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viernes, 20 de diciembre de 2019

De Miami a Caracas: cómo el estado de Florida alimenta los bodegones de Venezuela, por @ShayCV_ y @skinosian




Shaylim Valderrama y Sarah Kinosian 19 de diciembre de 2019

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lleva un par de años presionando por la salida del poder del gobierno socialista de Nicolás Maduro pero aún en medio de las sanciones que impone, cada vez más alimentos y golosinas llegan a puertos de Venezuela desde grandes tiendas en el estado de Florida.

Cajas de Nutella, mantequilla de maní o leche de almendras, productos casi imposibles de encontrar hasta hace un año en la implosión económica de la nación sudamericana, se ofrecen ahora en más de un centenar de tiendas que aceptan pagos en dólares y operan en las principales ciudades del país como una válvula de escape que le reduce presión a la gestión de Maduro.

¿Cuál es la razón?

Los empresarios venezolanos se han aprovechado de una silenciosa flexibilización de los controles de precios, cambio y trámites de importación, vigentes desde hace casi dos décadas, para comprar directamente a mayoristas estadounidenses como Costco y Walmart.

Los productos viajan a través de compañías privadas de envíos aprovechando este año una inédita exoneración del 100% de los impuestos aduanales y la exigencia de menos requisitos por parte de las autoridades, según señalaron 11 fuentes entre agentes de aduanas, operadores y empresarios que ofrecen esos artículos.

“Lo que están buscando, específicamente en Estados Unidos, lo pueden conseguir acá”, dijo Héctor Mambel, dueño de una tienda en la pequeña localidad costera de Puerto Cabello y que la llamó “Mini Walmart”, usando la misma tipografía y diseño de la cadena de supermercados en donde compra la mercancía en Miami desde hace un año.

Las operaciones comerciales con compañías en la costa este de Estados Unidos no están prohibidas por las sanciones económicas de Trump, pues permiten que firmas privadas compren alimentos para enviar a la nación sudamericana. Sin embargo, esas operaciones desconciertan a algunos venezolanos acostumbrados a la constante retórica “antiimperialista” del oficialismo.

“No entiendo a este gobierno que habla pestes de los gringos y sin embargo vemos cómo ahora abundan los productos de Estados Unidos en las tiendas y todo se paga en dólares”, dijo Ligia Martínez, una maestra de 38 años, que compró con efectivo en moneda extranjera que le envía su familia desde el exterior.

La abundancia de golosinas, cereales o artículos de cuidado de higiene personal en negocios de delicatesen conocidos como “bodegones” contrasta con los años de escasez de bienes tan básicos como champú o la leche durante la vigencia de controles gubernamentales en buena parte del primer mandato de Maduro.

Fue a fines de 2018 cuando algunos comercios en Caracas comenzaron a ofrecer artículos importados con precios en divisas, una escena impensable bajo el férreo control de cambio que comenzó a relajarse en agosto de ese año.

Desde entonces el número de negocios de este tipo se multiplicó en Caracas y rememora las tiendas en dólares que en Cuba administró el gobierno en la década del 90.

“VENDO TODO”

En un recorrido por la capital, Reuters contabilizó unos 120 nuevos “bodegones”. Están en zonas de clase media así como en el centro y oeste de la ciudad, y superan en número a unos 27 supermercados ubicados en esas mismas áreas, que por lo general venden productos de la industria local y cobran principalmente en bolívares.

En Instagram también se multiplican las cuentas locales que ofrecen alimentos importados y marcan los precios en dólares. “Aquí todo lo que traigo de Miami lo vendo”, dijo bajo anonimato un pequeño comerciante que vende desde hace unos meses por redes sociales, y quien comentó que “ahora hay más competencia, pero igual es negocio porque el venezolano es esnob”.

En al menos la mitad de los más de 100 comercios que visitó Reuters en Caracas fue posible encontrar productos de marcas extranjeras como Members Mark y Kirkland, que en Estados Unidos comercializan dos cadenas mayoristas.

“Nuestros clientes nos piden comprar en Costco o Sam’s Club en Estados Unidos y nosotros importamos lo que nos piden para ellos”, dijo un operador de una compañía de envíos que trae insumos desde Miami a Caracas y tiene pedidos de bodegones de la capital y de otras dos ciudades del país.

La red mayorista Costco declinó comentar para esta historia y el grupo Walmart no respondió a una solicitud de información. El Ministerio de Información de Venezuela, el ente fiscal y las autoridades portuarias tampoco respondieron a solicitudes de comentarios.

Otra consulta se envió sin respuesta al Departamento del Tesoro de Estados Unidos para conocer su opinión sobre estas transacciones.

Muchas empresas importan artículos desde Florida con el apoyo de servicios privados de envíos que buscan por ellos las mejores ofertas para venderlos en las tiendas de su propiedad en el país, según indican las fuentes.

Otros “bodegones” compran a importadores mayoristas, y es por esa razón que deben ofrecer precios en dólares más altos para mantener márgenes de ganancia, por lo que una mezcla para panqueques que en Costco puede costar unos 6,50 dólares se vende entre 14 y 20 dólares en Caracas, dependiendo del número de manos por la que haya pasado.

La exoneración de impuestos está vigente hasta diciembre y en los puertos la carga se moviliza con rapidez, sin necesidad de tramitar permisos sanitarios ni otros documentos, agregan los consultados. Nadie sabe que pasará en 2020.

“Esas importaciones tienen facilidades, todo está exonerado”, señaló un empresario conocedor de las operaciones de envíos de productos a Venezuela.

Algunos operadores creen que el gobierno prefiere permitir la llegada de esta mercancía para abastecer parcialmente las ciudades, una vez que las sanciones han dificultado a entes públicos las compras en el extranjero y las grandes industrias de alimentos producen al mínimo ante la hiperinflación que duplicó el número de pobres en dos años.

“La masificación de esos tipos de productos y comercios se convirtió en una política de Estado para abastecer”, dijo Felipe Capozzolo, presidente de Consecomercio, el gremio que agrupa a los comerciantes.

El nuevo esquema de compras externas permite que productos importados compitan en precios con los producidos en el país, a la par que se masifica pagar con dólares o euros en efectivo en las ciudades. En octubre, 53,8% de las transacciones en las principales ciudades del país se pactaron en billetes en moneda extranjera, según la firma local Ecoanalítica.

Maduro se refirió a los pagos en divisas por primera vez en noviembre y dijo que podría favorecer a la economía. “No lo veo mal (...) ese proceso que llaman de dolarización, puede servir para la recuperación y despliegue de las fuerzas productivas del país”, agregó en un programa de televisión de un canal privado.

Deisy Ruiz, una secretaria de 47 años compra de vez en cuando en bodegones y ese día buscó complacer a su hijo de 20 años por su cumpleaños.

“A él la Nutella le encanta (...) Le compré una pequeña para darle un detallito”, agregó Ruiz.


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