.
En el mes de abril desde CERPE, la AVEC y Jesús Obrero
organizamos un Simposio que tuvo lugar en la UCAB con la participación de un
centenar de educadores en el área de formación técnica que luchan con
crecientes dificultades para la sobrevivencia de una educación poco entendida y
menos valorada. Con apoyo de la CAF (Corporación Andina de Fomento) que busca
incrementar la productividad y competitividad de las empresas latinoamericanas
y la necesaria formación para el trabajo productivo. En el Simposio compartimos
una presentación de la CAF del estudio hecho sobre el panorama latinoamericano
y luego un alto responsable del SENA de Colombia nos presentó la evolución más
reciente y las políticas actuales de de este sistema educativo (tipo INCE)
donde se encuentran en esfuerzo concertado de las empresas, el gobierno y los
trabajadores. En el Simposio se conocieron, compartieron e intercambiaron
entraron en el conocimiento mutuo e intercambio instituciones venezolanas
especializadas en esta área y afiliadas a la AVEC (como salesianas, salesianos,
maristas, La Salle, Fe y Alegría, Jesús Obrero, SUPERATEC, APEP y Universidad
Monseñor Arias y otras). Afortunadamente, también participó el Ministerio de
Educación en la persona de la Directora de Educación Técnica y varios de su
Equipo.
Luego de un intenso trabajo de dos días se llegó a una serie de Conclusiones
y Recomendaciones. En este tipo de educación y su financiamiento hay
dificultades especiales que a veces no son bien comprendidas en el mundo de los
educadores, ni en el propio Ministerio de Educación. Esta es una educación que
necesita profesores ingenieros y profesores prácticos que están muy activos en
las empresas productivas. Estos no son fáciles de conseguir con la
miseria que se paga y a veces no se les permite por no tener el título de
educadores, aunque sean excelentes maestros en su oficio. Este tipo de
educación no puede ser como un apéndice paralelo al sistema ordinario, sino que
hay que colocarlo en el corazón de todo el sistema y con salidas abiertas al
trabajo desde temprana edad, pero también a la continuación de los estudios
superiores. Esta transformación educativa no se puede lograr sin participación
de la empresa privada en el diseño mismo de los estudios, en la selección del
personal y en el financiamiento, con políticas públicas que fomenten la empresa
y la educación para el trabajo.
Ahora estamos viendo el modo de que lo iniciado en este Simposio
continúe.
En estos momentos de pesimismo y de desesperanza en tantos ambientes
nacionales, mis palabras pueden parecer soñadoras con ideas imposibles para
nuestro país. Por eso creo que más importante que alargar mi exposición es
abrir una ventana a las experiencias exitosas en Venezuela; de ellas doy fe,
pues las he visto nacer y crecer. Sólo falta multiplicar por todos los lados
estos modelos y similares donde se dan la mano la educación y la producción en
las personas que se forman y se transforman para cambiar el país. En ellas está
la vida del futuro y la decisión del presente”.
Caracas 13 de mayo de 2015
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