Orlando Viera-Blanco 05 de octubre de 2022
@ovierablanco
La política favorece lo genuino, la gran moral nicomáquea,
la voluntad de sacrificio, spoude y détachemnt [desprendimiento]. El gran líder
debe reconocerse a sí mismo, descifrar sus miedos más profundos…”
Comentan
que se agotó el modelo de izquierdas o derechas liberales [Dixit Padre Ugalde].
Es cierto. Pero vamos un poco más allá. El mundo moderno se juega el rescate de
la democracia [presente sólo en un 25% del planeta/Freedom House] y la derrota
del autoritarismo. Ello supone un talante superior. Aunque las
tiranías no se agotan, la historia evidencia que [los tiranos] caen
irremisiblemente. Y en tiempos de comunicación global una imagen vale más que
un misil, por lo que quien enarbole seriamente la bandera de la justicia, la
paz y la libertad, ganará.
Guaidó precandidato, desafíos y otros…
Los
tres elementos de valoración para lograr objetivos evolutivos de cambio favorable:
i-Capacidad de consenso; ii.-Organización y iii.-Unidad de propósitos […] Un
tema sensible para alcanzar consenso es la condición de Juan
Guaidó como presidente encargado y precandidato presidencial. Una credencial
política que en el contexto internacional, habiendo recibido el apoyo de las
democracias más solventes del planeta como UK, EEUU, Brasil o Canadá, pasa por
una aprobación y comprensión compleja. ¿Puede atenderse y obtener
rédito político, asumiendo un doble rol?
La
oposición tiene el gran reto de redimir estratégica, noble e inteligentemente
la unidad política. Elecciones primarias o consenso. Pensamos
que el consenso, es el mejor camino. Removilizar una disidencia
aletargada y desanimada, demanda juicios certeros. A pesar de que el interés de
participación ciudadana en primarias registra un 51%, validar
y mejorar esas cifras requiere un entendimiento idóneo de la coalición
opositora. Recuperar la confianza de ciudadanos decepcionados es demostrar
acuerdos sensatos que dejen una impronta de concordia, superación de rencillas
y desprendimiento.
Reglas
claras en el proceso de elecciones primarias y sólido acatamiento de los
resultados, también elevaría el termómetro de la credibilidad y movilización.
Pero la sola sospecha que dicha elección culmine en otra suerte
de nuevo alacranato o “derecho de nacer y ser
presidente”, desalentará un nada despreciable índice de voluntad de salir a
votar y elegir [80%]. Unas primarias desaliñadas por paralelismos y
personalismos, serían debut y despedida de una aspiración
presidencial.
La
ansiedad a ser candidato a troche y moche [saltándose a la
torera el evento primario], no necesita gafas para concluir, comporta una
derrota anticipada y una irreparable pérdida de los aliados internacionales.
El
consenso ideal. Cuidado con los auto intitulados.
El
consenso político sería lo ideal. Conduciría a un reencuentro de las toldas
partidistas y facilita el entendimiento con la sociedad civil y otros grupos de
interés [Stakeholder]. El compromiso unitario, organización militante y
factibilidad electoral [elecciones transparentes, justas, verificables y VIGILABLES]
eleva las posibilidades opositoras. Fue un hecho crucial en la victoria de
2015. Actitud grupal que derrota trampas y ventajismos.
La
otra variable es el tiempo. No bastan primarias [que deberían ser a
dos vueltas] o pacto político. Tal concreción debe canalizarse en lo que queda
de año. Al primer trimestre del 2023 ya debemos tener un candidato único.
Estamos tarde. El régimen también juega y podría llamar a elecciones
anticipadas en 2023, agarrando fuera de base a la plataforma opositora.
Guerra avisada…
El
consenso es lo ideal porque evita desgaste. Soslaya poner en
remojo-muy anticipadamente-asuntos complejos como el voto de venezolanos en el
exterior, uso de las máquinas del CNE, riesgos de saboteo, desobediencia y más
disputa, elevando la incertidumbre. Vacilación y dilema es abstención, y
abstención es fracaso. No son especulaciones. Han sido actitudes
recurrentes. El presidencialismo en Venezuela es una enfermedad. A estas
alturas del partido, se respira [o transpira] poca voluntad de pacto político.
Por el contrario, no hay tregua en la competencia disidente. Y la gente lo
huele fatigosamente.
El
consenso envía un mensaje de unidad renovada a lo interno y a
lo externo. Remotiva y reivindica el espíritu de liderazgo favoreciendo los
procesos de articulación partidista, militante y vigilante, dentro y fuera de
Venezuela. El consenso al decir de Betancourt destrona la auto
proclamada universalidad y elevancia. “No profeso ese universalismo de
quienes se autotitulan ‘ciudadanos del mundo’. Antes que todo y primero que
todo, soy venezolano. Siento y pienso como ciudadano. El interés por mi
país lo antepongo, resueltamente al de otra nación [El País. 11 enero
1944]…Diría Martha Stout, evitar los psicópatas de la puerta de
entrada, los inconscientes. Aquellos que, sin remordimiento reinciden
en un mismo error, querer ser presidente obsesivamente o si acaso,
cooperar para dividir. Un flaquito político hace rato
anda en eso.
US,
Canadá, Brasil y Europa.
La
correlación de fuerzas internacionales ha cambiado. Guaidó aún cuenta con
aliados con gran solvencia como EEUU, Canadá, Brasil, UK, Paraguay; Costa Rica;
Francia, Alemania y ahora Italia. La voz de estos actores sigue teniendo gran
peso político. La protección de los DDHH, la ayuda humanitaria, el derecho de
refugio, a la identidad y a la justicia penal internacional más sanciones,
están sobre la mesa. Y seguirán amén de canjes utilitarios en términos de realpolitik. Guaidó
está llamado a atender esa agenda, prioritariamente. Puede ser candidato, si,
pero sin sacrificar alianzas.
El
mundo democrático apuesta a una solución política para Venezuela. En este
terreno, María Corina, Manuel Rosales, Henrique Capriles, Leopoldo LOPEZ,
Andrés Velásquez, Antonio Ledezma, Juan Guaidó y otros aspirantes, deben
reabrir y reescribir los méritos de transiciones políticas ejemplares como la
Chilena, la Española; la Brasileña, Uruguaya o la Venezolana de 1958 [Pacto de
Punto Fijo], evitando el síndrome de la República fracasada como lo fue la
caída de la moderna y avanzada república de Weimar […] Los venezolanos en el
exterior debemos calcar el ejemplo de la diáspora judía, pulmón de nacimiento,
auge y permanencia del Estado de Israel, y dejar de lado seducciones
separatistas, fragmentarias y ponzoñosas. Es consagrar el frente unido
[…] Nuestro gran bastión de apoyo y representatividad es la comunidad
internacional. Perder esa prenda es un peligroso salto con los ojos vendados.
La
política favorece lo genuino, la gran moral nicomáquea, la voluntad de
sacrificio, spoude y détachement [desprendimiento].
El gran líder debe reconocerse a sí mismo, descifrar sus miedos más profundos
que, al decir de Williamson, “es el de ser poderosos más allá de toda
medida, sin cuestionarse por ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso”.
Pero también es luz, al decir de San Agustín, ser capaz de
interpretar correctamente en el tiempo, habiendo transcurrido mucho tiempo, su
mejor tiempo…que es salir a tiempo de la puerta de al lado…por
la puerta del frente, por la puerta grande.
o
es izquierda o derecha. Es conciencia, es libertad.
Orlando
Viera-Blanco
@ovierablanco
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