Venezuela cuenta con 1420 especies de aves, y el estado Carabobo alberga el 40% de estas, incluyendo psitácidos, es decir, loros, guacamayas y pericos. Específicamente en Valencia habitan 12 especies, y entre ellas hay seis que son muy comunes dentro de la ciudad: el Loro Real (Amazona ochrocephala), el Churica o Ala Marrón (Brotogeris jugularis), el Perico Cara Sucia (Eupsittula pertinax), el Periquito Mastrantero (Forpus passerinus), el Loro Guaro (Amazona amazónica) y la Maracaná (Ara severus).
Las seis especies de psitácidos de Valencia (de arriba a abajo, de izquiera a derecha): Maracaná, cara sucia, Periquito, Churica o ala marrón, loro guaro y loro real
Cada mañana bandadas de psitácidos recorren la Gran Valencia, salen desde el corazón de la ciudad rumbo a sus distintas áreas de alimentación, donde pasan todo el día hasta el ocaso, cuando regresan a sus dormideros. Así, estas aves realizan migraciones internas en la ciudad, llegando desde las zonas de las discotecas y los cafés de la Av. Bolívar Norte, de la urbe hasta los diversos Parques: Municipales (Casupo, Fila de la Guacamaya), Nacional (San Esteban), Recreacionales (Negra Hipólita-Peñalver, Metropolitano, Humboldt, Ferial Sur), Jardín Botánico de Naguanagua, Monumento natural (Platillón) y otras áreas verdes aledañas, como plazas y áreas verdes que sirven de espacios de interconexión como el sector de Pira-pira en el municipio Libertador.
Áreas de conservación y recreación de la ciudad de Valencia que sirven de albergue o sitios de alimentación para los psitácidos.
Los guaros y las maracanás
La Maracaná y el Loro Guaro cohabitan en pleno corazón de la ciudad, específicamente entre a Avenida Bolívar Norte desde el Centro Comercial Camoruco, pasando por la Avenida Monseñor Adams, hasta donde termina la línea de árboles, un poco más adelante del antiguo teatro Guaparo. En este espacio se encuentra sembrados unos 550 árboles aproximadamente, donde predominan Caobos (Swietenia macrophylla), Chaguaramo (Roystonea oleracea), Mijao (Anacardium excelsum), Apamates (Tabebuia rosea), Pilones (Andira inermis), Almendrones (Terminalia catappa) y Jabillos (Hura crepitans) entre otras especies.
De acuerdo a censos realizados entre 2020 y 2021, en este sector de la parroquia urbana de San José, el tamaño poblacional promedio de loros guaro es de 421 individuos y 650 individuos de Maracanás.
Loro Guaro. Foto: Frank Espinoza
¿Por qué tantas guacamayas y loros en la Avenida Bolívar Norte de Valencia?
No hay un consenso claro si la gran presencia de estas aves es de origen natural o un efecto antrópico. Si bien es común que los loros guaros han sido una especie sinantrópica, es decir que convive con los humanos, consiguiendo beneficio al estar siempre en el entorno social de nuestra especie. Esto es común en ciudades del centro occidente de Venezuela como Barquisimeto y San Felipe. Por cierto, gracias a los loros guaro es que se acuño la expresión larense “naguara”, que viene de ver una guarada (bandanda) de loros, además guarada al parecer hacer referencia al sonido emitido por ellos.
Avenida Bolívar Norte
No obstante, aunque su presencia sea natural como parte de su distribución, es importante destacar información que hay información suministrada por habitantes del sector Camoruco en la Av. Bolívar Norte, quienes refieren que durante los años 40 y 50 en la zona había muchos árboles de camorucos, y que era común que la gente vendiera pichones loros guaros y maracanás en esta área. Esos pichones eran extraídos de zonas rurales de Valencia y otras poblaciones del estado Carabobo, ya que a muchos hacendados de la zona norte les gustaba tenerlos de mascotas y luego los liberaban, y de allí se formaron pequeñas bandadas que con el pasar de los años se hicieron más grandes.
Maracaná. Foto David Ascanio
Dormideros amenazados
No hay duda del uso de los espacios verdes de la parroquia San José como punto de descanso y dormidero para las guacamayas y loros, y por ello es esencial llamar a los ciudadanos a la toma de conciencia sobre la importancia de preservar este espacio público. Para la década del 90, este espacio de descanso arbolado se extendía desde la avenida Cedeño hasta la redoma de Guaparo, pero con la expansión de la ciudad y la construcción del metro, más de 300 árboles han desaparecido, disminuyendo este recurso para las Guacamayas y Loros en este sector, a pesar de que este bosque urbano estaba dominado por caobas, una especie de planta que se encuentra protegida por la legislación venezolana desde hace más de 40 años.
Avenida Bolívar Norte. Nótese la extensa hilera de árboles en la isla que separa las dos vías.
La reducción del corredor y arbolado ha sido evidente, y por ello es necesario crear una figura de protección para este sector desde la municipalidad, teniendo como norte la conservación de los árboles, no solo para proteger los dormideros de loros y guacamayas, sino también proteger a la ciudad de ser una completa isla de calor.
Necesitamos de cada eco-ciudadano para legar a las siguiente generaciones la presencia de guacamayas y otras aves dentro de la ciudad, recordado que es mejor disfrutar de ellos en libertad.
Tomado de:
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