sábado, 13 de junio de 2020

Lo que la censura se llevó por @infocracia



Por Andrés Cañizalez


La industria del entretenimiento, con Hollywood como meca de este sector, parece atrapada en la lógica de lo políticamente correcto. Si bien es loable que cualquier sector empresarial vele hoy porque se respeten los derechos humanos, y eso debería aplicar principalmente con sus empleados, resulta un exabrupto que se condene a una película de hace 80 años con los parámetros éticos actuales.

Hablamos de la decisión anunciada por la empresa HBO, dada a conocer este 10 de junio, de que ha retirado de su catálogo en línea (streaming) a la película Lo que el viento se llevó, un clásico del cine estadounidense, estrenada en 1939; ya que según HBO, este filme ofrece “una visión idealizada de la esclavitud” y con ello ayuda a “perpetuar estereotipos racistas”.

Que una empresa de entrenamiento mantenga una política de respeto a los derechos laborales, que tenga para sus producciones actuales un código de conducta; por ejemplo, para que las películas de esta época no promuevan el racismo, son prácticas entendibles dentro de una sana interacción entre industria y derechos humanos.

Es muy distinto que, en medio de una ola, en la cual la opinión pública de Estados Unidos está escandalizada por un caso de abuso policial contra un afrodescendiente que le llevó a su muerte, una empresa aproveche tal coyuntura para limpiar su imagen cargando contra una película.

Lo que el viento se llevó no sólo fue una película ampliamente premiada en su momento, sino que a su vez refleja justamente un momento histórico de ese país, ya que la historia en el filme gira en torno a la Guerra de Secesión 1861-65, que justamente tenía como tema principal la esclavitud y el racismo.
El racismo no había sido abolido legalmente en Estados Unidos en 1939, cuando se filmó la película. Más bien era un grave problema en el momento histórico que retrata el filme. De esa forma mal se puede acusar, retrospectivamente, a Lo que el viento se llevó de perpetuar estereotipos racistas o de presentar una visión idealizada de la esclavitud. Es la visión que existía en 1939, sobre sucesos del siglo anterior, no la podemos evaluar con los anteojos éticos de 2020.


Lo políticamente correcto, ¿una trampa?

El presentismo, me ha señalado el amigo historiador Tomás Straka, se trata de tomar el presente como óptica. Sostener que, bajo los parámetros de hoy, es inaceptable un contenido artístico o creativo, o un hecho histórico. Es decir, evaluar el pasado con los ojos de nuestro presente.

Lo correcto, creemos, sería entender que ese pasado, incluyendo toda su producción cultural, se regía por unos parámetros éticos propios de su época, y no de la nuestra. Esto es un asunto clave para podernos acercar, valorar y conservar el acervo histórico y artístico.

La trampa de lo políticamente correcto envuelve a la industria del entretenimiento. Tal vez Hollywood necesita expiar sus culpas por los abusos sexuales que sí se cometieron, y que tienen en el productor Harvey Weinstein un claro ejemplo de lo que debía sancionarse y, sin embargo, se permitió.

Anunciar que se proscribe una película de un catálogo, siendo ésta un clásico del séptimo arte, es una decisión que seguramente traerá consecuencias. Puede ser el inicio de una ola escrutadora para aplicarle medidas de tono similar a otras películas. Si esto ocurre sería sumamente grave.

O puede ocurrir que diversas voces se levanten para hacerle ver a la empresa HBO que ha cometido un error. Que le hace un flaco favor a la lucha contra el racismo al condenar a un filme de otra época, y que la verdadera lucha contra el racismo debe estar en los guiones y producciones actuales.

Se trata, sin más, de aplicar los parámetros éticos de nuestro tiempo a las prácticas culturales actuales.

12-06-20




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