sábado, 13 de noviembre de 2010

Inquietud por la politización de las fuerzas armadas venezolanas


Por Liza López, para El Diario La Nación de Argentina

Chávez ascendió a un general que dijo que el ejército está "casado" con su proyecto

Chávez ignoró varios procedimientos para premiar a un general .

CARACAS.- Una polémica determinación de Hugo Chávez dejó ayer al descubierto las divisiones que tensan las filas militares de Venezuela. El presidente bolivariano ignoró varios procedimientos castrenses y ascendió anteayer, en un acto transmitido por cadena nacional, a Henry Rangel Silva a general en jefe de las fuerzas armadas.

Rangel Silva, vinculado al caso de la valija de Guido Antonini Wilson, a las negociaciones con las FARC para liberar rehenes y ahora en la controversia del presunto narcotraficante venezolano Walid Makled, había declarado el martes pasado que las fuerzas armadas estaban "casadas" con el proyecto chavista.

"Rangel Silva es un general del pueblo? Lo felicito por su claridad estratégica, política y ética", dijo el primer mandatario, anteanoche, en consejo de ministros al anunciar su ascenso, una recompensa al apoyo irrestricto lanzado por el general.

La polémica, que ha copado los medios durante toda la semana, comenzó con una entrevista publicada en el diario Ultimas Noticias el lunes pasado. "La Fuerza Armada nacional no tiene lealtades a medias, sino completas hacia un pueblo, un proyecto de vida y un comandante en jefe. Nos casamos con este proyecto de país", dijo Rangel Silva, cuando todavía era jefe del Comando Estratégico Operacional, segundo cargo militar en importancia después del ministro de Defensa.

Además de este juramento de lealtad, la declaración en esa entrevista que sensibilizó más a la opinión pública fue la siguiente: "Un hipotético gobierno de la oposición a partir de 2012 sería vender el país. Eso no lo va a aceptar la Fuerza Armada nacional y el pueblo, menos".

Para una gran parte de la población, esto fue un llamado a la rebelión militar en el caso de un resultado distinto a la victoria de Chávez en las próximas presidenciales. Las reacciones internas y desde el exterior fueron inmediatas.

Hasta el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, calificó de "inaceptables" las declaraciones de Rangel Silva. En respuesta, Chávez lo llamo "insulso" y dijo que su cargo era "anodino".

Dos grupos
Para los expertos en temas militares, la politización frontal de las fuerzas armadas venezolanas representa una violación a la Constitución, específicamente a sus artículos 328 y 330, que establecen que son una institución profesional sin militancia política, y que sus integrantes no pueden participar en actos de propaganda, militancia o proselitismo político.

"Esas declaraciones develan el momento por el que atraviesa las fuerzas armadas. La institución está dividida en dos segmentos: constitucionalistas y golpistas", dijo a LA NACION Rocío San Miguel, especialista en seguridad y defensa y directora de la ONG Control Ciudadano.

Lo expresado por Rangel Silva, añadió San Miguel, marca un hito en el proceso de politización de las fuerzas armadas venezolanas, pues ya son visibles las intenciones "golpistas" de algunos militares al desconocer la soberanía popular y la Carta Magna. "Es inadmisible que un general amenace a la población promoviendo una rebelión militar", insistió. La experta recordó que la propuesta de politizar a las fuerzas armadas promovida por Chávez en el proyecto de reforma constitucional de 2007 fue rechazada por la mayoría en aquel referéndum.

Cortina de humo
El vicealmirante y general retirado Iván Carratú Molina es más enfático. "Los militares venezolanos no están casados con este proyecto de Chávez. Más del 90% no está de acuerdo con las declaraciones de Rangel Silva. El no puede hablar en nombre de los 30.000 oficiales, los 20.000 suboficiales y los 50.000 soldados. Eso los tiene muy molestos", dijo a LA NACION.

Carratú Molina, que fue jefe del ejército durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, conoce bien la cultura del cuerpo castrense y sabe que este tipo de declaraciones "atomizan" la cohesión militar. "El militar debe ser neutro por condición. Cuando se introduce un sesgo partidista, se abren hendiduras", señaló el general retirado. Por eso, insistió que en las fuerzas armadas está "prohibido" involucrarse en lo político y expresar públicamente apoyo a una gestión gubernamental.

Con esta premisa argumentó que las declaraciones de Rangel Silva forman parte de una estrategia del gobierno, una "cortina de humo" para desviar la atención de las acusaciones de Makled, el presunto narcotraficante que ha señalado a varios militares de aceptar su dinero para campañas electorales a favor del chavismo. "En Venezuela ningún funcionario, y menos un militar, habla sin permiso del presidente porque lo echan inmediatamente."

A Carratú Molina el reciente ascenso de Rangel Silva a general en jefe le pareció una "aberración", una "violación flagrante a la constitución", pues no se cumplieron los pasos debidos, como el haber participado en un acto heroico en defensa de la nación y haberlo consultado previamente al Parlamento. "No se puede ascender a alguien así sólo porque lo decide el presidente. Hugo Chávez sólo acepta y premia a quienes le son afectos", comentó.

Varios casos ilustran lo expuesto por el vicealmirante. Aquellos miembros de las fuerzas armadas que fueron aliados del presidente y luego cuestionaron su proyecto político fueron destituidos, acusados de irregularidades o encarcelados.

Tales fueron los casos del ex ministro de Defensa de Chávez Raúl Salazar, del general Cruz Weffer y del ex ministro de defensa general Raúl Isaías Baduel, según enumeró Carratú Molina.

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