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sábado, 22 de junio de 2019

Sra. Bachelet, venga a clases conmigo por @luisaconpaz



Por Luisa Pernalete


En primer lugar, déjeme decirle que estamos muy complacidos por su visita. No soy de las que habla mal de usted. Se merece todo mi respeto como todos los que trabajan por los derechos humanos de los demás. Y estamos seguros que usted sabe hacer bien su trabajo y, como mínimo, le hará caso a Angelina Jolie: “Nuestra respuesta tiene que ser no cerrar los ojos ante el sufrimiento de los venezolanos”.

Me gustaría que viniera conmigo a cualquier escuela del país: elija ciudad, contexto. Usted es médico pediatra, sabe de niños. Yo soy maestra y trabajo en educación desde hace 45 años, siempre en sectores populares de este país. Me inicié cuando todavía estudiaba en la universidad, en una normal, ¿Se acuerda cuando en América Latina los maestros de primaria se formaban en las “escuelas normales”? Pues en una de esas me inicié yo. Era parte de una institución de educación Popular, Fe y Alegría, que, por cierto, nació aquí y está también Chile desde 2005.

Era una zona pobre del sur de Maracaibo. La segunda ciudad del país. ¡La verdad es que había problemas! Era un “barrio marginal”, así decíamos entonces. Pero recuerdo que los temas que tratábamos en los consejos de docentes eran tales como la mala ortografía de los jóvenes, la poca base de los chicos, el desconocimiento de cosas elementales como los puntos cardinales – yo era profesora de Ciencias Sociales- ¡Imagínese ,“¡qué horror!”, decíamos. Pero nadie faltaba, ni alumnos ni profesores. Nunca nadie se desmayó en alguna escuela por falta de comida, y eran pobres. Nunca escuché un tiroteo, y jamás me asaltaron.

Pero hoy los temas son otros: “¿Qué vamos a hacer con los grados sin maestros? En 3 meses nos ha renunciado la mitad”. Es un asunto fijo: la falta de docentes. Renuncian porque no pueden vivir con el salario asignado. Otro tema: ¿cuántos alumnos están asistiendo con regularidad? A veces se juntan dos, tres secciones por la falta de maestros y porque hay pocos niños por salón. ¡Dan ganas de llorar! El otro día, hablando de esto, lloré con la maestra Ana María, de Ciudad Guayana – ciudad donde trabajé 15 años – “usted sabe, profe, que la mayoría vive cerca. Faltan por la comida. Nosotros no tenemos desayuno ni merienda todos los días… No vienen. Hay salones con la mitad de los alumnos a veces” Para llorar, ¿verdad? Faltan porque no hay transporte, porque no tienen comida en sus casas y hay muchas escuelas que tampoco lo ofrecen; porque no hay agua para lavar los uniformes, porque se van a trabajar…


Otro tema es el de los “niños dejados atrás”. No le explico de qué trata, porque usted sabe a qué me refiero. En junio del año escolar pasado, teníamos en nuestra red de escuelas – 175 en todo el país – 4.444 “niños dejados atrás”; para enero del 2019, menos de un año, la cifra llegaba a 8.903. Tenemos centros con más de 100 casos de este tipo. Sí, es una tragedia. No me pregunte cuántos hay en las escuelas oficiales… Esos datos o no se recogen o se recogen y no se dan a conocer. No quiero ni pensar cuántos tendremos en julio.

Termino con otro tema: las suspensiones de las clases por “órdenes superiores”. Una pregunta, ¿en Chile se suspenden clases cuando hay elecciones? Supongo la respuesta: ¡No! Pues aquí sí. Hace dos años tuvimos 4 suspensiones de una semana en un solo año escolar: octubre, diciembre, mayo y julio. Un mes perdido pues. ¡Derechos versus derechos! Y ¿qué le puedo decir sobre cómo está la situación después del mega apagón de marzo? Pues 5 días sin clase por el tema de la electricidad, y luego, a partir de ahí, por ahorro energético, después de las 2 de la tarde, clases no hay. Es decir, los niños y adolescentes que asisten al turno vespertino no tienen derecho a la educación. Y le comento que en Venezuela, según las leyes vigentes, los derechos de los niños, niñas y adolescentes son Prioridad Absoluta ( Artículo 78 de la CRBV y 7 de la Lopnna) ¿ Qué le parece cómo se entiende este principio?

Bueno, estimada señora, no la molesto más, esta debe ser la carta número 50 que usted recibe a su llegada, yo tengo mucho qué hacer, estamos formando madres para que trabajen en refuerzo escolar, porque lo que la “rutina escolar”, hace años que está alterada, pero este año ha sido peor. Tenemos mucho trabajo.

Si se decide a aceptar mi invitación, avíseme, eso sí, llame temprano porque vivo en el interior, y la luz se puede ir a las 12, o a las 11, o a las 10, como hoy, entonces no tengo internet – no me mande correo – ni tampoco cuente con la telefonía fija de CANTV que tampoco supo administrar el gobierno.

Agradecida por su atención;

Luisa Pernalete
Maestra


19-06-19




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