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sábado, 29 de junio de 2019

¿Es conveniente para Curaçao otorgarle un permiso temporal a los venezolanos?, por @alfredolimongi ‏




Alfredo Limongi 28 de junio de 2019

Curaçao atraviesa en la actualidad, por uno de sus momentos más difíciles en términos económicos. De eso no cabe la menor duda. Es por eso que muchos llevan sus manos a la cabeza ante la menor sugerencia de ofrecer una ayuda solidaria hacia los venezolanos que, por grandes cantidades, han llegado a suelo antillano durante los últimos meses.

Pero, ¿es realmente una herejía pensar en estos momentos en ser solidarios con las víctimas de la catástrofe que se vive en Venezuela?

He aquí algunas de las razones por las que sería conveniente para Curaçao ofrecer un permiso temporal de estadía y trabajo para los refugiados venezolanos.

El Fondo Social necesita de más aportes

El costo de los servicios públicos como educación, salud y seguridad en un país como Curaçao es, proporcionalmente, enorme. Para poder financiar estos costos, cada ciudadano en edad productiva paga un cierto porcentaje de impuestos. Mientras más trabajadores aporten al fondo, menor porcentaje debería pagar cada uno de ellos.

Pero hay dos factores en Curaçao que afectan año tras año el balance de este fondo.

En primer lugar, es conocido que la cantidad de población local (nacidos en Curaçao) está disminuyendo. Esto se debe no solo a la emigración de personas a países como Holanda. Se debe también a una baja “Tasa de Fertilidad”, es decir, a que la cantidad de hijos que cada mujer da a luz durante su vida, que es de apenas 1.7 según el Banco Mundial. Este número está considerablemente por debajo del valor necesario (2 nacimientos por cada mujer) para que cualquier país mantenga su cantidad de población estable, sin intervención de factores externos.

Por otro lado, como resultado directo de los avances de la ciencia, la llamada “Esperanza de Vida” local es de casi 78 años, y sigue subiendo.

Si unimos estos dos factores, menos trabajadores locales cada año, financiando la jubilación y los gastos médicos de una población cada vez más grande de personas mayores, tenemos como consecuencia un problema presupuestario.

La mejor manera de balancear estas cuentas, sin aumentar la cantidad de impuestos que paga cada trabajador en la isla, es incrementando el número de personas que contribuyen al fondo. Es decir, cobrándole impuesto a los que no lo están pagando en la actualidad.

El sistema laboral ya está afectado 

Son muchas personas que en Curaçao se oponen a que se les otorgue un tratamiento humanitario a los venezolanos alegando que podrían quitarles sus puestos de trabajo. Sin embargo, la realidad es que la gran mayoría de ellos ya está trabajando en la isla. Solo que, al no hacerlo legalmente, no solo no están contribuyendo con sus impuestos al desarrollo de la economía local, sino que podrían resultar más atractivos para los empleadores.

Por otra parte, la edad promedio de las personas que han llegado desde Venezuela en los últimos años, está entre los 25 y los 40 años. Es decir, gente que ya ha superado la edad escolar y que atraviesa por su momento de vida más productivo. Ideal para que aporten con sus impuestos, sin generar excesivos gastos en términos de salud o pensiones.

Una inyección de productividad

De acuerdo con estadísticas de las Naciones Unidas del año 2015 existe un 3% de población migrante en todo el planeta. Sin embargo, sus aportes combinados al PIB de los países donde residen, es del 9%. Esto es así porque los migrantes, en su inmensa mayoría, son personas muy enfocadas a ser productivas, ya que vienen de convivir con una realidad mucho más dura, que aquellos que viven en países más estables.

Por otro lado, según un estudio estadístico realizado en Curaçao por la Organización Internacional para las Migraciones de la O.N.U., la gran mayoría de los venezolanos que están residiendo en forma irregular en la isla, afirman que no desean ser ayudados en términos de alimentación, vivienda, seguridad o salud. Solo desean obtener permisos para poder trabajar formalmente y así resolver por sí mismos todas sus necesidades.

Otro factor al que las autoridades locales deberían prestar especial atención, es al hecho de que, según la misma encuesta, un alto porcentaje de ellos se muestra dispuesto a retornar al país en cuanto existan condiciones favorables.

En resumen, son personas productivas, enfocadas, que quieren trabajar y que desean volver lo antes posible. Candidatos perfectos para medidas de permiso temporal, tal vez sin acumulación de estadía.

Es costoso mantenerlos fuera del sistema legal

Pero hablemos también de los costos de mantener a los refugiados venezolanos fuera del marco legal de la isla.

Para mantener recluido a cada venezolano en el “Barak de Indocumentados”, según el Ministerio de Justicia local, se requiere de unos 350 florines por día. A esto habría que sumarle la cantidad de recursos policiales que en los últimos meses se han dirigido específicamente a la detención y deportación de inmigrantes.

¿No sería mejor dirigir todos esos recursos y esfuerzos en mejorar las condiciones de seguridad de la isla?

¿No estarían mejor utilizadas las fuerzas policiales en el patrullaje preventivo, antes que en los operativos de control?

Por otro lado, durante los últimos años, muchas organizaciones y países desarrollados, han realizado donaciones importantes para atender el tema de los refugiados venezolanos. Esos fondos han ido a parar principalmente a países como Colombia y Brasil. Esto se debe principalmente, a que esas organizaciones y gobiernos donantes, apoyan los esfuerzos humanitarios que se realizan en esas regiones.

Un buen plan de manejo humanitario hacia los venezolanos refugiados en Curaçao, sin lugar a dudas, podría obtener financiamiento inmediato de distintas organizaciones ligadas al sistema de las Naciones Unidas, así como de los gobiernos más poderosos del mundo.

Es lo humanamente correcto

Esta última razón para establecer un manejo humanitario en favor de los refugiados, es sin duda alguna la razón principal. Es lo que debemos hacer como seres humanos ante personas que huyen de una crisis de tal envergadura.

Las personas que están abandonando Venezuela en la actualidad no lo hacen simplemente por buscar mejores posibilidades. Están buscando la supervivencia propia y la de sus familias, dado que salen de un territorio que, aun sin estar en guerra, presenta todos los males asociados a un conflicto armado.

Hace unos cuantos años, nadie podía imaginar que una situación como esta podría presentarse en un país con tantas riquezas como Venezuela. Sin embargo, en muy pocos años, hemos sido testigos del derrumbe completo de la economía y de todos los sistemas de servicios básicos en Venezuela, así como del dramático deterioro del respeto a los derechos humanos de sus ciudadanos.

¿Está Curaçao a salvo de que un derrumbe similar que, por razones naturales o humanas, suceda en un país como este?

¿Qué se debe esperar de la comunidad internacional en general, y de los países vecinos en particular, en caso de que algo similar sucediera?

Los ojos del mundo están posados en estos momentos sobre Venezuela y su crisis migratoria. Diversos organismos ligados a Naciones Unidas siguen publicando con frecuencia reportes sobre el éxodo venezolano, y Curaçao no es mencionado positivamente en ninguno de ellos.

La humanidad, en sus niveles organizativos más altos, entiende que una crisis como la que viven los migrantes venezolanos, es un problema de toda nuestra especie.

¿Lo entiende así Curaçao?


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